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Patxi López ¿jaque a la Dama?

Juanma Vidal2
Juanma Vidal

La designación del socialista Patxi López como presidente de la Cámara Baja no solo ha de interpretarse en el marco del juego cruzado de partidos en pos de un previsible respaldo a un gobierno del PP, vía abstención, sino en el contexto del “fuego amigo” interno que vive el propio partido socialista con Susana Díaz como principal francotiradora.

López, secretario de Acción Política y Ciudadanía del PSOE a instancia de Sánchez, desde que éste último fuera elegido secretario general a mediados de julio de 2014, parecería un hombre negociador y de consenso en el arduo debate intestino que vive el partido incluso desde dicha votación, incrementándose las discusiones tras el 20D, en plenas navidades, con el nuevo traspié electoral que hizo retroceder un poco más a los de Ferraz.

Diferentes barones alzaron su voz en pleno asueto navideño contra Sánchez como si todos los males fueran por su culpa, sin evaluaciones ni introspección de fondo acerca de los errores colectivos de la formación. Fue entonces cuando el exlehendakari, no sólo negó que hubiera una crisis de liderazgo en su partido, lo que podría entenderse como un espaldarazo directo a Sánchez, sino que tildó de “lamentable el espectáculo público” que estaban dando sus correligionarios donde hallaran luz y taquígrafos.

Eran tan altas las insinuaciones procedentes del sur, que Patxi López indicó que habría que preguntar a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, si estaría dispuesta a “forzar un relevo”, remarcando al tiempo que peticiones de dimisión a Pedro Sánchez como las lanzadas por 500 militantes de Madrid, sólo “ayudaban a quien quisiera debilitar” a su partido.

López coincidió entonces en la necesidad de convocar un congreso extraordinario sí, pero no con la precipitación que algunos y alguna inquiría, sino adecuarlo a la agenda que los tiempos políticos actuales demandaban, negando que fuera ninguna hecatombe retrasarlo dos meses para que no se viera interferido por las negociaciones complejas que precisa la formación del próximo gobierno nacional.

[blockquote style=»1″]El golpe de efecto de colocar a Patxi López, uno de sus alfiles en el tablero, al frente del Congreso, puede resultar determinante para dar jaque a la dama y quién sabe si un inesperado “mate” al rey.[/blockquote]

La pérdida de un horizonte ideológico claro y el liderazgo inestable están generando confusión en las filas socialistas que deberán marcar un programa definido, un/a cabeza de cartel fuerte si consideran que Sánchez no es el idóneo, así como plasmar quiénes son sus potenciales aliados y quiénes sus verdaderos rivales. Por la izquierda le ha nacido un fuerte competidor con Podemos, que seguirá depredando sus votos si no convencen a su electorado bien de las diferencias o bien de las posibles sinergias, pero no quedarse enrabietados como niños malcriados a quienes hubieran quitado su juguete y no pugnaran por recuperarlo.

Este marco de combatividad no parece el mejor momento de mostrar las discrepancias internas a los cuatro vientos, sino que deberían lavar los trapos sucios en casa y tenderlos por dentro para que el patio de vecindario no se enterase de las cuitas internas. El debate es necesario, pero siempre a puerta cerrada, dirimiendo todas las posturas, reservando las terrazas y azoteas para orear los males ajenos.

Andalucía tiene suficientes problemas como para demandar el cien por cien del tiempo de su presidenta, que apostó muy fuerte al romper el pacto de gobernabilidad con IU convocando nuevas elecciones, pero no midió bien sus fuerzas ni sus apoyos, logrando una escueta victoria que le impelía a forzar un pacto con otra fuerza, Ciudadanos, debiendo hacer ciertas concesiones, pese a lo cual nadie ha cuestionado su figura.

Susana Díaz muestra una calmosa ambición al tiempo que una impaciencia algo descontrolada, fruto de su bisoñez, y algo acelerada por algunos mentores áulicos de los que tal vez debería prescindir si no quiere estrellarse al crecer “por encima de sus posibilidades” actuales. Tiene la determinación y la prestancia de una líder, peros los excesos de velocidad se pagan siempre.

El peso específico de la federación andaluza en Ferraz siempre ha sido muy fuerte, de hecho 22 de los 90 diputados socialistas de las pasadas elecciones proceden de Andalucía, paliando el mal resultado nacional, pero eso no ha de ser una cortapisa para buscar salidas o propiciar gobiernos de consenso. Sin embargo, desde el sur, parece querer condicionarse cuanto afecte a toda la organización, es decir, el qué y con quién pactar, como si Madrid adoleciese de juicio propio y debiese esperar la anuencia susanista.

Las próximas fechas determinarán si Pedro Sánchez es el conductor que precisa la caravana socialista, pero el golpe de efecto de colocar a Patxi López, uno de sus alfiles en el tablero, al frente del Congreso, puede resultar determinante para dar jaque a la dama y quién sabe si un inesperado “mate” al rey ¡Calma, solo hablamos de política!