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Pedro Sánchez, ‘El breve’

Entre corruptos y traidores, recogemos ahora los frutos más amargos de la Partidocracia.

‘Si miras fijamente al abismo, el abismo te devuelve la mirada’ tiene dicho Nietzsche. España lleva mirando fijamente al abismo toda su existencia. Y el abismo le ha devuelto la mirada muchas veces. Demasiadas. Y ahora, vuelve a hacerlo una vez más. Pedro Sánchez es Presidente del Gobierno.

 

El Partido Popular y su Presidente, Mariano Rajoy, no merecían seguir gobernando un segundo más después del varapalo de la Gürtel. Esto es un hecho.

 

Pero también lo es que ni Pedro Sánchez ni el PSOE pueden sustituirle. No sólo por la aritmética parlamentaria, sino por la catadura moral del PSOE sanchista y de su líder, radicalizado y jacobino, dispuesto a ser Presidente a cualquier precio, incluso, si ese precio es España misma. Mariano Rajoy, en un ejercicio de dignidad como no ha tenido ni tendrá, debería haber dimitido para que un gobierno de transición pilotara unas Elecciones Generales para dar carpetazo a una legislatura agotada que sólo un iluso podría contemplar que fuera a llegar a su final. Pero el bochorno que hemos tenido que vivir estos días los españoles no es más que la muestra más dura y cruel de qué es nuestra clase política. Individuos ávidos de poder, que anteponen su ego, su dinero y su ambición a los intereses generales de los ciudadanos. Una batalla apocalíptica entre el Presidente Mariano Rajoy, que no iba a dejar su silla, y el aspirante a serlo, Pedro Sánchez, que codició esa silla desde el mismo momento en que se presentó a las Primarias del PSOE por primera vez.

 

 

El resultado de todo esto es el peor escenario imaginable. Primero, porque los españoles vamos a tener un Gobierno que no hemos votado, dirigido por unos grupos políticos que rara vez en toda su historia han asumido la victoria del adversario y que sólo han observado las reglas de la Democracia Parlamentaria cuando eran ellos los que ganaban.

 

Interpretándolas según sus intereses, claro. Segundo,porque se trata de un Gobierno dirigido por un individuo altanero, ambicioso y egoísta que se cree, de repente, que tiene alguna posibilidad en Primera División. Un nuevo Metternich que escasamente vale la mitad que Santiago Casares Quiroga. Malas características para un estadista. Tercero, porque este Gobierno se apoyará en un PSOE que hace mucho que abandonó la sensatez para plegarse al sectarismo bolchevique tapizado con lo peor del zapaterismo: en una formación radical como PODEMOS, heredera de la ideología más sanguinaria que ha conocido la Humanidad y fagocitadora continua de la inestabilidad y de la ruptura; en sus marcas blancas, tan o más radicales que él; y en los nacionalistas vascos y catalanes,cuyo objetivo ha sido siempre la independencia pura y dura, y cuya agenda política pasa ahora por sacar adelante un modelo de financiación a la carta y convertir a España en una Confederación, donde el Gobierno Central sea débil y los Gobiernos autonómicos puedan marcar la agenda nacional acorde con sus dictados.

 

 

Este es el panorama y, desgraciadamente, seremos los ciudadanos de a pie los que pagaremos los platos rotos.

 

Pero en estos momentos, si nos lo permiten, tenemos que exigir alto y claro ir a las urnas cuanto antes para hacer nuestra propia moción de censura a unos políticos que han demostrado lo poco que les importamos:

 

  • Una Moción de Censura al Partido Popular, por anti-reformista, corrupto, cobarde e insensible a la situación social.

 

  • Una Moción de Censura al Partido Socialista Obrero Español, por sectario, radical y capaz de negociar con golpistas y populistas con el sólo propósito de alcanzar el Poder.

 

  • Una Moción de Censura a PODEMOS, por apoyar los planteamientos más abyectos, tratar de imponer su receta totalitaria y haber dado alas a los nacionalismos para destruir lo que tanto odian, su país.

 

  • Una Moción de Censura a CIUDADANOS, por falaz y calculador, cuya única hoja de ruta es apoyar gobiernos en función de la rentabilidad electoral camuflada de mediación moderadora.

 

  • Una Moción de Censura a los Nacionalistas Vascos y Catalanes, que buscan eliminar a España como entidad y sólo atienden a sus caprichos políticos, siendo completamente indiferentes a las necesidades de la sociedad española en su conjunto, inclinados siempre hacia la ilegalidad y la violencia.

 

 

No veo salvación posible con estas ofertas políticas.Toca ahora, pues, trabajar entre todos para que podamos ir a las urnas cuanto antes y que este nuevo Gobierno de radicales apoyados por separatistas y peseteros ocasione el menor daño posible al país.

 

Negras nubes acechan en el horizonte, en particular, cuando los nacionalistas y los separatistas exijan su tributo y obliguen a Sánchez a plegarse a sus designios anti-constitucionales, y los morados vuelvan a pedir vicepresidencias omnímodas, ministerios de Interior y de Justicia, y un Poder Judicial subyugado al Poder Político. Y aun en el imposible escenario de que esto no sucediera, el bloqueo político y la práctica imposibilidad de poder aprobar una mísera ley abocará a Sánchez a hacer lo que siempre criticó a Rajoy: gobernar por Decreto.

 

 

Pueden los puristas consolarse pensando que se tratará de un Gobierno en exclusiva del PSOE. Pero errarán en su juicio al no percatarse de que de facto se tratará, si UNIDOS PODEMOS no entra en él, de un Ejecutivo de socialistas radicales, comunistas, nacionalistas y separatistas. En efecto, Rajoy no tiene legitimidad moral para dirigir nada en una organización infectada, pero Pedro Sánchez tampoco al pactar con quienes siempre han sostenido que su objetivo primordial es destruir a España.

 

Entre corruptos y traidores, recogemos ahora los frutos más amargos de la Partidocracia.

 

Veremos cuánto dura Sánchez.