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Morir matando

Jesús Mª Gascón/ Opinión.- Era sólo cuestión de tiempo. Desde que la pasada semana la policía detuviera al alcalde de Granada, todos en el PP se había puesto manos a la obra para lograr convencer a José Torres que lo mejor para él y el partido es que dejase la alcaldía y con ello evitar la pérdida de la misma.

A todas esas presiones, José Torres siempre contestaba que no era el momento de hacerlo y que había que esperar al día 12 de mayo para conocer cuáles eran las imputaciones del juez, y una vez conocidas decidir si había motivos suficientes para presentar o no la dimisión. Sin embargo el anuncio por parte de Luis Salvador de abrir conversaciones con el PSOE para formalizar una moción de censura, hizo que este mismo lunes desde el PP nacional, entrasen las prisas y se llamara al todavía alcalde para exigirle la dimisión bajo la amenaza de ser expulsado del partido en caso de resistirse.

La respuesta entonces no pudo ser más contundente, Pepe Torres aceptaba irse del ayuntamiento siempre y cuando Sebastián Pérez, su máximo enemigo dentro del partido también lo hiciera, atrás quedaron sus súplicas de aguantar hasta conocer las imputaciones del juez. En poco menos de 72 horas el alcalde había cambiado las prioridades, pasando de querer defender su honor a presentar un ultimátum pidiendo la cabeza de su presidente y compañero de corporación. Ni que decir tiene, que la propuesta del alcalde cogió desprevenido a Martínez Maíllo, Casado y hasta la mismísima secretaria general, María Dolores de Cospedal…quienes ante la amenaza de Hurtado telefonearon a Sebastián para comunicarle que en su mano estaba poder intentar parar la moción de censura, y con ello ofrecer a Cs las cabezas que Salvador llevaba tiempo pidiendo, eso sí, ofreciendo un tres por dos, como si estuviéramos en plena oferta de una gran superficie comercial . De esta manera el PP pierde tres concejales, pero lo grave del caso es que se ha sentado un mal precedente al aceptar  que un alcalde, por mucho alcalde que haya sido y por mucha historia que tenga dentro del partido, chantajee de tal manera exigiendo, la cabeza del que él considera su máximo enemigo dentro del PP granadino. Con su exigencia está claro que Pepe Torres ha decidido salir por la puerta atrás del partido, ese partido al que debe todo lo que ha sido en política y abriendo un nuevo cisma cuyas consecuencias a estas horas son imprevisibles. Sobre todo si al final el PP pierde la alcaldía de Granada.  A eso se llama morir matando.