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Pensar tu barrio

Daniel Gutierrez Marin
Daniel Gutiérrez Marín

Se está fraguando un movimiento social urbano en Sevilla y no nos estamos enterando. Más bien, no queremos enterarnos. Sevilla es una de las ciudades más complejas de Europa en diseño urbanístico y comportamiento social. Posee el casco histórico más grande del continente, el asentamiento chabolista más antiguo, la red de carriles bici más laureada y la menor cantidad de espacios peatonalizados. El tráfico en Sevilla es insostenible y el transporte público, muy deficiente. Tuve la oportunidad de llevar a una chica hasta Lisboa. Era rusa y venía de recorrer Andalucía. Su conclusión fue que la movilidad en nuestra ciudad es mucho peor que en Córdoba, Granada o Málaga. En toda la boca.

Monteseirín tenía un modelo, un esquema que se sustentaba en limitar la movilidad privada, en mejorar el transporte público y en dejar más espacio para el viandante.

Muchos se reían de Sánchez Monteseirín cada vez que salía con aquello de planificar la ciudad pero hasta Ricardo Suárez, nada sospechoso de proferir lisonjas a la izquierda terminó claudicando la semana pasada: el socialista tenía un modelo de ciudad frente al ¡oh todopoderoso! Zoido que, con sus veinte concejales, no sabía dónde poner un pie detrás de otro. Monteseirín tenía un modelo, un esquema que se sustentaba en limitar la movilidad privada, en mejorar el transporte público y en dejar más espacio para el viandante. Aquel lema ñoño, «la ciudad de las personas», un pleonasmo de categoría supina, era necesario marcarlo a fuego en las escaleras de la nueva tribuna del pueblo que la faraónica obra de «las Setas» había legado para la ciudad. Sevilla fue y sigue siendo una ciudad bastarda y cateta, provinciana, que depende del coche para ir cada mañana al casco antiguo donde están las consultas privadas de los médicos más prestigiosos, los mejores bufetes de abogados, las oficinas de casi todas las administraciones públicas y las instituciones privadas más activas. Sevilla toda es una ciudad dormitorio que duerme en los barrios pero que vive cotidianamente en un centro histórico insufrible. Monteseirín también se inventó aquello de «Sevilla son sus barrios».

Ahora es el momento de volver a pensarlos. La estructura de oportunidades políticas lo permite. De nuevo, un gobierno socialista dispuesto a escuchar a los ciudadanos y una red organizaciones tramada a base de necesidad quiere hacer del Casco Norte –cuya oficina de rehabilitación es ocupada actualmente por un Carreofur Express- un lugar más humano, más habitable. No parece descabellado. Pensar tu barrio es una iniciativa de la Asociación de Vecinos La Revuelta y Arquitectura Sin Fronteras. También están implicados los colectivos agrupados en la Casa del Pumarejo. El «Moscú sevillano» es ahora el espacio abierto al ciudadano que piensa y se reinventa para seguir caminando sobre los legajos de su propia historia.