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Orgullo ¿De qué?

“De lo único que hay que enorgullecerse es de una buena memoria”

Los dos sudábamos al vernos. Era un arco tenso saludarnos. Trataba excitado, hasta una erección violenta sin escrúpulos de encontrarle algún fallo, para disuadirme, aquello no era para mí… en la tersura de su piel, los pliegues de las camisas mal planchadas, el color sucio de sus zapatos deportivos con calcetines  ejecutivos, algo…

Fallas ortográficas, cuando no acertaba a encontrar palabras para eludirme

 

Le veía  en la bruma del insomnio, recordaba noches azules donde un tren se desplazaba con pitido en off, llevándome lejos de ese cuarto desapacible, esa soledad mojada entre las piernas, las axilas…

Contrastando con la resequedad de mi lengua , el descaro de sus respuestas negativas en el lenguaje del silencio exacto, tácito como los dedos de un cadáver encontrado en una vertiente. Los cafés, las cervecitas, las fiestas de fin de año ratificaban constantemente mi desencanto.

Nunca acabaría por gustarle, es más, su trabajo obligatorio para justificar su sueldo funcionario, lo adopté como mío, hacía lo imposible por llamar su atención. Nunca sirvió para abrir esa puerta blindada de su corazón domiciliado en su bragueta exuberante…

Hice lo posible por detener el impulso secreto de no acercarme.

Lo veía con novias ágiles de palabra, cinturas anchas, vestidos pintados a mano.

Y no dejaba de preguntarme: Orgullo ¿De qué?

 

¿De pasarme horas inventando situaciones con él a mi lado? ¿Politizando cualquier conversación para estar diez minutos seguidos con él? Sabiéndolo del PP, pobre de derechas y amante del pelotazo. ¿Orgullo de arrastrarme, de vivir dentro la palmera de mi timidez cual egipcio escarabajo picudo…? ¿Haciendo el trabajo de caerle bien como una promesa desesperada hecha a un santo de pueblo?

Orgullo inverosímil y delirante, reinventándome, hablando fantasiosamente de supuestas mujeres y lo bien que es una vida calculada, estrecha hasta la decencia.

Más bien vergüenza que orgullo, era lo que carcomía esa parte del estómago donde en vez de mariposas comenzaba a sentir nauseas, indigestión, el mal trago constante de su dosificado desprecio.

Mucha vergüenza. No tenía argumentos para acercarme y tocarlo, respirarlo, volver realidad, esa fantasía sin daño de los desafortunados en el amor y el juego que viene a ser lo mismo.

Un equinoccio descansando de esa vehemente, demente obsesión, terrible desear sin ser correspondido, me hubiera puesto a razonar, a no seguir esa huella luminosa, envenenada del amor unilateral.

Mierda de orgullo

Después de un verano de llamadas ocultas y planeados encuentros en el Mercadona de su barrio, descubrieron en la oficina que había robado presupuesto a su favor …Aunque sus amigos lo habían limpiado de polvo y paja, puse el pecho declarando una culpabilidad llena de orgullo y valor añadido. Quería por fin pagar mis insomnios, y se enterara, que aún canalla, lo quería.

La mejor prueba de amor es el sacrificio, lo asegura la Biblia.

Nadie me creyó en la oficina, conocían al verdadero culpable. Tampoco nadie se lleno de orgullo humano y conversó conmigo para que lo desenmascarara.

Él mismo en su orgullo herrero de macho alfa, sonrió ufano, cínico hasta las trancas. En el ascensor dijo que con ese acto de sacrificio había constatado el pedazo de maricón que era yo. “Nunca te tocaré, nunca estaré desnudo frente a ti, este pollón jamás entrara por ningún de tu orificios, ¡Maricona!”

Una vez embargados mis pocos bienes, el infarto fulminante que dejó callada para siempre a mi parlanchina madre.

La vergüenza de enfrentarme a tribunales, cansinos y frenéticos interrogatorios. Funcionarios de prisiones, feos como olor de pies. Mi mal amor se transformó en lo que siempre acaba: ¡ODIO!

Allí en la biblioteca del penal (seis años de prisión, nueve meses y un día, multa por prevaricación y hurto) lo inscribía en los Portales Chat Gay posibles.

En Osos Legañosos, en Hurones Putones, en Lobos Solidarios… o Sados Asados, en Hetero busca Hetero, en Bisexuales Frenéticos, en Gay Armario (Ikea Gay), Gay Esclavo, MusculocaHambrienta.com, Nunca Frenes hasta que me Preñes, Bareback Seminario, ChivitoalBordedelPrecipio.es, PrepuciosUnidos.com

Esperé, esperé como quien siembra un árbol de aguacate sabiendo que fructifica seis años después.

Cuando me dieron la libertad entendí que había hombres buenos y malos. Me habían regalado, algunos sexo y ternura otros. Éramos presidiarios aunque mucho más libres que los señores de las oficinas, las iglesias, los uniformes militares, los jugadores de futbol y el paraíso de las corbatas.

Aprendí gratamente, el placer libera, lo único sucio es manipular el juego»

Solté mi timón, salí mejor que cuando entré, mi voz se hizo sonriente y la tarde previa a la libertad entendí que es superior la cantidad de presidiarios  fuera de la cárcel, realmente la peor cárcel es el miedo a ser uno mismo.

De él me enteré, gracias a mis anuncios, que había ligado, se había divorciado y en el Gay Pride de Sevilla (Calle Reyes Católicos, cinematográfico contraluz de Junio).

Había brillado, fascinado y bailado en tanga de cuero: “Sobreviviré”  de Gloria Gaynor.

Ya, ya sé, este orgullo me llevó por mal camino. Nadie tuvo la culpa, aunque la escopeta de mi tito Luis el cazador de Gines es algo grande: Alkartasuna Armas de Fuego S.A. …

Voy a dispararle. Será a la cabeza porque este rezago de amor lo librará del sufrimiento. Un solo balazo entre sus bellos e intensos ojos.Irá disfrazado de Leónidas en la Batalla de las Termópilas, lo ha confesado en Facebook, Instagram, Twitter y hasta en Linkedin

Nos haremos Trending Topic, para no comprometerlo gritaré: “Alá es Grande” y ¡A la mierda…! 

 

El mundo está plagado de despistes

Las calles me agobian. Aquí la libertad está condicionada por tu edad, tu dinero, tu pertenecía social, tus relaciones políticas, tus índices de consumo.

La cárcel es el lugar idóneo cálido y seguro para seres como yo.

Por fin redimiré la palabra orgullo. 

  • Exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los propios méritos, por los cuales, la persona se cree superior a los demás.

        «los hijos, a los que entregó su vida, ahora la pagan con ingratitud, desatención y orgullo»

  • Sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano a uno que se considera meritorio.

       «el hasta ayer obispo se despidió en un sencillo acto en el que expresó su orgullo por haber presidido la diócesis»

 

No me juzguen malamente, cargar con casi mil nombres para castigarme por mis apetitos me ha agotado. Simplemente soy como cualquier ser humano. A unos lo bueno les hace daño, a otros lo malo, los mejora…