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Onda Jaén, crónica de un cierre anunciado

El alcalde ha anunciado que el cierre es definitivo y que se ofrecerán nuevos puestos a los empleados.

 

El pasado 6 de agosto, cuando las llamas que habían arrasado los despachos de dirección y producción de la nave en la que se encuentran los estudios de Onda Jaén aún humeaban, el alcalde, Julio Millán, se apresuraba a mostrar su apoyo a los trabajadores, lamentando lo ocurrido. Veinticuatro horas después, su concejal de Personal ya filtraba la intención de aplicar un ERTE a los 44 trabajadores que han dado vida a este servicio municipal hasta que se interrumpieran las emisiones por el siniestro.

 

Pero el ERTE es una medida que no se puede aplicar en la administración pública y los trabajadores de Onda Jaén no son empleados de Inditex o El Corte Inglés. Son trabajadores del Ayuntamiento de Jaén y, por lo tanto, empleados públicos. Además, el proceso por el que se les subrogó blindó sus condiciones laborales y derechos, haciendo innecesario cualquier otro procedimiento adicional para el acceso al puesto de trabajo en el Ayuntamiento.

 

A pesar de las advertencias de la autoridad laboral, la Consejería de Empleo, y de la propia Asesoría Jurídica del Ayuntamiento, con el pretexto de “ganar tiempo”, según reconocieron los concejales de Personal y de Presidencia, se presentó el expediente que inadmitiría el delegado de Empleo en la provincia de Jaén el 29 de agosto.

 

Los trabajadores de Onda Jaén habían ganado una primera batalla, pero sabían que la guerra sería larga. El objetivo principal a batir por los políticos, el servicio público que representa la radiotelevisión municipal.

 

Tras la creación de la empresa que la gestionaría a finales del año 2000, Onda Jaén comenzó a emitir en pruebas en julio de 2001 y tuvo su estreno en sociedad en septiembre de ese mismo año, en una gala que ya dejó huella en la capital por la imponente puesta en escena del nuevo medio de comunicación. Fue en ese preciso momento en el que el PSOE de Jaén se fijó la meta del cierre de la televisión que el entonces concejal de Urbanismo, Miguel Segovia, había ideado para contrarrestar el monopolio mediático socialista en la provincia.

 

De manera similar al modelo de la Junta de Manuel Chaves, la empresa pública recién nacida se nutrió de profesionales del sector y de jóvenes empleados que comenzaron a hacer radio y televisión en un ambicioso proyecto, pero el control político mermó la imagen de Onda Jaén que, aún así, “se salía” -como reconoce un trabajador del medio- cada vez que llegaba un evento relevante.

 

En 2007, con el cambio de gobierno municipal, Onda Jaén sufrió el primer envite. El PSOE puso en marcha su plan para acabar con el medio de comunicación público, tratando de licitar el 49 por ciento de la empresa pública para incluir capital privado. En la práctica, entregar el control de la mitad del medio a empresas privadas afines. La defensa que hicieron entonces, como ahora, los trabajadores, y problemas legales, hicieron fracasar el intento, mientras las vías del tranvía se abrían paso en la ciudad al mismo ritmo que los socialistas veían desangrarse su masa de votantes.

 

Con estos precedentes y después de años en los que Onda Jaén ha seguido cumpliendo su función de servicio público, a pesar de las críticas a su línea editorial politizada, los trabajadores se mostraban ilusionados ante el cambio de gobierno local, después de que José Manuel Higueras, concejal de Cultura y responsable del servicio de la radiotelevisión, afirmara en una reunión con la plantilla que “no hemos venido a cerrar Onda Jaén”. Pero cada vez se ocultan menos las voces del entorno del PSOE jiennense que reconocen que era su objetivo: cerrarla.

 

Con el pirómano aún sin detener y después de más de tres meses de angustia para los trabajadores y sus familias, campañas de desprestigio de los profesionales del medio y ataques con datos falseados y mensajes tergiversados, el alcalde ha anunciado que el cierre es definitivo y que se ofrecerán nuevos puestos a los empleados, lo que podría conllevar una modificación sustancial de las condiciones laborales de los afectados. Decisión ésta apoyada en un informe externo, encargado a un despacho y cuya contratación ha sido objeto de reparo por parte de la Intervención Municipal. De no aceptar, “de cabeza a un ERE”, comenta el mismo trabajador para Confidencial Andaluz.

 

Pero como ya avanzó este periódico hace semanas, los trabajadores de Onda Jaén están curtidos en los juzgados. La mayoría ha contratado a un prestigioso bufete madrileño, dirigido por un jiennense formado en el despacho de Garrigues Walker. El resto ha hecho lo propio con la asesoría jurídica de Comisiones Obreras y otros, con un tercer abogado de la tierra.

 

Los sindicatos rechazan de plano lo que consideran como un “trágala” por parte del gobierno municipal de PSOE y Ciudadanos. Los trabajadores, que ya han presentado una demanda por falta de ocupación efectiva y por vulneración de derechos, advierten de que no cederán si se siguen vulnerando sus derechos o se pretende socavar lo que incluso han conseguido mediante sentencias en el Supremo.

 

A todo ello hay que sumar la reacción social a favor de Onda Jaén, un elemento con el que los gestores municipales no contaban y la lucha sin precedentes que mantienen los empleados de Onda Jaén, con la convocatoria de concentraciones, reuniones sectoriales y presencia en la calle. La pasada semana, sin ir más lejos, presentaban 13.000 firmas pidiendo el restablecimiento del servicio público. La crónica del cierre anunciado no termina aquí. Continuará.