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Miénteme, PSOE, dime que me has esperado

Javier_Menezo
Javier Menezo*

Vaya sorpresa ¿no? Susana Díaz quiere ser Secretaria General del PSOE. Tantas veces cambió y descambió el billete de Sevilla a Ferraz y esta vez ya sí. Decidida. La primera reserva del AVE la hizo ya cuando Rubalcaba. Conociendo a este y recordando aquello, cuando le dicen que ahora él le apoya -pelillos a la mar, el bien del partido, ya se sabe- en su cabeza sonará la música del Exorcista. El Maquiavelo cántabro estará deseando que gane; se acomode en el sillón que él ocupó; sienta por un instante esa mezcla de placer y vértigo; se pregunte ¿por dónde empiezo? Tengo tanto bueno que hacer por este Partido y este país. Y le pase como a él: a los dos minutos una baronesa aporreando la puerta.

Pero bueno, la nave va. Seguidores enfervorecidos la comparan con un tsunami. ¿De dónde sacamos que un tsunami es algo bueno, amigos? Una cosa es llegar a puerto empujado por las olas y otra por un tsunami, que deja el barco hecho unos zorros y la costa destrozada. ¿Traiciona el subconsciente y en ese llegar como sea, la comparación es correcta?

 

¿De dónde sacamos que un tsunami es algo bueno, amigos? Una cosa es llegar a puerto empujado por las olas y otra por un tsunami, que deja el barco hecho unos zorros y la costa destrozada.

 

En octubre compró otro billete. Octubre, aquel octubre que no quiere recordar. Soñó tanto con ser Marco Antonio, llegando a Ferraz. A llorar a César no he venido, sino a enterrarlo.  Confundió el texto y declamó: le quiero muerto. No vean contradicción en afirmar, hoy, querer que “la palabra que nos une sea la de compañero porque serlo es unir tu destino al del otro”. Compañero, te quiero muerto. ¿Cabe más unión de destino?

Entró allí soñando con Shakespeare y acabó en película de vaqueros. Sin abandonar el género y con todo lo acontecido después, podría empezar la presentación de su candidatura emulando a Joan Crawford en Johnny Guitar: Miénteme, PSOE, dime que me has esperado todos estos años. Sería una llamada a las emociones y los afectos.

Es la hora de la democracia sentimental en expresión de Arias Maldonado. Estas serán las primarias del sentimiento. Patxi López tiene poco que hacer. El lado emocional está en los otros dos candidatos. De natural Susana Díaz siempre ha ofrecido imágenes de gran carga afectiva. Abrazo, selfies, que ahora prodigará hasta el paroxismo. Antes dejaba el sentimiento ahí: los saludos de después del mitin y la alusión a una misteriosa señora que le paraba en la puerta – de ahí llegar tarde – y le pedía que fuera fuerte. Lo está llevando al discurso. No es cierto que diga lo de siempre, ya incluye emociones: compañerismo, unidad, ilusión. Lo malo es que polariza el sentimiento. Amada u odiada, todo pasión. ¿Son más los que la adoran o los que la rechazan? De eso depende su victoria y explica su nerviosismo.

 

Podría empezar la presentación de su candidatura emulando a Joan Crawford en Johnny Guitar: Miénteme, PSOE, dime que me has esperado todos estos años.

 

Pedro Sánchez también polariza el sentimiento. A su favor que la polarización incluye también la dimensión arriba y abajo. La gente piensa que quienes le odian, los que le apuñalaron, son las élites temerosas de perder sus privilegios dentro y fuera del partido, quienes estos duros años no han sufrido para mantener su estatus. En definitiva, los que no son nosotros. Ahí Díaz tiene una dificultad. Da imagen de apoderada de las élites del Partido y de perenne. En las democracias occidentales triunfan nuevas personalidades vistas como outsiders. Ahí le gana un Pedro Sánchez, cesado de malas maneras y empujado con aún peores, hasta que dimitió.

Frente al outsider apoyando en un equipo capaz de hacer un Programa sin el autobombo de los redactores de las ponencias de la gestora, Díaz se rodea de grandes socialistas. Grandes en un momento y un tiempo que no es este tiempo ni este momento. Y tiene a Zapatero. Que si, que vamos a reivindicar su legado -parte, solo parte, la primera parte- pero es que ya se ha envalentonado y se prodiga en declaraciones. A ver ¿no quedamos en que nunca, nunca debes juntar negar y crisis en la misma frase? Pues nada, que niega la crisis de la socialdemocracia y dos días, pero dos días, después, se estrella el socialismo holandés.

 

Y tiene a Zapatero. Que si, que vamos a reivindicar su legado -parte, solo parte, la primera parte- pero es que ya se ha envalentonado y se prodiga en declaraciones.

 

Y, Patxi, es lo que tiene, no despierta emociones. Presume de no provocar odios. En la era de la política afectiva, si no despiertas odio, seguro que tampoco amor. Uno de sus hombres en Andalucía me dijo que ellos son más de razones que de emociones. Si no me dio un patatús en ese momento, ya no me da. La gente no quiere razones, no desea que seas hábil retorciendo el lenguaje, desea sentir que eres uno de los suyos, y por eso puede confiar en ti.

Total, que ahí seguimos. Queda menos para que el largo tiempo de la sede vacante acabe. Se recogerán avales. En Andalucía ella más que nadie. Llevan nombre y apellidos. ¿Tendrá tantos votos como avales? ¿Están entre ellos quienes hacen cálculos para el día después? ¿Quiénes están ya economizando elogios para el sucesor en Andalucía, sabedores de que gane o pierda, su tiempo entre nosotros se cuenta más en pasado que en futuro? Tiempo habrá de hablarlo y será apasionante.

 

*Javier Menezo es Abogado. Letrado del SEPE (INEM). Militante de base del PSOE

@javimenezo