El envejecimiento laboral andaluz
Andalucía tiene 414.000 parados más que hace diez años. El 13,50% superan los 55 años, cuando en 2008 eran menos del 8%.
La semana pasada comentamos aquí los datos de la Encuesta de Población Activa del primer trimestre y dejamos -escribo en plural cuando, en realidad, soy un grupo unipersonal- para tener esta semana un análisis, siquiera rápido, por edades.
Unos datos, por recordar y situarnos. Andalucía tiene una tasa de paro del 24,74%. Es superior en diez puntos a la de hace 10 años, pero inferior en doce a la de 2013. Todo hace prever que, a partir de ahora, esa reducción continúe de una forma más moderada.
Esos son las grandes cifras que deja la EPA, que tiene, además, muchos otros datos interesantes, como la distribución por edades.
El mercado de trabajo andaluz envejece y la barrera que separa las tendencias podríamos situarla en los 35 años.
Empezando con la población activa, aquellos que trabajan o buscan empleo. En estos diez años ha bajado en los grupos de edad que llegan hasta los 35 y subido a partir de esa edad. Los jóvenes entre 16 y 19 años que estaban en el mercado laboral en 2008, suponían el 3,25% de todos esos activos, e iba subiendo cada año. Hasta ese. La crisis ha retenido en el sistema educativo a muchos de los que cumplen la edad laboral. Lo que no es malo. Hoy los activos en esa franja de edad suponen el 1,21% del total.
El caso es que, en diez años, la población activa andaluza ha aumentado en 144.000 personas, consecuencia del crecimiento entre los mayores de 35 años, que suben en 652.000. Sólo entre 45 y 55 años hay 300.000 activos más. Los menores de 35 años trabajando o buscando empleo, por el contrario, caen en algo más de medio millón.
Las personas con contratos indefinidos, normalmente mayores, fueron de los últimos en abandonar los empleos o los conservaron. Y se fueron haciendo mayores. Para que luego la canción diga que diez años no es nada. Hay medio millón de trabajadores andaluces mayores de 55 años y son 153.000 más que en 2008. Les siguen los de 45 a 54, que aumentaron en otros 150.000. Los de 35 a 44 apenas suben en 9.000. A partir de ahí encontramos que el mercado laboral andaluz ha perdido 350.600 trabajadores de entre 25 y 34 años y otros 232.000 menores de 25.
Nos vamos haciendo, pues, una idea del futuro. Hay menos trabajadores precisamente del grupo de edad que empieza, o debería empezar, a formar familias. Que más que por la cosa de la familia es porque, al formarlas, gasta: pisos, electrodomésticos, ropa, viajes… Es decir, crea empleo y al emplearse cotiza, y durante muchos años.
Mira por donde que, por contraste, hay miles de andaluces que se jubilarán en los próximos diez años. Otro grupo, aún más amplio, entrará en el último tramo de su vida laboral. ¿Les han venido a la mente las pensiones?
Pues bien, Andalucía tiene 414.000 parados más que hace diez años. El 13,50% superan los 55 años, cuando en 2008 eran menos del 8%; otro 24% tiene de 45 a 54.
Y para el final ¿Cómo no? el paro. Los desempleados también envejecen y, al hacerlo, sus posibilidades de encontrar trabajo descienden. ¿Qué es lo que más le ayudaría a encontrar un empleo? Esta fue una de las cuestiones que se planteó en un estudio publicado en 2011 por el centro Heldrich de la Universidad de Nueva Jersey tras dos años de seguimiento al mismo grupo de parados. La respuesta más numerosa fue: ser más joven. No creo que, formulada ahora, la pregunta encontrase una contestación diferente.
Pues bien, Andalucía tiene 414.000 parados más que hace diez años. El 13,50% superan los 55 años, cuando en 2008 eran menos del 8%; otro 24% tiene de 45 a 54. Es decir, son igualmente parados con dificultades que se van haciendo mayores. Hace diez años eran el 15%. El colectivo de parados ha ido envejeciendo. Cuatro de cada diez tienen más de 45 años ¿cuáles son sus posibilidades de emplearse?
Y este es el panorama. Casi la mitad de los parados andaluces tiene grandes dificultades para encontrar empleo debido a su edad. Entre los que trabajan, dentro de otros diez años, un tercio de ellos estará jubilado o a punto de hacerlo. Y, quienes pueden tomar el relevo laboral -o de cotizar, que es a lo que vamos- son cada vez menos. Lo que no significa, no vayan a creer, que así habrá menos paro. Podremos tener muchos jubilados, puestos de trabajo sin cubrir y, al mismo tiempo, una alta tasa de parados porque no tengan las capacitaciones que esos nuevos empleos requieran.