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Ortografía

Clara Guzman
Clara Guzmán

Hay que ver la que se ha liado porque en los carteles de la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía de Córdoba ha aparecido una falta de ortografía. Vamos, como si eso fuera un crimen de lesa humanidad en los tiempos del a ver por haber y viceversa. Y además qué quieren que les diga, que yo no veo la falta por ninguna parte.  Además tampoco le vas a exigir  a los delegados de Educación de las provincias que sepan más de las cuatro reglas. Total, donde se manda es en la capital de la autonomía y ahí sí que hay que estar bien reglado para cuando pasan lista.

¿Que ha aparecido escrita la palabra excolarización? Pues normal. Normal en un país de viejos (usted se creerá un chavalote con sesenta, pero las estadísticas dicen que es viejo y si lo coge un becario de 20 años dirá que es un anciano) sí, de viejos. Tan viejos que para el curso que viene nada más que en Sevilla desaparecerán un chaparrón de aulas. Pues es lo suyo que escriban ‘excolarización’; o sea, que ya no hay escolarización, que pasó a la historia; que aquello de dónde vas con el cabás,  a la escuela con mi abuela, forma parte del Pleistoceno.  La abuela, el cabás y la escolarización. Niños no hay, clases tampoco. Más clara no puede ser la Junta de Andalucía. Más clara y más sutil.

Las equis, como la de excolarización, son misteriosas; bueno, misteriosas o tenebrosas, a elegir, sobre todo desde que dejaron de ser monopolio de las quinielas y pasaron a formar parte del sobrenombre de algún político o de una serie de televisión.

Paco León, el actor sevillano, decía el otro día en una entrevista que hay gente que se excita con las faltas de ortografía. Hombre, yo tampoco voy a acusar a la Junta de Andalucía de incitar a la gente a excitarse, pero, oye, a lo mejor es una estrategia para tenernos a todos contentos y que sigamos votando.  Ya saben, dame excitación y dime tonto. Dado que el personal mayoritario está en edad provecta y no todo el mundo tiene la suerte de que se le declare amorosamente Mario Vargas Llosa, prócer de las letras, pues vamos a contentarlo tirando de  “erotismo cultural”. Y eso sin necesidad de leer el último libro del novio de la Preysler, “Cinco esquinas”, que lo venden como subido de tono, porque eso son ya palabras mayores y hemos empezado hablando de menores y tampoco hay que coger tanta confianza. Y de la letra con sangre entra ir pasando, así como quien no quiere la cosa, a la mala ortografía nos hace una puesta a punto, siguiendo siempre con la sutileza demostrada por la  Junta de Andalucía.

Las equis, como la de excolarización, son misteriosas; bueno, misteriosas o tenebrosas, a elegir, sobre todo desde que dejaron de ser monopolio de las quinielas y pasaron a formar parte del sobrenombre de algún político o de una serie de televisión.

Claro que una equis puesta donde no se debe puede cambiar incluso el curso de la historia. De la escolar, en este caso. A ver ahora cómo le explicas a los niños, y sobre todo a los padres, que al no haber excedente de criaturas hay excusas más que suficientes para que la Junta de Andalucía excolarice; es decir, no escolarice. O sea, que venga a ser como el moderador que no modera buen moderador será o sin necesidad de irse Campo (Vidal) a través, el presidente del Congreso que no pone orden ni siquiera en Iglesias ( y con Iglesias hemos topado) que lo mismo expone tuteando que “usteando” y que le falta equipaje para bregar con el cargo y con el desaforado personal, buen presidente del Congreso será.  Pues vamos a seguir excolarizando, porque, como usted bien sabe, el excolarizador que excolariza buen excolarizador será.