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El PREPARA y la demonización de los parados

Javier_Menezo
Javier Menezo*

Dice el refrán: lo que mal empieza, mal acaba. La ayuda a parados conocida como el PREPARA, finaliza el 15 de agosto. La tasa de paro es menor del 18%, y esta era la condición para su prórroga automática. La solución, en principio, era fácil, hacer otro decreto-ley diciendo que seguirá hasta que baje, por ejemplo, del 16%. Ya no se puede.

El mismo día que se conoció la tasa de desempleo, el Tribunal Constitucional publicó una sentencia anulando, por inconstitucional, el artículo primero del decreto-ley que lo regula. El primero. En la frente. El Tribuna dice que la gestión no correspondería al SEPE, el INEM estatal, sino a los servicios de empleo de las Comunidades autónomas porque no era una protección por desempleo, sino política activa de empleo, acciones para capacitar a los parados para el trabajo que llevaba una ayuda económica de acompañamiento.  Una subvención, eso el PREPARA. 

Esto de la gestión se puede arreglar. Lo destacable es que nada expresa mejor la demonización de los parados que la definición del PREPARA, trás de la que se esconde la idea conservadora de que cada uno es responsable de su suerte. Lo triste fue que el plan, el primero en introducir esa idea, surgió en un gobierno socialista.

Corría el año 2011. El desempleo superaba el 21%. El paro de larga duración y su secuela de agotamiento de la protección por desempleo y de los recursos familiares, se hacía notar. España había aceptado, no sólo la disciplina fiscal que imponía Bruselas, sino cualquier cosa que allí se dijera. Sin rechistar. La Unión no quería más protección a los parados, sino políticas activas.

La derecha que dominaba la Unión Europea consideraba que no había más que un tipo de paro, el que procede de la falta de formación.  Es la época en la que un dirigente empresarial afirmó que debía aceptarse ofertas de empleo aunque sea en Laponia y, cada dos por tres, se escuchaba que al que rechazase un trabajo había que quitarle el paro. Es decir, había trabajo, pero la gente lo rechazaba.

 

La socialdemocracia española, ya digo aceptó el discurso conservador. Luego se maravillan de que entrara en crisis. Hubo quien vio de mal gusto decir parados, era ofensivo. Mejor “oferentes de empleo”.  No prosperó.

 

El otro problema, ya saben, era la falta de formación. Esa gente que dejó los estudios para irse a la Construcción, ese era el problema. La crisis, por tanto, era culpa de todos. Lo que es culpa de todos no puede recaer sobre las espaldas de nadie. Y así ha sido, como ven. No fue culpable el capitalismo de amiguetes, ni la alianza de poderes económicos y políticos alentando una economía especulativa. Una economía cada vez menos productiva sustentada en mucha mano de obra no cualificada trabajando a destajo apilando ladrillos.

Sin embargo, por más que insistieran en ello, ese no era el tipo de desempleo en España. En ese momento, el grueso del paro procedía de la destrucción de empleo, no solo de que no se creara empleo suficiente y mucho menos de que no hubiera gente para cubrir los nuevos empleos que se iban generando. La tasa de empleo, las personas con trabajo del total de quienes estaban en edad laboral, era en 2007 de 46% y en 2011 del 38%. Si hubiera un empleo libre, se hubiera cubierto.

La socialdemocracia española, ya digo aceptó el discurso conservador. Luego se maravillan de que entrara en crisis. Hubo quien vio de mal gusto decir parados, era ofensivo. Mejor “oferentes de empleo”.  No prosperó. El desbarajuste hubiera sido monumental, como cuando el régimen comunista de Mongolia suprimió los apellidos para que nadie fuera noble y ya no sabían si se casaban con su prima. Daba un poco igual porque si el oferente de empleo no encontraba trabajo por cuenta ajena, había otra solución. El emprendimiento. En cierta manera, suena a paso de Semana Santa. Pero no, era el autoempleo de toda la vida, que se potencia en los momentos de crisis por aquello de mira, mejor que te pongas por tu cuenta. Así, emprendedor lo es lo mismo quien inicia una empresa de nanotecnología que quien pone una frutería de supervivencia.

 

La idea que subyacía es, por tanto, que el parado era culpable de su suerte, y no debería por tanto recibir subsidios por desempleo, que desincentiva la búsqueda. Abierta el sendero, una nueva derecha sin complejos lo transitó y lo expresó.

 

La idea que subyacía es, por tanto, que el parado era culpable de su suerte, y no debería por tanto recibir subsidios por desempleo, que desincentiva la búsqueda. Abierta el sendero, una nueva derecha sin complejos lo transitó y lo expresó. Mejor enseñar a pescar, que dar peces, dijo Rivera. Aceptar el marco ideológico conservador y no tener uno tuyo lleva a esto. A esto y a perder 4,5 millones de votos, como le paso a Zapatero aunque se lo endosara a su sucesor.

Lo del PREPARA fue un ejemplo de la “despolitización de la economía” aceptada por la socialdemocracia. No había más que un marco, el de derecha, y la izquierda podía dedicarse a la diversidad, los derechos de los gays, la igualdad, incluso hizo la ley de la dependencia. Esa ley nació sin financiación – las almas bellas ven vulgar hablar de dinero- y cuando Zapatero se fue, el Estado debía a la Seguridad Social 1.000 millones de cuotas de cuidadores. La igualdad o la sostenibilidad ecológica solo son posibles con dinero. Decidir cómo se consigue y a que se destina requiere ideología.

El lunes 14, agentes sociales y Gobierno se reúnen para encontrar una solución a este plan y a los parecidos que se dirigen a parados en condiciones similares. Pero lo que se vaya a hacer, no lo hará un gobierno socialdemócrata.  

 

*Javier Menezo es Abogado. Letrado del SEPE (INEM). Militante de base del PSOE

@javimenezo