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Proceso conflictivo y erosionante

Juanma Vidal2
Juanma Vidal*

Nada de cuánto está sucediendo resultaba imaginable hace 10 años, incluso 5 pero, a raíz de la impugnación inoportuna e innecesaria del Estatuto de Cataluña por parte del PP, salvo para ganar unos votos entre la caverna más recalcitrante, el propio PP se ha convertido en una factoría de independentistas, por más que ahora eche balones fuera.

Amables lectores han rebatido este punto de vista, lo cual es muy respetable, pero es mi opinión y podré estar equivocado, pero no me negarán que la relación causa/efecto es indudable. Como también lo es el oportunismo de ambos bandos (PP y la antigua Convergencia) para ocultar sus respectivos casos de corrupción, que les llegan hasta el cuello y en algunos casos no les dejan aire que respirar, que diría Bunbury.

La situación tuvo un impasse en las elecciones plebiscitarias de septiembre de 2015, donde no se alcanzó el 51% anhelado por el bando catalanista y, en vez de convocar nuevas elecciones, Convergencia y ERC se fugaron con los independentistas de la CUP, que es quien parece llevar hoy la manija. Tampoco estuvo a la altura el PP gobernante, que creyó diluida la amenaza soberanista.

Así las cosas, hoy nos enfrentamos a un problema inédito en este país: el deseo de escisión de parte de una relevante región española, cuyos mandatarios se han puesto la ley que todos los españoles aprobamos en 1978 por montera y han decidido echarse a la serranía sin valorar los verdaderos efectos de su felonía, arrogándose la representatividad del 100% de los ciudadanos catalanes, cuando el espectáculo denigrante vivido en el Parlament los pasados días 6 y 7 de septiembre demostró que muchos quedaron silentes y desprovistos de representación por la vulneración del Estatuto propio a manos de la segunda autoridad de dicho gobierno regional, compinchada con varios grupos independentistas, con la explícita intención de aprobar una ley de desconexión y otra de transitoriedad, camino de una nueva nación catalana.

Ambos desafíos secesionistas fueron suspendidos de inmediato por el TC en una estricta aplicación de la normativa vigente. Con posterioridad se ha desplegado toda una serie de medidas aprobadas por los jueces y encaminadas a desmontar la intentona de realizar un referéndum declarado ilegal. Pese a lo cual, los hay que siguen en sus trece, caiga quien caiga, e incluso aceleran, creyendo que “cuanto más cerca de peligro…menor riesgo”, cuando lo que hacen es anticipar el desastre y magnificar sus consecuencias.

 

“¡Qué tiempos serán los que vivimos que es necesario defender lo obvio!”, decía el poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht.

 

Hace muchos años en una situación personal y laboral compleja pedí auxilio a un colega de una agencia cuyo nombre no citaré por respeto. No olvidaré jamás su recomendación: «fuera hace frío«. Resulta inconcebible que, pese a todos los llamados para recuperar la cordura y el orden constitucional, los haya dispuestos a saltar al vacío, como las heroínas de la película «Thelma y Louisse», presas del pánico, cuando se ven acorraladas entre la policía y el infinito. De hecho cierto vídeo de la CUP va en esa línea.

“¡Qué tiempos serán los que vivimos que es necesario defender lo obvio!”, decía el poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht. Parece mentira que haya que desmentir falacias como la de “España nos roba”; como la de “Madrid vs Cataluña”; como la de “España nos odia y desprecia nuestra lengua y cultura”; y un sinfín de boutades, solo encaminadas a emputecer la relación cordial y fraternal que siempre ha existido entre las diferentes identidades y sensibilidades españolas.

Desde la víscera ninguna parte impondrá su criterio. Es hora de grandes estrategas, hombres de estado, pacificadores, los que sean necesarios, para desbloquear urgentemente la situación. Duran Lleida ha reaparecido hoy jueves 21 de septiembre en La Vanguardia con su mesura acostumbrada, avisando que desde hacía tiempo esto se veía venir y mientras Rajoy “laissez faire, laissez passer, le monde va de lui même”. El exlíder de UDC propone una solución de consenso, donde unos y otros cedan, sin precipitaciones ni choques frontales, si en verdad hay voluntad.

Yo opto por recuperar a gente como Javier Solana, a José Manuel García Margallo, Miquel Roca, Julio Anguita, Juan José López Burniol, Francesc de Carreras, Josep Piqué, Josep Borrell, el propio Durán, etc., si es que existe una verdadera voluntad negociadora por ambas partes. Por supuesto, bajo ningún concepto, quiénes han formado parte del problema pueden formar parte de la negociación y mucho menos de la solución, son un lastre y hay que prescindir de ellos.

Debemos partir de cero, volver a empezar y renegociar cada detalle y si es necesario reformar la Constitución porque este modelo está demostrado que ha quedado caducó y trasnochado. Es hora de una modificación relevante de aquellos matices que regulan nuestro ordenamiento administrativo, llegando si es necesario a un orden federal, aunque resulta contradictorio, teniendo como sistema de gobierno una monarquía, pero la política es de sus ciudadanos.

Solo podemos augurar que, de continuar con la cerrazón actual, sin abrir ningún frente nuevo y ni siquiera sugerir vías de diálogo, tensando cada vez más la situación por ambos “bandos”, nos encaminamos a un desastre de dimensiones colosales y, quién sabe, si también sobrecogedoras.

 

Nadie les negará que han recuperado el poder de la calle, la convicción del respaldo ciudadano y la capacidad de convocatoria, si es que alguna vez lo perdieron.

 

 “Fuera hace frío” y puede que la ONU reconozca el derecho de autodeterminación de las regiones, pero la Unión Europea no transigiría con la escisión de una zona de un país miembro, porque así lo reconoce en sus estatutos, al menos de inicio. Así que, fuera de la Unión Monetaria, comercial, laboral, etc., me gustaría saber cómo pretenden sobrevivir sin formar parte de ese núcleo en el que ahora están perfectamente integrados, sin discriminación de ninguna clase.

Nadie les negará que han recuperado el poder de la calle, la convicción del respaldo ciudadano y la capacidad de convocatoria, si es que alguna vez lo perdieron. Pero la batalla legal la han perdido. Ha quedado claro que “no iban de farol”. Aprovechen esa iniciativa, propongan un diálogo sensato desde la trasparencia, la legalidad, y jueguen con inteligencia esa baza.

Nuestra relación ni puede, ni debe, ni tiene por qué romperse, en todo caso puede mejorarse, puede adaptarse a los nuevos tiempos, sin ambages, sin sensiblerías baratas, sin oportunismos, hablando de igual a igual, con vocación parlamentaria, dialogante, con capacidad dialéctica, dejando a un lado las diferencias, superando los daños colaterales vividos hasta el momento, aparcando artículos rupturistas, reconstruyendo lazos y tendiendo nuevos puentes a una coexistencia pacífica y federal. Las generaciones posteriores lo agradecerán.

 

*Juan Manuel Vidal es Periodista y Community Manager

@VidalJuanma