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Otoño político andaluz

No es difícil, pensar que tanto a Díaz como a Ciudadanos les interesa el pequeño adelanto electoral.

Hala, pues ya estamos en septiembre. El último día de agosto desayunaba cerca del trabajo, al lado de un alegre y juvenil grupo de albañiles. Es lo que tiene haber pasado una crisis, que no ves ya un mayor de 45 años en el gremio. Hablaban del bloque que estaban haciendo y que ni ellos ni ninguno de los presentes en el bar nos íbamos a poder permitir. Y después, del Valle de los Caídos. Todo esto a gritos, que somos España. 

Uno deseó que, cuando abrieran la tumba, saliera un Franco disparando con una metralleta. Está claro que el albañil era hijo de los videojuegos. Lo curioso es que el resto del bar se animó y opinase que ya estaba bien con el rollo de Franco, que lo dejaran en su tumba, que ya estaba muerto. No soy tan rotundo. Me gustan las series de zombies y la política, por eso nunca doy por muerto a nadie. 

No obstante, como niño que fui durante el franquismo y, por lo mismo, el único de allí que coincidió en vida con el General, me creí autorizado a decir que, en un lugar donde todo el mundo había muerto en la guerra, no quedaba bien que estuviera alguien fallecido 40 años después. Y que, de alguna manera, había influido un poco en la suerte de los allí enterrados. Todo esto con mucha prudencia, que parecían un poco susceptibles. Otro de los albañiles me espetó: tu debes ser oficinista. Imagino fue su forma de acusarme de élite liberal.

 

Total, concluyo, trascendiendo el ejemplo. Llega el otoño, los partidos andaluces se aprestan a prepararse para las elecciones y la izquierda debería escuchar a la calle, donde se está creando un caldo de cultivo para un pensamiento alternativo que puede augurar que en próximas elecciones estemos otra vez lamentando la incongruencia de la clase obrera que vota a la derecha.  

 

Habría que ofrecer, no solo enterrar el siglo XX (o desenterrarlo) sino un futuro y, por favor, no sea identitario, que tengo la cuestión nacionalista aborrecida. 

Pero eso no le ocurrirá a Susana Diaz, que entiende la calle (el interior de su partido, de allende Despeñaperros, quizás algo menos) No tendrá rivales. Ni a derecha, ni a izquierda ni a centro ni dentro -dentro de su partido, para confeccionar las listas, digo- No es difícil, pensar, por ello, que tanto a Díaz como a Ciudadanos les interesa el pequeño adelanto electoral, y de ahí la cosa esa de no apoyaré los presupuestos si no quitas aforados.

Ciudadanos y el PP no buscan-aunque afirmen lo contrario-ganar al PSOE. Lo que buscan es tener claro quién es su electorado. Se disputan un mismo votante potencial, especialmente en las ciudades. Son tiempos revueltos, de ahí la necesidad de Ciudadanos de aclararlo pronto. ¿Hay un voto urbano que se inclinaba por el PP porque no existía esa opción liberal y como moderna? ¿Sigue activo el resentimiento de los votantes conservadores que han visto expulsado al PP del poder y no dejan de culpar de ello a Albert Rivera? Pues lo dicho, todo eso dejarlo claro cuanto antes.

 

Ver por dónde anda el elector. Como un ensayo para lo que debe venir después, las municipales, más autonómicas, y las generales.

 

Y al socialismo andaluz le pasa algo similar. Sus oponentes bastante tienen con contar a los suyos como para lanzarse a atraer a los otros. Puede ofrecer al elector tranquilo la idea de que las cosas mejoran. Hay una tasa de paro del 23%, que es mucho, y que los políticos que viene a apoyar a sus candidatos no dejarán de recalcar. Sin darse cuenta, que la gente ya lo sabe, sabe que aquí el paro siempre ha sido mucho más alta que a nivel nacional. Lo han descontado. No les impresiona, porque hace cinco años, además, estaba en el 37%. 

 

Falta, lo último e imprescindible. El control interno del socialismo andaluz. La victoria del sanchismo ya ha dado todo lo que podía dar.

 

Un inciso. Pensaba yo ¿no es curioso que los que han llegado a algo con el sanchismo andaluz ya estuvieran en alguno de los momentos anteriores y, en el caso de Almería, todos los protagonistas ya lo fueran en la caída del entonces secretario general en 2011?

 

Y ahí vamos, adentrándonos en el otoño. Pienso en Almería capital, la pica en Flandes del sanchismo. Sobre la ciudad, Susana Díaz debe estar repitiéndose la frase de Parsifal: La espada que te hirió acabará sanándote. La espada es el 39 Congreso y sus reglamentos. Reuniones, rumores, más reuniones que se acelerarán en septiembre. Nadie dice que, llegado el momento de la decisión de los militantes, solo haya una lista de concejales sometida a su voto. Caben más; una de unidad para superar la fractura interna con unos de aquí y otros de allí. Los que obtengan más votos, con ellos, se haría una lista. Bueno ya el orden lo decide la candidata ¿Pero cómo justificar excluir a unos o introducir a otros que no fueron tan respaldados por los militantes? El otoño se presenta más caliente que agosto.