_María del Carmen, ¿tú sabes que el jueves me invitaron por teléfono a un mitin?
_¿Por qué teléfono?
_Por el fijo, niña.
_¿Y eso?
_Mira, eran las cuatro y diez de la tarde. Yo estaba dando mi cabezadita, porque tú sabes que yo no hago siesta de pijama y orinal…
_Al grano, María Auxiliadora.
_Y sale una voz de muchacha diciéndome que Errejón quería que fuera a su mitin. El muchacho ese de la generación del “petit suisse”, pero que él era alérgico. Tú me entiendes…
_El comunista, niña.
_Será comunista, pero me ha llamado a mí que soy una señora de los Remedios de toda la vida.
_Es que ya no hay ideologías, niña.
_¿Entonces, qué es lo que hay?
_Intereses.
_¿Como en los bancos?
_Más o menos.
_Pero yo me animé, porque oí algo de Vox. Que iba a ir Vox o algo así.
_No, María Auxiliadora. Es que lo hacían en la Sala Box de la Cartuja.
_Con la de sitios que hay en Sevilla para que vaya un comunista a dar un mitin y se va a Vox. Eso es hacerle la competencia a los otros.
_Que no, niña. Que es Box, que en español es caja.
_Entonces era para estar en consonancia con estos días que nos ocupan.
_Toca madera, niña.
_Luego me di cuenta que era una máquina. Porque me dijo que si quería volver a oír el mensaje le diera al 1. Que si quería que se pusiera al habla alguien del partido, le diera al 2 y al 3 si no quería saber nada de ellos.
_Eso es lo mismo que cuando te llama María del Rosario porque le ha fallado su pareja para jugar a las cartas…
_Es que cuentas y no acabas, porque luego no quiere saber nada de mí en todo el año.
_Ahí voy. Que los políticos lo copian todo.
_Que lo plagian, niña.
_Es que ser original es muy arriesgado.
_Y tiene su peluseo.
_Vamos, que hay que trabajárselo.
_¿Pero cómo iba a ir al mitin avisándome con dos horas de antelación?
_No te daba tiempo a arreglarte.
_Ni a encajar al nieto, porque según el cuadrante me tocaba.
_¿Sabrán estos políticos que los ciudadanos también tenemos obligaciones?
_Más…
_¡País!