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Progresismo conservador

Pepe Torrente
Pepe Torrente*

Visto ahora, con la perspectiva de cierta distancia emocional, lo que ha conseguido el caso Juana Rivas, además de demostrarnos que no es lo mismo ser Juana que Juan a los efectos de la culpa mediática en estos conflictos de pareja, ha sido ver en acción el engranaje tan popular y perfectamente bien engrasado que tiene el PSOE-A en su régimen andaluz. Ha demostrado con cámaras de fotos y papeles de diario, cómo de amplio es el poder de quien nos gobierna desde el inicio democrático de ésta nuestra comunidad. A Juana había que sacarle provecho, y el régimen no desperdicia esos bocados que la suerte le pone en la boca.

 

Efectivamente, estimado lector, si bien aún no ha podido el régimen hacerse del todo con el dominio de la Justicia, y se resiste con toda su fuerza a perder el de la Sanidad, con lo de Juana Rivas hemos visto hasta qué punto funciona, al servicio del interés del partido hegemónico, la amplia red de servicios sociales, ayudas públicas, asesorías especializadas (o no), políticas y políticos de cámara, cámaras y focos, coordinadores y secretarios de guardia, directores de área y delegados de oficio, ujieres y ujieras. Hasta el manisero les tocaba el son que marcaba la sintonía oficial del partido. Sevilla ponía la música, la letra la redactaba Francisca Granados.

 

De hecho, aún hoy en día, la señora presidenta de nuestro gobierno autonómico insiste en juzgar, sentenciar y declarar culpable al ex marido de Juana, quien ella percibe por su vena progresista que debe de serlo.

 

 

El objetivo era y es ideológico. Proponer al PSOE como el gran aliado de las mujeres; el adalid de la lucha de violencia de género. La ocasión la pintaban calva, con Francesco Arcuri de víctima propiciatoria mediante. Los reflejos del régimen andaluz para aprovechar estos casos se prestan a poca duda sobre su eficacia. De hecho, aún hoy en día, la señora presidenta de nuestro gobierno autonómico insiste en juzgar, sentenciar y declarar culpable al ex marido de Juana, quien ella percibe por su vena progresista que debe de serlo. Lo que la gente quiere seguir oyendo, aunque los hechos lo desmientan, ella no se sale de su verea. Dejaría mal al equipo del régimen en Maracena.

 

Allí, a través de un alcalde  como jefe de sección de turno del régimen, ya se había dispuesto  en sus órganos de gobierno municipales los suficientes resortes militantes como para no dejar nada al azar de la sorpresa. Con Juana Rivas suponía la gran oportunidad de sacar brillo al aparato ideológico socialí desde un ayuntamiento afín. Lo tienen bien entrenado. El alcalde practica eso del clientelismo con asiduidad y eficacia, pues preside, además, el Consorcio La Vega-Sierra Elvira con el que maneja fondos y poder como para no defraudar los intereses electorales de su partido.  Nada novedoso tampoco, nada que no pueda ser equiparable a cualquier otra ciudad media del orbe andaluz. Su industria es eficaz y con objetivo firme y severo: ganar elecciones, y/o, al menos, gobernar. Son muchos los intereses en juego. Nada dejan de improviso.

 

Las asesoras de Juana Rivas, citadas ante la jueza por su sospechoso asesoramiento, son una pieza más del organigrama que beneficia al régimen andaluz.

 

No es más que la constataciòn empírica del estilo con el que el PSOE lo abarca todo en Andalucía. La información es poder, y la obtienen de primera mano atendiendo en las diferentes líneas de choque a los ciudadanos para que nadie despiste la ganancia. Se trata de hacer que su servicio, el del partido, sea considerado imprescindible. Por eso extienden su imán hacia toda la sociedad a través de quienes mejor defienden los intereses de la organizacón: militantes colocados y bien pagados. Esa es su joya. Sin corona, pero su joya. Ese es el muro de Berlín al que se enfrenta el PP de JuanMa. La mímesis que existe entre institución pública y partido, y que en Andalucía tan difícil es de separar.

 

Las asesoras de Juana Rivas, citadas ante la jueza por su sospechoso asesoramiento, son una pieza más del organigrama que beneficia al régimen andaluz. Como lo era aquella delegada de Empleo de Jaén, una que pillaron en una grabación (que no es la única), exigiendo a los ALPE de la provincia que no se olvidaran de hacer campaña por el PSOE, que tomaría nota de los “desertores”, y que la renovación de los contratos de trabajo, ese arma secreta con la que el régimen saca provecho al hambre de las personas, no era cosa de dejarla al albur de la libertad individual. Ea. Sin cortarse un pelo, y poniendo encima de la mesa, con toda la claridad posible, a quién hay que agradecer, mediante el derecho de sufragio propio y de todos los votantes cercanos también, la ventura de contar con un salario público. Manejar el presupuesto les permite abarcar el poder que da la dádiva, de repartir las subvenciones y ayudas, esa cuestión tan inherente a nuestra cultura y costumbre.  

 

Por eso las propuestas de los partidos en la oposición, por muy novedosas que sean, tienen el escaso eco que tienen, aún siendo muy necesarias y generosas. En Andalucía las políticas del régimen tienen sus agentes impuestos en agencias, oficinas de ayuda, asociaciones de cualquier tipo, consorcios y demás jergas, con los que se trabaja y se empuja para que las cosas sigan yendo como van, aunque el cambio sea eso que a todos nos gustaría ver, pero que al régimen no le interesa permitir.  Y asì seguiremos, porque es así como el progresismo que se predica se hace más conservador de lo propio.

 

*Pepe Torrente es Funcionario. Militante del PP  y colaborador habitual en diversos medios.

@torrentepep