The news is by your side.

Mercasevilla, el último ‘auto de fe’ hispalense

Pepe Fdez
Pepe Fernández*

Según la sentencia conocida el pasado miércoles firmada por la juez de lo Penal número 13 de Sevilla, Yolanda Sánchez Gucema – una desconocida en los medios- no hay pruebas de “amaño”, “confabulación”, ni de “concierto previo” o manipulación del concurso público celebrado hace años con unos terrenos públicos de Mercasevilla. Todos los imputados han quedado absueltos. Entre ellos el que fuera alcaldable y portavoz de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, víctima según se desprende de la sentencia de una especie de premeditado asesinato político en diferido. Así captó su expresión en la vista oral Paco Puentes de El País en la foto que ilustra  este artículo.

Ni un solo culpable ha hallado la Justicia donde, obviamente, parece que no hubo delito, pese a que diez personas han padecido durante ocho años penas muy diversas; de titular, de telediario, de banquillo y de apestado en la cuneta por los compañeros de partido. En definitiva, víctimas de lo que puede parecer una reedición de aquellos  Autos de Fe de la temible Inquisición sevillana, pero en pleno siglo XXI.

La Fiscalía dispone de diez días hábiles para recurrir la sentencia, recurso que tendría cierta lógica si tenemos en cuenta que los fiscales han sostenido las mismas tesis que la instructora Alaya en el larguísimo proceso, pidiendo dos años de cárcel para los procesados y sus condenas por los delitos de los que eran acusados. Si finalmente se animan a recurrir los señores fiscales, aunque solo sea por vergüenza torera, veremos sin son capaces de desmontar los 394 folios de Doña Yolanda Sánchez. Porque de cargarse algo, se tendrían que cargar la sentencia entera.

 

Alarma social tras el fiasco

 

La noticia de las absoluciones de Mercasevilla no está causando indiferencia en la ciudadanía. Más bien todo lo contrario, al menos en la capital política de Andalucía, escenario del supuesto crimen con sus impuestos. Unos se rasgan las vestiduras haciendo especial énfasis en la manipulación política de jueces y fiscales, de la Justicia española en definitiva.

Otros han colocado todos los cañones apuntando contra la instructora Mercedes Alaya a la que hacen responsable, con mayor o menor conocimiento jurídico de quien opina, no solo de una irregular y dilatada instrucción sino de algo más grave: se demuestra finalmente que tenían razón quienes acusaron a Alaya de bailar la música de la banda que dirigía el ex juez Zoido, entonces concejal y SG del PP-A y hoy Ministro del Interior. En el fondo, bien mirado, todos tienen razón para la alarma social que se ha creado y se percibe en la calle. Efectivamente, el aparato judicial español levanta sospechas y recelos por la tutela política que padece y, ciertamente, la magistrada Alaya, hoy en la Audiencia de Sevilla, tiene toda la pinta de haber sido la actriz principal de una obra escrita por Arenas y Zoido hace ocho años y en la que Fiscalía se ha ocupado de la producción del espectáculo, dando validez a todo aquello que ahora se ha constatado falso o no demostrado fehacientemente.

 

Diez inocentes en el banquillo

 

La gravedad de lo sucedido es extrema se mire por donde se mire. Que diez personas, independientemente de sus ocupaciones profesionales y tendencias políticas, hayan sido vapuleadas socialmente – alguno encarcelado- con tanta inquina y crueldad durante tanto tiempo, todo ello bajo la tutela aparentemente imparcial del Estado de Derecho, no es un asunto baladí que debamos dejar pasar como un incidente más en nuestro aparato judicial, que hace aguas a diario.

Necesariamente vuelven a la memoria de mucha gente aquellos autos demoledores de Alaya, que parecían escritos para ser leídos en una tribuna parlamentaria,  cuya publicación siempre coincidía con eventos políticos que afectaban más o menos al PSOE.

De aquellas casualidades de las que tanto se habló para defender las coincidencias, ahora podemos confirmar que fueron más bien causalidades y que, efectivamente, la instrucción de este proceso judicial ha servido, sobre todo, para sostener una guerra sucia del PP de Arenas y Zoido contra el PSOE de Manolo Chaves. Para nada más ha sido de utilidad, más bien lo contrario sin hacemos  constar el gasto millonario que ha supuesto para las arcas públicas la investigación e instrucción del Caso Mercasevilla donde nunca faltaron medios.

Pero reconozcámoslo, la gente de la calle que no entiende de códigos y leyes quiere saber de qué va este el cachondeo judicial Pedro Pacheco, que estás en la cárcel que se está viviendo en Sevilla con las diversas instrucciones heredadas de la Sra. Alaya.

 

Alaya no es la única responsable

 

Que su sustituta en los Eres, Núñez Bolaños, haya llegado a pedir disculpas a través de un auto a imputados que nunca debieron estarlo, nos traslada a un preocupante escenario totalmente surrealista de la Justicia en Sevilla. Una magistrada pidiendo perdón por lo que ha hecho a una colega, algo verdaderamente inédito. Alaya sí, parece que ha dirigido este particular Santo Oficio, pero junto a ella han participado como oficiantes magistrados de instancias superiores que la han amparado y jaleado en sus resoluciones; también la Fiscalía Anticorrupción -la anterior a Moix Blázquez-, que siempre apareció de la mano de la juez suscribiendo sus tesis y los agentes judiciales de la Guardia Civil que entraron cuando Alaya expulsó de sus investigaciones a la Policía Nacional, misterio que a la vista de lo que se interpreta de la sentencia empieza a quedar despejado. Sin dejar atrás al propio CGPJ que solo intervino para defender a la juez del acoso político. Todos sin olvidar  el comportamiento editorial de determinados medios de comunicación. No parece, por tanto, que sea justo poner sobre la cabeza de Alaya toda la responsabilidad de este espectáculo deplorable de la Justicia. Hay más responsables como se ve que, desde luego, debieran de empezar a dar explicaciones de lo sucedido para ubicar fielmente los errores y a sus autores responsables.

Pero eso no sucederá en tanto que el corporativismo reinante en la plaza judicial de Sevilla hace difícil pensar en una autodepuración profesional. Debiera ser el propio Consejo General del Poder Judicial quien tomase la decisión de explicarle a la ciudadanía qué ha pasado en Sevilla con las muy populares instrucciones de la Sra. Alaya, cayendo una tras otra como fichas de dominó, empujadas y  argumentadas jurídicamente por sus sucesores en los procedimientos en marcha.

Solo una investigación exhaustiva del Servicio de Inspección del CGPJ sobre lo que ha estado pasando en Sevilla con estos politizados procedimientos, lograría frenar el descredito creciente de la imagen de nuestro sistema judicial y devolver a la ciudadanía una explicación razonable de algo que a todas luces parece increíble e inexplicable. En resumidas cuentas, se trata de algo tan sencillo como explicarnos cuando la justicia ha actuado conforme a derecho, ¿ con Alaya o ahora con quienes la sustituyeron y echan abajo su conocida tesis sobre pirámides y tramas corruptas? Que lo expliquen Señorías.

 

*Pepe Fernandez es Periodista. Director de Confidencial Andaluz

@Pepe_Fdez