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Modelo Policial y Blanca Fernández Ochoa

El caos es de tal calibre que es imposible que los mandos de Policía y Guardia Civil no lo vean.

 

Desaparece la medallista olímpica Fernández Ochoa, se denuncia en Policía Nacional, aparece el coche en Cercedilla y hay que realizar una búsqueda en zona rural, territorio asignado por ley a Guardia Civil  que tiene unidades específicas para ello.

 

La Policía debería haber dejado esa tarea concreta de la búsqueda pero se niega y exige dirigir el operativo porque es su competencia. La Guardia Civil tiene que aceptarlo y actúa con deslealtad. Se celebran reuniones conjuntas y por separado de cada cuerpo policial. Al ser encontrado el cuerpo por un agente libre de servicio de la Guardia Civil avisa “a los suyos”, y antes de informar al responsable del operativo envían a personal de criminalística de “los suyos”, guardias civiles. La Policía Nacional decide que el rescate del cuerpo lo hacen ellos con su helicóptero, aunque los de rescate son de Guardia Civil. Y envían al GEO, Grupo Especial de Operaciones, hombres preparados para morir matando en situaciones extremas a recoger un cuerpo que lleva varios días muerto. España en estado puro. Un esperpento.

 

Hay muchos ejemplos más. David Pla, nº1 de ETA, durante meses controlado por Policía, es detenido por Guardia Civil despreciando el sistema de coordinación donde constaba tal seguimiento. Como las pruebas eran de la Policía y no las aportó por la actuación agresiva de Guardia Civil, quedó en libertad. Comando etarra en gasolinera Alcalá de Guadaira, Sevilla, detenido por policías uniformados con riesgo para sus vidas, al no haber informado Guardia Civil que los seguía al sistema de coordinación. 11M. Los perros antiexplosivos de Policía habían agotado su tiempo de eficacia, la Guardia Civil ofrece los suyos y la Policía lo rechaza, usando perros antidroga simulando seguir buscando explosivos que no podrían oler. 25 de diciembre de 2003, detenidos dos miembros de ETA que pretendían atentar con mochilas/bomba en tren con llegada a Atocha desde San Sebastián. Uno consiguió dejar el paquete en el tren. Se dejó continuar porque entre San Sebastián y Burgos todo era territorio de la Guardia Civil. 90 pasajeros con sus vidas expuestas por la rivalidad corporativa.

 

Mientras esto ocurre, los mandos son valorados por las identificaciones y cacheos masivos indiscriminados de policías bajo sus órdenes en la vía pública, incautando droga para consumo propio, sancionadas con 600 euros la primera vez y 10.000 la segunda en virtud de la ley “Mordaza”. Dirigen toda la acción a esto porque les reporta estadísticas positivas. Que haya miles de llamadas al 091 sin atender cada mes no es negativo para los mandos. La ciudadanía abandonada y sin seguridad y la policía trabajando para sus jefes. Hay que ponerse en la situación de quien reclama ayuda policial y no la recibe, o de quien, con un salario de 800€/mes, portando una dosis para fumar en su domicilio le sancionan con 10.000 euros, como está ocurriendo en Murcia. Una aberración que la clase política ignora porque están a sus manejos y mamandurrias,

 

El caos es de tal calibre que es imposible que los mandos de Policía y Guardia Civil no lo vean. Y eso lleva a muchos profesionales de ambos colectivos a creer que no es casualidad este dislate con el crecimiento de la seguridad privada donde muchos de estos mandos encuentran después acomodo. Unos se van discretamente. Otros incluso aparecen antes de irse entregando medallas policiales al empresario que lo contrata. De las fuerzas de seguridad les preocupa cuando dan un palo a un independiente violento, que eso sí que está prohibido. Abandonar a la ciudadanía o abusar de ella forma parte del decorado en este país.