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¡Pobres políticos!

Clara Guzman
Clara Guzmán

Los políticos me dan una pena inconmensurable. Sí, inabarcable. Algo así como infinita. Los veo y es que me entra un no sé qué que cómo les diría yo. Los noto indefensos, a veces aturdidos ante esa batahola que forman (formamos) los periodistas, la mayoría de las ocasiones por un quítame de aquí esas pajas, que no me dejan ver la paca que me voy a empacar.

En fin. Viene a colación esta introducción por el caso del alcalde de Zaragoza. Verán, el primer edil de la capital maña, a la sazón de una de las marcas de Podemos, se gastó un poco más de quince euros (no entremos en céntimo arriba o abajo, que eso es de avaros) para adquirir gomina y algunos útiles de aseo, con el firme propósito de estar presentable cuando la ocasión lo requiriera tal y como se lo demanda la ciudadanía.

[blockquote style=»1″]El primer edil de la capital maña se dijo, pues a mí nadie me pone colorado por llevar mi cabello crespo, desaliñado o “enrastado”.[/blockquote]

Es decir, el buen señor estaba al tanto de esa ducha continua de amonestaciones verbales a sus conmilitones en el Congreso de los Diputados, por mor del aspecto no demasiado aseado, a tenor de las normas que rigen el  decoro y la higiene en sociedad. En sociedad en general, nada de sociedad general de autores ni otras hierbas dominicales. No. El primer edil de la capital maña se dijo, pues a mí nadie me pone colorado por llevar mi cabello crespo, desaliñado o “enrastado”, ni por cantar “La marsellesa” versión derrame copioso de sudor procedente del alerón o del pinrrelón. Así que Pedro Santisteve, que así se llama el alcalde, decidió equipar el cuarto de baño del Consistorio con todo lo necesario para poder adecentarse. Conclusión, que acabamos desconcertando a los políticos. O sea, que cuando les pedimos que se escamonden porque de lo contrario van directamente al pilón, y se compran lo necesario para estar como Dios manda, los vestimos de limpios.  ¿Que lo adquieren con dinero suyo y mío? Pues, evidentemente. Vamos a ver, ¿no ha dicho el señor Santisteve que la ciudadanía le demanda estar presentable?

Pues que sea el erario público el que aporte el estipendio necesario para que nadie diga por ahí que el alcalde de Zaragoza pertenece a la cofradía de los provocadores de “fatiguita seca”. Término acuñado por el periodista sevillano Diego J. Geniz ante el aluvión de efluvios poco recomendables que trasminan las masas cuando el calor dice aquí estoy yo.

¿Que al alcalde de Zaragoza se le va a conocer a partir de ahora por el sobrenombre de Don Limpio? Hombre, pues quizás. Ya saben lo dado que somos a motejar al vecino. Claro que si el apodo es extensivo a otros aspectos del señor Santisteve estaríamos ante una de esas rara avis que de vez en cuando anidan en el sector.  El sector de la política, evidentemente.

[blockquote style=»1″]Un alcalde debe tener la cabeza en condiciones, porque es el regidor; o sea, el que rige los destinos de su pueblo. Y un pueblo debe estar tan bien regido que cualquier gomina no es suficiente.[/blockquote]

¿Que a partir de ahora al alcalde de Zaragoza se le va a conocer como el de la gomina?  Pues quizá. Gomina, por cierto, de las muy normalitas, si tenemos en cuenta, según algunas fuentes, que en el importe de quince euros entraba gel de baño, colonia, papel higiénico y la susodicha pomada capilar. De lo que se deduce que el primer edil o el propio que enviara a por el encargo, lo adquirió todo en un chino, incumpliendo uno de los principios básicos de un alcalde que se precie: Velar por el comercio local, porque al enemigo ni agua y en el desierto, polvorones.

¿Que los quince euros y pico era el precio de la gomina adquirida en una peluquería autóctona, como dicen otras fuentes? Pues mejor me lo ponen. Un alcalde debe tener la cabeza en condiciones, porque es el regidor; o sea, el que rige los destinos de su pueblo. Y un pueblo debe estar tan bien regido que cualquier gomina no es suficiente.

¡Pobres políticos!  El gaditano Emilio Castelar, que cuentan las crónicas hablaba por los codos pero que era un buen orador, decía que para ser un verdadero hombre de Estado había que perder el miedo a la impopularidad. No creo que el primer edil de Zaragoza siendo de Podemos quiera ser popular. Pero cosas veredes Mío Cid o Sancho, a elegir.