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Polvo del Talgo

Uno no sabe si dejar a Granada sin tren tres largos años es peor que traer un viejo artilugio de cinco horas y pico.

 

Tres años sin tren de Granada a Madrid son muchos trenes perdidos para la precaria economía y la difícil comunicación granadino-andaluza-hispano-europea. Buen argumento ese para el PSOE caza recompensas de oposición, con el que ametrallar sin descanso al PP que lo provocó, ese sujeto político electoral español del centro derecha que, históricamente, cuando gobierna, no suele casar bien la eficacia en el desempeño político por un lado, y las obligaciones legales con sus debidas prerrogativas técnicas por el otro. Hay quien usa mejor el descaro para impedir que lo segundo no obstruya lo primero. Y que no se sonroja por no priorizar la realidad técnica sobre la necesidad electoral de su política.

 

Cuando para poner en marcha un AVE entre la periferia nazarí y la capital del Estado se decide ocupar la vía existente y cuyo ancho ha de renovarse para la alta velocidad, cerrando drásticamente el tráfico ferroviario existente, sin contemplación ni raíles disponibles, se puede dar la situación indeseada (y se ha dado durante más de 1000 días) de hacer que una solución que se presume técnica y temporal, se pueda convertir en un drama social, una rémora para el progreso de la provincia. Como diría un tal Guerra, el torero, así se las ponían a Fernando VII, políticamente hablando.

 

Tres años sin tren de Granada a Madrid son muchos trenes perdidos para la precaria economía y la difícil comunicación granadino-andaluza-hispano-europea.

 

Que el Gobierno de España tuviera en cuenta a Granada para su plan de infraestructuras ferroviarias de Alta Velocidad fue un logro que aquel ministro de Fomento de Aznar llamado Álvarez Cascos pudo plasmar en su PIT 2000-2007, sobre un horizonte puesto en el año 2010. Era el plan con el que poder acudir a la UE en busca de apoyo financiero. Pretendía aquel Gobierno del Sr. Aznar llevar el AVE a todas las capitales andaluzas. Eran 7.700 kms. de red de alta velocidad frente a los 470 kms. construidos por Felipe González en el AVE Madrid-Sevilla. Llegaron a encargar el concurso para la adquisición de 72 trenes completos de Alta Velocidad a TALGO y a SIEMENS. Suponía la apuesta por poner en circulación tres tecnologías de sello europeo: francesa, española y alemana.

 

Dicho sea con ánimo recuperador de memorias alicaídas, esas que hacen acopio selectivo de sus argumentos para salir de caza electoral en ese coto cuatrienal que abre la veda con las urnas de cuerpo presente. Para la memoria fresca, la más reciente, queda también el giro que a aquel proyecto ferroviario de Aznar y Cascos dieron sus sucesores, socialistas ellos, doña “Mandatela” Álvarez y su contador de nubes favorito, José Luis Rodríguez-Bolivariano Zapatero, quienes a través de su PEIT (Plan Estratégico de Infraestructura y Transporte), con un horizonte mucho más amplio que el de Aznar (2005/2020), tuvieron una acción fulminante contra el AVE previsto para cuatro capitales andaluzas (Huelva, Cádiz, Almería y Jaén), eliminado sin rubor, además de sustituir las denominadas líneas de Alta Velocidad por líneas mixtas de viajeros y mercancías denominadas de Altas Prestaciones.

 

La Alta Velocidad fue un logro que aquel ministro de Fomento de Aznar llamado Álvarez Cascos pudo plasmar en su PIT 2000-2007, sobre un horizonte puesto en el año 2010.

 

Es que, incluso, ZP mandó a Pepiño Blanco a Granada a prometer el AVE para 2007. Estamos acabando 2018 y aún no han llegado ni Zapatero, ni tampoco el AVE. Los socialistas sí que han llegado con la pancarta selectiva y el amarillo chillón de una marea, a pedirnos que nos olvidemos de los incumplimientos de Zapatero y que critiquemos y nos enfademos sólo con los del PP de Aznar y Rajoy.

 

Tenemos gobernando a un PSOE con memoria de pez, que hoy saca el autobombo y sus fanfarrias, sin pudor ni la aconsejable partitura de silencio alguno, y que desfilan con la charanga y sus chimpúns tatachin tachin para contagiarnos de una vergonzante euforia, con guirnaldas y confeti, porque ha vuelto el antiguo tren a Granada. Es un viejo Talgo, al que se le ve perfectamente el polvo del camino por su ritmo del cha cha cha de ese tren, y que usa cinco largas horas, cinco, sin enchufe de recarga móvil ni wifi de cobertura cibernética, que circula por las mismas vías que el ancho español aún le permita, para hacer el trayecto Granada- Madrid/Atocha.

 

Tenemos gobernando a un PSOE con memoria de pez, que hoy saca el autobombo y sus fanfarrias, sin pudor ni la aconsejable partitura de silencio alguno…

 

Puestos a medir vergüenza uno no sabe si dejar a Granada sin tren tres largos años es peor que traer un viejo artilugio de cinco horas y pico para ir desde Granada a Madrid. Todo es opinable, y explicable. Pero lo realmente inexplicable del asunto, de bochorno amplio, es ver a políticos del PSOE haciendo de este día un argumento político electoral, con el que vienen a decirnos a los granadinos: agradeced que haya tren aunque sea viejo y lento, porque podríais ir a Madrid andando. O a lomos de un  jumento. Soluciones Ábalos, de pico largo y tren viejo.

 

Ya está bien de usar los problemas ciudadanos como esquirlas políticas de los bombardeos constantes entre los partidos, unos contra otros. Es el AVE, estúpidos, lo que necesita Granada es el AVE. Y no propaganda chufla de parches, remiendos y pobres cortejos.