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Nessus dorma, nadie duerma

Javier_Menezo
Javier Menezo*

Puestos a escoger una imagen símbolo del día después, me quedo con la de Susana Díaz en la Estación subiendo al AVE. Pero no al de Sevilla a Madrid, para el que tantas veces anunció tener billete. No. El trayecto en dirección contraria, la vuelta a Sevilla. Imagino la escena: ¿Lo quiere de Ida y Vuelta? pregunta el de la Agencia. No, solo vuelta, gracias, responde ella.

Había ojeras esa mañana en su equipo. ¡Nadie duerma! ¡Nadie duerma! También tú, oh Princesa, en tu fría habitación miras las estrellas. Canta el aria de la opera Turandot, que termina optimista: Al alba venceré. Llegó el alba y quiso vencer. Nada de dejarlo para el día siguiente, ahora había prisa.

En esa noche en la que nadie dormía, reunida con afines, especialmente los que no habían podido encontrar una excusa, acarició la idea del plan B. Las primarias son muy de participación directa, pero el Congreso del Partido es aparato. Habría que elegir delegados, tocaba ganar las agrupaciones para que docenas de leales obtuvieran plaza y atornillarán allí al “Secretario general electo”. La luz del día rompió la ensoñación. Si la distancia entre Sánchez y ella hubiera sido menor, si él no tuviese el respaldo de más de la mitad del voto, si la militancia cansada no empezará a ver con antipatía tanto tactismo. Demasiados condicionantes.

Más importante era volver a casa. Como esas vacaciones en que te dejaste una ventana abierta y al volver está todo manga por hombro. Así está la casa del Sur. Urgía  cortar el avance de la rosa roja sanchista, un 40% del voto, como 40 puñales. Si les daba tiempo a organizarse podrían en apuros a la rosa blanca. La nueva guerra de las rosas en versión meridional. Recuerdo, porque estaba allí, el Congreso de Griñán en Almería. El 30% de voto crítico pareció a Susana Díaz un terrible mal. Normal que quiera atajar ese peligro que acecha, donde antes era placidez. Para colmo de males, surgen, como en toda victoria, los dispuestos a acudir en auxilio del vencedor. La costura se rasga en la propia casa.

 

Ojalá lo haga (el congreso regional) en Sevilla y en un descampado con sus 47 grados.

 

Bien, el que da primero da dos veces. Convocado Congreso regional para final de julio. Cuando cae esa canícula infame que vuelve a la gente loca y capaz de cometer atrocidades y hace que las páginas de sucesos, en verano, sean tan cruentas y variadas. Pues ahí. Ojala lo haga en Sevilla y en un descampado con sus 47 grados.

En su necesario reparar el castillo no debe temer tanto a las huestes pedristas como a los aliados. La idea inicial, ir a la confrontación agrupación por agrupación, provincia a provincia, y llevar el mayor número de delegados posibles, demostrando fuerza y poder, se ha desactivado por la acción unilateral de cada uno por su cuenta. El férreo control se resiente en las derrotas, y el reparto de los delegados se consensua. Hagamos de la necesidad virtud, una vez más, se dijo. Libertad a las Agrupaciones para llegar a acuerdos. Libertad que ya se habían tomado.

 

Los militantes dijeron que no aceptaban el lugar que les habías reservado, el de pegacarteles. Tus leales tampoco el que les deparas después de haberles prometido el ascenso.

 

La demolición acelerada del modelo ideado por la Gestora a mayor gloria de la Candidata, toca ya al grupo parlamentario y llega a las ponencias del Congreso. Decenas de enmiendas iguales, presentadas en cada Agrupación las condenan. Al elaborarlas excluyeron a la mayoría, a los “nada”. Ahora los nada, que redactaron su propio programa las moldean hasta que representen el nuevo PSOE. El para nada echado de menos Díez, gurú económico de Díaz, presentó el programa económico de la gestora con esta frase: “Siempre habrá un socialdemócrata a su lado, y en caso de que no se puedan levantar, nos tumbaremos con él.” El renacido socialismo no quiere tumbarse, lo que desea es levantarse.

Al final, Susana, desde el lejano cariño, permite el atrevimiento de un consejo: cuídate de la canícula de julio. El control del tiempo no es lo tuyo. Para compensar la lentitud de antes, corres ahora. En Alicia, el señor Conejo corría como un condenado. ¿Para qué? Para permanecer en el mismo sitio. La posibilidad de ser Secretaria General Federal despertó, en muchos, el sueño del movimiento de escalafón. Desde Jaén a Huelva, desde el Partido a las Instituciones que controla. No será fácil decir que deberán permanecer en su lugar y es el final de la historia. Sabes lo que pasó cuando tu idea de ganar era la de que no sobraba nadie, no, pero cada uno en su sitio. Los militantes dijeron que no aceptaban el lugar que les habías reservado, el de pegacarteles. Tus leales tampoco el que les deparas después de haberles prometido el ascenso. Algo tendrás que hacer.

 

*Javier Menezo es Abogado. Letrado del SEPE (INEM). Militante de base del PSOE

@javimenezo