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Mucho ruido para tan pocas nueces

Luis Yáñez-Barnuevo García

Exdiputado del PSOE, eurodiputado y secretario de Estado de Cooperación Internacional

El título de este articulo pretende salir al paso de la desaforada propaganda podemista que empezó hablando de conquistar el cielo “por asalto” para prometer la mayoría absoluta en las elecciones y ahora, con hábil dialéctica que sus adversarios le reconocemos, tratan, un poco ya a la rebaja, de condicionar el futuro de España con solo 69 diputados de los 365 con que cuenta el Congreso español. Por supuesto no niego que el paso de la nada a la situación que tienen ahora supone un salto cualitativo importante pero han podido comprobar que España no es Grecia ni Venezuela, como ellos creían hasta hace bien poco.

Soy de los que opinan que el parlamento surgido del 20D va a ser fatalmente ingobernable o, dicho de otra manera, será casi imposible que de él salga un gobierno con garantía de estabilidad y continuidad. No tardarán mucho en surgir voces sensatas que digan que estábamos mejor con el bipartidismo imperfecto que ha dirigido este país en el periodo más brillante de su historia, de 1977 a 2015, especialmente durante los gobiernos de Adolfo Suárez y sobre todo de Felipe González.

[blockquote style=»1″]Y Ciudadanos es un partido de aluvión del que solo conocemos a Albert Rivera y de cuya financiación (empresas del IBEX-35?) no se sabe gran cosa.[/blockquote]

O sea, que sería inteligente que en lo nuevo que viene no nos separáramos mucho de lo bueno del periodo anterior y sepamos distinguir el grano de la paja. Las cosas no son necesariamente buenas por nuevas sino por eficientes. Uno de los graves errores de los emergentes fue considerar mala la transición democrática del 77 al 82, que fue a todas luces un éxito incuestionable de donde surgió el mejor periodo de toda la (traumática) historia de España.

Creo que para construir algo sólido a partir de los resultados del 20D, los nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, deberían renunciar al revanchismo, a los ajustes de cuentas y sobre todo a reinventar la historia. Tienen que mirar hacia dentro y arreglar sus casas respectivas, porque lo que llaman los medios Podemos es hoy un galimatías de siglas y gentes muy diversas (Mareas, Compromís, anticapitalistas, En Común, etc) cuyo desenvolvimiento en el Congreso está por ver. Y Ciudadanos es un partido de aluvión del que solo conocemos a Albert Rivera y de cuya financiación (¿empresas del IBEX-35?) no se sabe gran cosa.

[blockquote style=»1″]No descartemos que el PP se vea forzado a presentar a otro u otra candidato/a presidente/a. El impresionante batacazo electoral del PP (pasar de 186 a 122 diputados) debilita mucho sus opciones. Veremos.[/blockquote]

Siguiendo con los “nuevos partidos” tengo la idea de que no van a seguir contando permanentemente con el apoyo incondicional que los periódicos, cadenas de radio y televisión les han prestado porque “eso vendía”, y por tanto interesaba empresarialmente. Esa parcial e injusta actitud mediática que ha ensalzado mas allá de lo razonable a Podemos y Ciudadanos, y ha hundido a partidos que tenían representación parlamentaria en las Cortes anteriores, como UPyD e IU, no va a permanecer en la nueva etapa por razones obvias.

Contra todo pronóstico, el PSOE, que ha sufrido la mayor campaña de acoso y derribo de ambos lados del espectro, no solo ha resistido el embate sino que ha superado ampliamente a su rival directo, Podemos, en votos y sobre todo en escaños. No es pequeña la victoria, porque a partir de ahora cualquier acuerdo nacional con Podemos situará al PSOE en posición de ventaja y a Podemos en posición subordinada. Fíjense en el reciente ejemplo portugués. Los adversarios del PSOE, como ya ocurriera otras veces, tienden a infravalorar el calado y la profundidad de los más que centenarios apoyos con los que cuenta y contará el PSOE. Por ejemplo, en estas elecciones ha desaparecido del mapa un partido histórico que tenía cincuenta años, el Partido Andalucista de Rojas Marcos y nadie lo ha resaltado. Pues bien, eso nunca le ocurrirá al PSOE.

Sin duda, le corresponde al PP, primer partido electoral, intentar que su candidato sea elegido presidente en la sesión de investidura. Pero hagan cuentas: no lo tiene nada fácil. Y además, Rajoy se ha ganado en estos cuatro años la antipatía (política) de todos. No descartemos que el PP se vea forzado a presentar a otro u otra candidato/a presidente/a. El impresionante batacazo electoral del PP (pasar de 186 a 122 diputados) debilita mucho sus opciones. Veremos.

Luis Yáñez-Barnuevo, del PSOE.