Población activa ante las elecciones andaluzas

Cuatro artículos más en este Confidencial Andaluz y en Andalucía celebraremos “la fiesta de la democracia”, que no sé yo si, con nuestra fama de Comunidad fiestera de rebujitos y gambas, no se nos dirán como con cierta ironía: mírenlos, del voto al bar.  De todas formas, el día 2 de diciembre es domingo y habrá que tomarse unas cervezas después de votar.

Centrémonos, pues, en lo importante. La última Encuesta de Población Activa, EPA del tercer trimestre va a permitir que, de aquí a entonces, utilicemos estas semanas para pequeños análisis sobre esa Andalucía que acudirá a votar. Elegimos a quien gobernará no ya la crisis, ni la recuperación, sino la fase de estabilidad, la nueva realidad social y económica y, quién sabe, si una futura desaceleración. No olvidemos, como dijo alguien del crack bursátil en los ochenta, que los árboles nunca crecen hasta el cielo.

Bien, esta semana me fijaré en el cuadro general que nos proporciona la EPA y ya veremos detalles -importantes- en siguientes semanas.

En la Comunidad residía en este tercer trimestre algo más del 17% de la población española mayor de 16 años -la edad mínima para poder trabajar-. En valores absolutos, 6,9 millones de personas y, por primera vez desde la crisis, el total de parados andaluces bajó de 900.000. Por poco, porque se quedó en 898.000, que aún duplica el dato anterior a la crisis, verano de 2007.

La última Encuesta de Población Activa, EPA del tercer trimestre va a permitir que, de aquí a entonces, utilicemos estas semanas para pequeños análisis sobre esa Andalucía que acudirá a votar.

Eso, en sí, no es decir mucho, lo importante es saber en qué dirección nos movemos. Y es en la buena, les adelanto. El paro, semejante a una inundación, alcanzó su nivel máximo aquí y en toda España en el primer trimestre de 2013. En estos cinco años y medio el desempleo andaluz ha descendido un 40% con 583.500 parados menos. La actual Presidenta de la Junta nos lo recordará, supongo, porque ocurre en su Gobierno, tenga o no mucho que ver. Eso ya dejémoslo a la lógica discrepancia entre partidos.

Esa tendencia a reducirse el paro sigue siendo claramente positiva este año, aunque lo haga con menor intensidad que en los dos anteriores, lo que es lógico pues con el paso del tiempo el efecto rebote tras una crisis se estabiliza. Una primera conclusión, prudente, nos anima a pensar que la reducción futura del paro andaluz será cada vez más moderada en los años de la próxima legislatura.

Estos últimos doce meses, ya digo, el desempleo se redujo un 10,68% y 107.400 personas. En valores absolutos es el mayor descenso de España. Recordemos que representamos el 17% de la población en edad laboral. Es más fácil sacar más peces en un estanque lleno. Por ello veámoslo en valores relativos: hay nueve Comunidades Autónomas que experimentan una reducción mayor.

El paro baja en esa cifra, pero los ocupados -los que tienen trabajo-suben en una cantidad menor, 80.400 personas. La explicación a esa diferencia entre el paro que baja, 107.400, y el empleo que crece, 80.400, la encontramos en los datos de población activa, aquellos que tienen empleo o lo buscan. Y su anverso, los inactivos, quienes ni buscan ni tienen empleo.

En estos cinco años y medio el desempleo andaluz ha descendido un 40% con 583.500 parados menos.

Esa población inactiva no ha dejado de crecer en Andalucía, como en toda España, y refleja el envejecimiento de la población. Hoy quienes están fuera del mercado laboral suponen el 43% del total de andaluces mayores de 16 años.

¿Quiénes componen la población inactiva? El primer grupo que destaca es el de los jubilados.  Hace once años, justo antes de la crisis, había 799.400. La última EPA eleva la cifra a más de un millón.

Para deshacer ideas preconcebidas, en este lapso de años, el número de personas que declaraban dedicarse a labores del hogar -mujeres, especialmente- ha bajado en 200.000. Durante la crisis, como hemos dicho en alguna otra ocasión, ante la pérdida del empleo principal del hogar o temor a perderlo – normalmente un hombre trabajando en Construcción- otros miembros de la familia se incorporan a la búsqueda de empleo. Almería sería un buen ejemplo de ello, con centenares de mujeres sumándose al trabajo en los almacenes hortofrutícolas. No solo “la pensión del abuelo”, el trabajo de las mujeres contribuyó y mucho a aminorar los efectos de la crisis.

El resto de esa población inactiva laboralmente la componen estudiantes, personas con incapacidad y el grupo desanimado -quienes por pensar que no encontraran empleo ya no lo buscan- No crean, su número no se ha disparado. Si en 2007 eran 96.000 hoy son 99.000.  Su identificación, primero, y políticas activas de empleo, después, sería una tarea -compleja- de las actuaciones públicas de inserción laboral dirigidas a paliar carencias laborales y facilitar su incorporación al mercado laboral. Al fin y al cabo, son un ejercito reservista de posibles trabajadores, y alguien tendrá que pagar nuestras pensiones.

Para deshacer ideas preconcebidas, en este lapso de años, el número de personas que declaraban dedicarse a labores del hogar -mujeres, especialmente- ha bajado en 200.000.

Por último, para no cansar, la tasa de paro. Aquí, pese a los avances, y como se decía en los colegios, Andalucía necesita mejorar.

La tasa de paro andaluza se ha reducido un 2,39% en un año y un 14% desde su punto máximo en ese primer trimestre de 2013 cuando se situó en el 36,77%, pero tras Ceuta y Melilla, tenemos la mayor tasa de desempleo de España con el 22,85%, ocho puntos y medio por encima de la tasa nacional que se sitúa, por primera vez desde la crisis, por debajo de la barrera del 15%, en el 14,55%.

Comparémonos un poco antes de terminar. Hay cinco Comunidades en las que el paro ya está por debajo del 10% y, aunque sea coyunturalmente, este trimestre Huelva se sitúa, tras Melilla a la cabeza del paro andaluz. Su tasa, 25,95% triplica, por ejemplo, la de Guipúzcoa. Bueno, pues ahí tienen, nuestros gobernantes, faena para los próximos cuatro años.