The news is by your side.

Primarias socialistas con ‘carallada’

 

Pedro Pitarch
Pedro Pitarch*

La semana que viene lleva marca socialista. Está emparedada, por un lado, por el debate a tres bandas, mañana lunes 15 de mayo, entre los candidatos  a secretari@ general del PSOE: Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López. Y, por el otro, por la votación, el domingo 21 de mayo, para la elección del nuevo líder socialista. Una elección que, aunque parecería ser un asunto interno, ya ha trascendido los límites partidistas para convertirse en un tema nacional. La gran virulencia, al menos de parte, que está tomando el debate interno, junto con la evidente posibilidad de que ese partido se fracture orgánicamente están abonando el crecimiento de la expectación junto al del odio y el rencor. No solo entre dirigentes sino, lo que es más dañino, también entre militantes.

Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía, es quien, hasta la fecha, ha presentado un discurso  más coherente con lo que sería  esperable en un partido que aspira a gobernar, y que está llamado a ser uno de los principales vertebradores  políticos de la Nación. Trianera por los cuatro costados, doña Susana es una espléndida combinación de fina intuición femenina y sagaz instinto político. Su esencial apelación a la cohesión social y territorial de España hace su relato atractivo y reconocible. Porque una alternativa seria de gobierno no puede fundamentarse sobre el odio al otro, sino en la mayor consistencia moral que el otro. Su inequívoca defensa de “la indisoluble unidad de la nación española” (artículo 2 de la Constitución) es una consistente referencia de futuro. Porque la innegable diversidad española, lejos de ser una fuerza centrífuga, debería ser un factor de unión entre los pueblos y las tierras de España. La pluralidad enriquece. Es la desigualdad quien centrifuga.

 

Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía, es quien, hasta la fecha, ha presentado un discurso  más coherente con lo que sería  esperable en un partido que aspira a gobernar

 

Pedro Sánchez, madrileño, ex secretario general del PSOE, se presenta bajo el signo del mal fario: ha cosechado los peores resultados de la historia de su partido en las dos generales de 2016. Dimitió del cargo al que ahora aspira nuevamente tras ser derrotado en un borrascoso comité federal, celebrado el 1 de octubre de 2016. Tiene, consecuentemente, experiencia en el cargo. Pero, a pesar de ello, persiste en mezclar sus tesis esenciales con las contrarias.

 

Hasta la fecha, don Pedro viene exhibiendo un discurso subido de tono, casi agresivo, y bastante disperso. Es, en mi opinión y en definitiva, un candidato posible, pero poco fiable.

 

Así serían, por ejemplo, la unidad de acción con la izquierda radical podemita, (con la que lo mismo se “ajunta” que se desengancha), y la condición nacional de Cataluña y el País Vasco (que unas veces son “naciones” y otras “naciones culturales”). Hasta la fecha, don Pedro viene exhibiendo un discurso subido de tono, casi agresivo, y bastante disperso. Es, en mi opinión y en definitiva, un candidato posible, pero poco fiable.

Y el tercero, Patxi López, vasco, nada entre dos aguas. Es el ex presidente del congreso de los diputados más efímero, desde Melquiades Álvarez González-Posada, al que le dio puerta anticipada el general Primo de Rivera con su golpe de septiembre de 1923. Don Patxi parece tratar de jugar un papel intermedio, de síntesis entre los dos anteriores. Su pretensión de encarnar el “voto útil” para superar enfrentamientos, es consistente. Pero no parece tener suficiente tirón, por sí solo, para liderar su partido. Aunque ahora lo niegue, podría decantarse, antes de las primarias, hacia un lado u otro. En tal hipótesis, parece más probable que, por talante y por talento, apoyase a Susana Díaz.

 

Y el tercero, Patxi López, vasco, nada entre dos aguas.

 

¡Ah!, y trufando el emparedado socialista, Pablo Iglesias, el líder de Podemos, ha convocado, el sábado 20 de mayo, una manifestación en la Puerta del Sol de Madrid, en apoyo de su pretendida moción de censura al presidente del gobierno, Mariano Rajoy. No parece casual que en Podemos hayan elegido para el jolgorio una fecha en pleno debate socialista de primarias. Parece inferirse una intención podemita de interferir o condicionar tal debate, añadiendo más presión a la que, de natural, el asunto ya tiene. ¿Para qué? Pues posiblemente para ganar calle (movilizar) y robar protagonismo mediático al PSOE. Y también ¿por qué no? para mezclar sus asuntos con los del PSOE, partido al que, con un poco de suerte para don Pablo, éste podría fagocitar. Porque pensar que, en el actual escenario político, pudiera prosperar una moción de censura ―necesariamente constructiva―, con Pablo Iglesias de candidato a la Moncloa, es simplemente ―en gallego castizo― una “carallada”.

 

*Pedro Pitarch es Teniente General del Ejército (r).

@ppitarchb