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Policías contra policías

Una lucha de supervivencia entre Jusapol y los sindicatos

El dos de marzo se ha vivido un hecho sin precedentes en la historia de la Policía. Cientos de policías se han concentrado convocados por JUSAPOL ante la sede de los sindicatos policiales, en la Plaza de Carabanchel de Madrid, para quemar algunos carnés sindicales y recriminarles su gestión de los últimos meses respecto a la demanda de equiparación salarial, que ha abanderado, con las manifestaciones más grandes de la historia, la referida JUSAPOL.

 

El pasado año un grupo de policías de Palencia organiza una recogida de firmas pidiendo la equiparación con los Mossos d´Esquadra. Dado el éxito conseguido deciden constituir una asociación de policías y guardias civiles denominada Justicia Salarial Policial, JUSAPOL. Al no ser un sindicato o asociación del registro especial de asociaciones del Ministerio de Interior sino una asociación ordinaria, tiene la ventaja de que puede asociar a policías y guardias civiles pero no puede legalmente participar en la negociación de las condiciones de trabajo como organización representativa al no participa en elecciones para determinar su representatividad. A través de whatsApp se extienden rápidamente por todas las comisarías y unidades de Policía y Guardia Civil.

 

Esto sorprende a los sindicatos con el pie cambiado; tras cuatro años sin una sola movilización digna de ese nombre, y con el SUP sumado a las prácticas de otros sindicatos que siempre denunciamos (embajadas, ascensos, intrigas, falta de democracia y transparencia…), con continuas bajas voluntarias de gente que no comulga con la dirección del que fue mayor sindicato policial (la última ayer 1 de marzo, la secretaria de Organización nacional, Piedad, una excelente y honrada compañera), o con la expulsión inquisitorial y persecución con campañas infames contra quienes han discrepado del cambio de rumbo impuesto. Hasta 2013 el sindicato mayoritario había mantenido periodos de unidad de acción con otros sindicatos puntualmente y largos periodos de discrepancia, en los que los demás se unían contra el sindicato que defendía valores constitucionales y de respeto a derechos humanos, civiles, etc.

En 2012, en pleno apogeo de esa disputa entre el SUP y todos los demás, propuse al Ministerio que se llevara a cabo auditoria de todos los sindicatos, gestión económica, bienes de sus dirigentes, etc.

Entre 2010 y 2011 todos los sindicatos secundaron las denuncias del SUP de prácticas de identificaciones ilegales y masivas que vulneraban los derechos civiles de la ciudadanía; llegó el PP al Gobierno y no solo dejaron de denunciarlo sino que orquestaron una campaña contra el sindicato (más contra mí, que era su máximo responsable entonces). En 2012, en pleno apogeo de esa disputa entre el SUP y todos los demás, propuse al Ministerio que se llevara a cabo auditoria de todos los sindicatos, gestión económica, bienes de sus dirigentes, etc., a fin de combatir ese ambiente que ya se respiraba, minoritario, de un sector de policías que despreciaban a los sindicatos por razones ideológicas o por ignorancia, porque no se consideraban trabajadores y estaban más con la empresa y la Institución que con sus derechos y su dignidad laboral/profesional. A esa demanda de auditorías se sumó SIPE y nadie más, ni SPP, UFP, CEP o ASP. De haberse llevado a cabo esa actuación, seguro que se podría haber dejado en evidencia a los sindicalistas corruptos (y a las organizaciones), denunciarlos, apartarlos o cambiar sus prácticas y quizás aquellas aguas no habrían traído estos lodos. Pero nada se hizo.

 

El clima contra los sindicatos siguió creciendo y los últimos años sin movilizaciones ni avances, con imposición de jornada laboral y Ley de Personal (quienes estaban en desacuerdo no votaron pero tampoco movilizaron) y la complacencia de quienes lo apoyaron, han llevado a que el colectivo desemboque hoy en esta disputa en la puerta de los sindicatos y a enfrentamientos entre compañeros en distintas plantillas con discusiones muy acaloradas. Aunque sindicatos de policía y asociaciones de guardias civiles están negociando conjuntamente, excluyo a las asociaciones porque es la primera vez que se sientan a negociar en igualdad con sindicatos, son los más beneficiados del acuerdo, si se concreta, están acompañando a Jusapol en las movilizaciones y su actuación es coherente.

Los sindicatos se han convertido en agencias de servicio y colocación y han vuelto la espalda a sus afiliados.

Quede claro por lo tanto que los máximos responsables de lo que ha pasado han sido los sindicatos policiales y en especial el SUP, que ahora, en una situación con riesgo para su estabilidad y supervivencia han encontrado el abrazo cómplice del Gobierno y del ministro del Interior. Los sindicatos se han convertido en agencias de servicio y colocación y han vuelto la espalda a sus afiliados. Además, desde 2013 no ha habido ni una sola denuncia de sindicatos en demanda de cumplir los valores y principios inherentes a nuestra profesión, como son respetar los derechos civiles de la ciudadanía (sí ha habido alguna denuncia en ese sentido de asociaciones de guardias civiles).

 

Jusapol nació con un discurso contra los sindicatos, los liberados sindicales, los privilegios y prebendas y generalizando una descalificación global hacia la práctica sindical que en nada comparto. En el sindicalismo policial hay personas decentes que trabajan mucho y bien, y corruptos, exactamente como en la Policía. Parece que subyace en el subconsciente un odio ideológico a lo sindical, herramientas de los trabajadores y de la izquierda, que recuerda mucho a lo que hacían y decían los “meaperros” (los pelotas de los mandos militares) que estaban felices en aquel régimen militar sin derechos y tratados peor que perros. Ver a tenientes y capitanes de Guardia Civil en alguna manifestación de Jusapol me confirma que ahí hay un trasfondo que antes o después se conocerá y que no impide reconocer la importancia de lo que ha hecho Jusapol, digno de elogio por la capacidad de movilización conseguida.

Jusapol no ha sido ni recibido por el ministro de Interior, que es responsable por su mala gestión, junto con los sindicatos, de haber provocado este cisma que amenaza con enfrentamientos entre policías.

Jusapol tuvo la suerte de que su nacimiento y explosión reivindicativa con las mayores manifestaciones de la historia de la Policía en Madrid, Barcelona, Sevilla y otras varias ciudades, coincidiera con las actuaciones políticas de los independentistas en Cataluña y con la traición de los Mossos, que ha sido el detonante para que toda la sociedad se sume a la demanda de equiparación salarial de policías y guardias civiles con los policías que apoyaban la ruptura del país en un golpe de Estado político.

 

El Gobierno, presionado por Cs, los medios de comunicación y la sociedad anuncia que equiparará los sueldos en tres años y presenta unas cuantías económicas que, no siendo de equiparación, son muy importantes si se repartieran con inteligencia y justicia. Y ni lo uno ni lo otro. No se equiparará la jubilación, ni los servicios extraordinarios, ni las noches y festivos, ni las pagas extras, ni las asistencias a juicios, ni siquiera el salario mensual, pero la partida económica es importante y permitiría hacer más justicia en el salario de los miembros de Policía y Guardia Civil. Los sindicatos acuden a diversas reuniones; ellos mismos dicen que no tienen datos y al final, deprisa y corriendo deciden proponer a sus afiliados una votación para decidir si se acepta o no la propuesta de Interior, que dice que en 3 años subirá unos 560€ brutos en 3 años a policías y 720 a guardias civiles. Esas cifras tampoco son reales.

 

Los afiliados de los sindicatos van a votar en próximas fechas si aceptan o no el acuerdo y desde JUSAPOL se denuncia que hay muchos policías no afiliados a sindicatos (sí a Jusapol, más de 33.000 según ellos), que tienen derecho a pronunciarse, y piden que se vote no al acuerdo por considerar insuficiente las condiciones del mismo.  Jusapol no ha sido ni recibido por el ministro de Interior, que es responsable por su mala gestión, junto con los sindicatos, de haber provocado este cisma que amenaza con enfrentamientos entre policías. Ya hemos presenciado quema de carteles y carnés de sindicatos en algunos actos reivindicativos. Al mismo nivel de responsabilidad sobre la situación actual que el ministro está el error del SUP, el de unirse a los sindicatos rivales en vez de a un movimiento que podía aportar aire fresco al movimiento sindical y aglutinar al colectivo en una demanda reivindicativa. Recuerdo que ante las primeras noticias de Jusapol, sin conocer donde iría, expuse en un grupo de whatsApp con decenas de compañero/as y amigos que si yo estuviera en el SUP trataría de pactar unidad de acción con ellos. Hoy sigo pensando lo mismo. Para el SUP hoy ya es tarde.

Esta es una lucha de supervivencia entre Jusapol y los sindicatos; en la situación actual, estando el árbitro (el Ministerio) de parte de los sindicatos y la ley también

Esta es una lucha de supervivencia entre Jusapol y los sindicatos; en la situación actual, estando el árbitro (el Ministerio) de parte de los sindicatos y la ley también, Jusapol no tiene posibilidad alguna de ganar. Ahora bien, está en su mano cambiar el rumbo del partido si decide aceptar las reglas del juego de la Constitución y la ley 2/86 y constituye un sindicato que pueda competir, en junio del próximo año, con los sindicatos representativos. Solo así tiene posibilidades de ganar porque solo siendo sindicato se puede participar en determinar las condiciones de trabajo de los trabajadores (perdón, que son policías, y eso de trabajadores lo entienden algunos meaperros como un insulto). No digo que Jusapol deba romperse porque como sindicato de policías no podría afiliar a guardias civiles, no, digo que permanezca como madre nodriza agrupando a policías y guardias civiles, coordinando servicios jurídicos, seguros de sanción y otros servicios, que los conseguiría más barato por la cantidad, y que cree un sindicato en la Policía (las elecciones en Guardia Civil están más lejanas y hay tiempo de pensar la estrategia, que puede pasar por alianza con todas o algunas asociaciones). Un sindicato que asumiendo sus mismos postulados (no liberación, no privilegios, no subvención, no ascensos…) se dedique a trabajar por la equiparación salarial no acudiendo al Consejo para otros asuntos, ni aceptando ninguna negociación hasta que se produzca la equiparación salarial total y completa que demanda. En manos de Jusapol está el rumbo del modelo sindical policial de futuro.

 

Para concluir, dos datos de interés. Uno, en el documento del Ministerio de Interior entregado a los sindicatos se compromete a elaborar una ley que impida que se vuelvan a producir diferencias salariales. El Ministerio no debe conocer la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la LOAPA (1983) que señalaba que la autonomía financiera de CCAA y ayuntamientos está en el texto Constitucional y no podía dirigirse desde el Gobierno central. Si Interior lo ignora malo y si lo sabe y pretende engañar, peor. Y de los sindicatos, algunos dirigentes que llevan 20 años liberados y ascendiendo podían  haber dedicado algo de tiempo a aprender estas cosas y a no ser engañado/as, lo que de ser así es malo, pero si lo saben y se han dejado engañar es peor. Dos, el dinero se reparte mal porque no valora que los miembros de Policía de Unidades Adscritas perciben 300-500€/más/mes; o por el Plus del País Vasco, y especialmente porque los más de 33.000 miembros de guardia civil (y algunos comisarios de Policía) que tienen vivienda oficial gratis total van a ser privilegiados sobre otros; objetivamente, la diferencia salarial entre un Mosso y un policía o guardia civil destinado en Cataluña, Madrid o Baleares es inferior al agravio que se creará por el Ministerio del Interior entre un guardia civil con vivienda de El Coronil, Chiclana o Boadilla… y tantos otros pueblos con viviendas, con sus propios compañero/as guardias y policías de Madrid, Barcelona o Baleares. Unos vivirán con un salario medio muy por encima del de la sociedad en la que trabajan y con vivienda gratis, los ricos del pueblo, y otros seguirán alquilando viviendas entre tres o cuatro para sobrevivir. ¿Dónde está la justicia de ese incremento salarial, ministro Zoido, presidente Rajoy, dirigentes de sindicatos policiales?