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Nada será igual

Ya nadie se acuerda, pero aún me resuenan en los oídos las risitas y los chistes malos que le hicieron – Alfonso Guerra entre ellos- a Soledad Becerril, cuando fue nombrada Ministra de Cultura.

Me ha emocionado, y mucho, ver a las ministras esta mañana prometiendo sus cargos. El gobierno con mayor presencia femenina de nuestra historia, ya era hora. Ha sido como un abrir ventanas y dejar pasar aire fresco a los viejos salones.  Y si, nada será igual a partir de ahora, o nada deberá serlo, porque los gestos y las presencias son referentes que marcan. Cada vez hay más mujeres y mejor preparadas, en todos los sectores, en todos los oficios y gremios. Con bagaje a sus espaldas, con idiomas y, lo más importante: sin miedo.

Sin miedo a no saber. Sin miedo a no servir. Sin miedo al qué dirán. Sin miedo al “pero que haces tú ahí”. Sin miedo a rendir cuentas, a exigirlas y a pagarlas. Sin miedo al “esa vida no es para ti, mira que es muy sacrificada”. Sin miedo al “para esto hay que tener un par” (ya saben,  la dialéctica testicular tan propia de los machos alfa). Sin miedo a tener, una y otra vez, que demostrar que se está porque se vale y punto.

 

Y es que estaban ahí, pero había que saber “verlas”, identificarlas, valorarlas. Ya, ya sé que no son las primeras, faltaría más, pero precisamente porque ha habido antes unas cuantas, hoy pueden estar todas éstas.

 

Ya nadie se acuerda, pero aún me resuenan en los oídos las risitas y los chistes malos que le hicieron – Alfonso Guerra entre ellos- a Soledad Becerril, cuando fue nombrada, gobierno de Calvo Sotelo, Ministra de Cultura, la primera de nuestra etapa democrática.

En tiempos de Soledad, cuando nombraban alguna ministra, era ministra… única. De entonces ahora ha llovido y han llevado carteras muchas otras, hasta hemos tenido una vicepresidenta. Pero once de diecisiete es una mayoría tan abrumadora que sienta, sin lugar a dudas, precedentes mucho más allá de la mera composición de un gobierno. Y, ojo, que no se trata solo del número, sino de la calidad de las responsabilidades que asumen: Economía, Hacienda, Justicia, Defensa, Industria, Empleo, Sanidad, Medio Ambiente, Educación, Presidencia y, claro, Igualdad. No les han dado las “marías”, no. Voilá.

 

Después de esto ¿quién va a seguir manteniendo aquello tan falso y tan viejo de: “es que no encontramos mujeres para el puesto”? Al oculista, oiga.

 

Me cuentan que,  hace tiempo, le sugirieron a un asesor de la presidenta Díaz que se atrevieran a formar un gobierno mayoritario de mujeres, a lo que éste contestó que esa posibilidad sería una barbaridad impensable y difícilmente asumible. Pues si quieres arroz,… toma dos tazas. Qué oportunidad perdida,  ahora le adelantan a toda máquina. Faltó visión, como para tantas cosas.

Curiosa y feliz coincidencia en el tiempo, hoy será ratificada Soledad Gallego-Díaz, como directora de “El País”. Acierto pleno. Prisa trata de recuperar clientela volviendo a sus esencias. No hay dudas sobre la valía de Sol, que ya fue en su momento adjunta a la dirección –  , pero le llega tarde el nombramiento. Aunque sea tarde – mejor que nunca-  me alegro y mucho porque la admiro, aprecio y respeto. Hace años tuvo la generosidad de participar en mi tesis doctoral    (“Mujer y poder en los medios españoles”) en la que llegamos a curiosas y devastadoras conclusiones. Desde aquí,  le deseo toda la suerte del mundo. Otro referente. A ver si espabilan los medios.

 

Junto con Encarna Samitier (20 minutos) y Ana Pardo (El Público) a estas alturas del siglo XXI serán – contando a Sol Gallego- Díaz- solo tres, las mujeres que dirigen medios nacionales, y eso que superan el 50 % en todas las redacciones…

 

Termino como empecé, reconociendo mi emoción al ver a las ¡once-ministras-once¡  prometiendo sus cargos esta mañana. Mujeres fuertes, seguras, comprometidas y muy preparadas. Me alegra saber que ya hay una nueva generación  de mujeres a las que les van a sobrar ejemplos donde mirarse. Es su tiempo, tomen nota.