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No, no tiene gracia

¿Dónde radica el gracejo, la moraleja, la gracia de semejante asunto? No, no tiene gracia.

 

¿Sonarse los mocos es gracioso? ¿En qué consiste la gracia? Si en la calle, un comercio, parada de autobús, en el metro… alguien se suena los mocos ¿nos parece gracioso? Si en vez de con un pañuelo lo hace con una servilleta de papel ¿añade alguna gracia al hecho mecánico que comporta dicha práctica humana? Si se usa una sábana ¿eso sí añade gracia? Y si es una bandera de una nación ¿eso pasa de un asunto fisiológico a ser gracioso? ¿Dónde radica el gracejo, la moraleja, la gracia de semejante asunto? No, no tiene gracia. Aunque parece que un sector de pijosprogres de salón, hijo/as de papá o sociolistos acomplejados lo consideran gracioso, o simplemente se apuntan a la opinión del buenísmo, del todo vale, del buen rollo… de lo políticamente correcto para un sector de la política y los medios de comunicación que quieren cambiar las reglas de la convivencia y el respeto, sonarse con la bandera de un país, de cualquier país, es una ofensa gratuita, un acto sucio, impresentable y maleducado. Usar el humor para ofender con asuntos que no tienen ninguna gracia, ni inteligencia, ni moraleja, ni situación que lleve a la risa, ni mensaje (¿o sí?; ¿en este caso, el mensaje es gracioso por ser la bandera de España?). Una ofensa a millones de personas no es graciosa. Las ofensas a los símbolos, nacionales, religiosos o de otra índole son una catetada de patanes, un acto ridículo, de baja estofa, pendenciero… pero no es gracioso.

 

Y si es una bandera de una nación ¿eso pasa de un asunto fisiológico a ser gracioso? ¿Dónde radica el gracejo, la moraleja, la gracia de semejante asunto? No, no tiene gracia.

 

Una sociedad que ve gracioso sonarse los mocos con la bandera de la nación, la que cubre los féretros de sus soldados y policías cuando mueren en acto de servicio está enferma. Una parte de esa sociedad, la que ve gracioso ese acto, que suele coincidir con la que acude a oír a una terrorista hablar de fascismo, una asesina confesa de nueve personas por colocar una bomba en una cafetería, evidencia el grado de miseria moral y sectarismo mental que permite alcanzar la condición humana. Alguien que ha defendido imponer su modelo de sociedad stalinista, una dictadura sin derechos individuales, con tiros en la nuca y bombas va a hablar de fascismo a una gente que llevan 40 años o toda su vida viviendo en democracia. Una democracia con instituciones corrompidas, con muchas cosas por mejorar que acredita su podredumbre moral permitiendo hablar de fascismo a una asesina de varias personas inocentes. Evidencian quienes acuden a oírla una catadura moral infame además de una descomunal ignorancia. El alcalde de Zaragoza, que le sede un local público para hacerlo, se autocalifica con ello.

Una TV pública que recibe a terroristas de ETA condenados por la comisión de crímenes que dicen no arrepentirse de ello y son aplaudidos por el público presente no merece seguir existiendo. Otro terrorista (de Terra Lliure) que mató a un empresario adosándole una bomba en el pecho participa en actos públicos demandando la independencia sin que se les caiga la cara de vergüenza, ni al asesino ni a sus cómplices en las instituciones catalanas. Familias en Barcelona haciéndose fotos con Otegui, autor, encubridor y cómplice de asesinatos como si fuera un héroe, un tipo que nunca denunció un crimen (ni el de Hipercor en Barcelona), exigen una imprescindible y urgente intervención del Estado para erradicar esas malas hierbas, ese cáncer social que supone este tipo de comportamientos que atenta contra el interés común de la ciudadanía. Sí, erradicar, extirpar, exterminar esas prácticas filoterroristas de apología del crimen de esta sociedad es la única actuación posible para protegerla de contaminación e impedir que, como el organismo humano con sus defensas naturales rechazando los virus que infectan y pueden enfermarlo, la sociedad reaccione por sí misma contra esos discursos que son una indignidad contra las víctimas y sus familias. Y a veces esa reacción social supone el crecimiento de ideologías extremistas que cuestionan hasta la democracia por permitir esa basura.

 

Familias en Barcelona haciéndose fotos con Otegui, autor, encubridor y cómplice de asesinatos como si fuera un héroe, un tipo que nunca denunció un crimen (ni el de Hipercor en Barcelona), exigen una imprescindible y urgente intervención del Estado para erradicar esas malas hierbas…

 

El mismo desprecio merece el miserable comportamiento de esos falsos patriotas de hojalata, los que se llenan la boca de España y las muñecas de pulseras con la bandera de una Patria a la que roban a diario con sus actos, usando la enseña y el patriotismo para tapar sus correrías y corruptelas. Estos hacen algo mucho peor que sonarse los mocos con esa bandera porque roban a quienes ella representa. Ni con unos ni con otros se construye un país que respete los derechos humanos (laborales, civiles, políticos, sociales…) ni se crea una sociedad limpia, decente, la que se vislumbraba tras la llegada de la democracia y que nunca llegó.

Cientos de empresarios y políticos han robado a manos llenas, impunemente, durante décadas en este país mientras pedían a los pobres que se apretaran el cinturón. Se sonaban los mocos en la bandera. Presuntos socialistas como González hoy multimillonario sin que, como Bono y otros se conozca la procedencia de su riqueza, siguen desde su pedestal de salarios obscenos queriendo dirigir al rebaño. Prácticas que se podían esperar de Aznar, Rajoy y los representantes de la derecha y el capital pero que fueron asumidas también por los presuntos socialistas españoles. Y así nos va. Dos aviones y un helicóptero, más toda la flota de coches que irán por carretera para recogerlos allí y desplazarlos 500 metros, usará este Gobierno presuntamente socialista para ir de Madrid a Valladolid, a una hora de AVE. Esto es sonarse los mocos con muchas banderas. Quien nunca se sonó los mocos, metafóricamente hablando, con la bandera de su país fue el socialista, este lo es sin presunción porque lo ha demostrado con sus actos, José Mujica, que sigue viviendo en la misma casa que antes de ser presidente.

 

Dos aviones y un helicóptero, más toda la flota de coches que irán por carretera para recogerlos allí y desplazarlos 500 metros, usará este Gobierno presuntamente socialista para ir de Madrid a Valladolid, a una hora de AVE.

 

La sociedad que queríamos construir se desvió por el camino de las mentiras, la manipulación, la Casta política parasitaria y corrupta, el cinismo, la hipocresía y la ausencia de control de los poderosos. PP y PSOE están retratados en estos 40 años y UPodemos ha evidenciado mucha prisa por subirse al carro de la Casta política.

Hay que cambiar el paradigma del funcionamiento de la política, las bases de la formación cívica de la sociedad desde la escuela y ser intransigentes con los corruptos, los que mienten, los sectarios, los que quieren vivir del cuento de la política toda la vida, los falsos patriotas, los falsos socialistas, los que pretenden imponer sus ideas desde el poder con el pensamiento único en política de drogas, prostitución, derechos de la mujer o modelo de sociedad, entre otras. Cada pueblo alcanza el destino que se merece. Una sociedad donde alguien crea un esperpento sonarse los mocos con el símbolo de su ciudadanía y donde sus políticos, empresarios, jueces, policías… no se suenen los mocos metafóricamente con la bandera explotando, mintiendo, impidiendo o vulnerando derechos de la ciudadanía. Esa sociedad es posible.