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Prohibamos al machista de Sabina

Marcial Vazquez
Marcial Vázquez*

Uno de los principales rasgos constitutivos de nuestro tiempo es el uso prevaricador de la sagrada libertad de expresión para llevar la estupidez humana a la categoría de doctrina. Justo cuanto menos sabemos del pensamiento de los hombres y de los grandes filósofos de la humanidad, más nos empeñamos en asumir opiniones y teorías sub-intelectuales en nombre, casi siempre, de nobles ideales como la libertad, la democracia, el amor o el feminismo. Sobre todo desde ciertos sectores mal llamados “progresistas”, cuya obsesión es imponernos a todos sus parámetros morales y sus limitaciones dialécticas. No digo que sea un drama que los tontos tengan tanta libertad de expresión – y derecho a ella- como los listos; lo que me escandaliza es que ciertos tontos sean los que marquen la agenda pública y las tendencias de lo que es o no correcto en nuestra sociedad.

 

Una “musicóloga y consultora de género”, explicaba como las letras de Joaquín Sabina son “machistas y peligrosas, tanto o más, que el reggaetón”. 

 

Dentro de esta carrera de estupideces diarias, hace poco marcamos varios hitos el día de San Valentín, 14 de febrero. Por un lado, cierta izquierda quiere legislar lo que es amor verdadero y lo que es sutil dominación machista. Luego, ese día aciago, también conocimos como una “musicóloga y consultora de género”, explicaba como las letras de Joaquín Sabina son “machistas y peligrosas, tanto o más, que el reggaetón”. Aún en estado de shock absoluto pude seguir leyendo que dicha profesional impartía un taller llamado “Desmontando el amor romántico” en los institutos de Mieres, donde asistían todos los alumnos de primero de ESO. Ignoro si esta es una iniciativa pagada con dinero público del ayuntamiento o de la consejería de educación. Desde luego, tiene toda la pinta.

Esto se enlaza con otra campaña similar lanzada por la Junta de Andalucía donde también alertaban de los “falsos mitos del amor romántico”, y advertían a los jóvenes (a ellas principalmente) que los celos no eran algo sano ni aceptable, sino una forma encubierta de violencia de género y opresión machista. Parece como si, de repente, enamorarse de alguien tuviera que estar guiado y tasado por un catálogo de cosas aceptables y cosas que no, que deciden en un despacho de un gobierno autonómico o de un ayuntamiento. En algo nos facilitan la tarea: ya no hay que preguntarle al corazón si es amor de verdad o pasajero; simplemente vayamos al concejal o al parlamentario de nuestra provincia y que él – o ella- nos tase la calidad y cantidad de nuestra relación o enamoramiento.

 

Parece como si, de repente, enamorarse de alguien tuviera que estar guiado y tasado por un catálogo de cosas aceptables y cosas que no, que deciden en un despacho de un gobierno autonómico o de un ayuntamiento».

 

Precisamente, la musicóloga analiza uno de los grandes éxitos de Sabina, “Contigo”. A todos los que somos fans del cantautor, incluso los que no mucho, nos ha gustado siempre esta canción, la hemos cantado, hecho nuestra y nos parece precioso el estribillo:

Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren

Pues no; la consultora de género nos explica que esto es una forma de blanquear o endulzar el asesinato machista: “No sólo porque en el estribillo, ‘y morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres’, se ligue el amor con la violencia y sea negativa. Hay que hacer un análisis más profundo”. Ya en faena, también tiene tiempo para echarle mano a otra canción legendaria que hemos cantado y casi seguro llevamos en nuestro IPod, “Every breath you take”. “Es supuestamente de amor pero en realidad es un psicópata que te está vigilando hagas lo que hagas”.

 

En mi caso, que soy un fan absoluto de Raphael, la primera en la frente: “yo soy aquel que cada noche te persigue…”, para qué queremos más.

 

A partir de aquí uno tiene que empezar a hacer un ejercicio reflexivo para descubrir tanta letra machista y violenta que ha escuchado toda su vida y que creía que eran, precisamente, ¡canciones románticas! En mi caso, que soy un fan absoluto de Raphael, la primera en la frente: “yo soy aquel que cada noche te persigue…”, para qué queremos más. O incluso José Luis Perales, uno de sus grandes éxitos “Ella y él”, llena de machismo represivo, donde canta a una mujer engañada por el marido que sigue amándole a pesar de todo:

Y en la misma cama soñarán
ella y él
él con el amor que conquistó
ella con él, ella con él
ella le dirá que siente amor
sólo por él
y él murmurará sin contestar
¿Qué hora es? ¿qué hora es?

Lógicamente no es mi intención ridiculizar algo tan serio como la violencia de género en nuestro país y los resquicios que aún quedan en contra de la igualdad necesaria y efectiva de la mujer. Todo lo contrario. El problema llega cuando de tanto utilizar de forma torticera, sectaria y, en este caso, absurda el concepto de “machismo”, llega a significarlo todo y nada a la vez.

 

Yo no sé qué clase de “amor romántico” han visto algunos progres trasnochados para hacer campañas en su contra.

 

Yo no sé qué clase de “amor romántico” han visto algunos progres trasnochados para hacer campañas en su contra. En mi generación no necesitábamos musicólogas ni Institutos de la Juventud para saber lo que era o no era amor, y lo que era o no era aceptable en una relación de pareja. Por supuesto que la educación es esencial para reforzar nuestra idea sobre lo que nunca debemos tolerar en la vida, empezando por la dominación sentimental de otro. Pero el mejor camino no creo que sea “politizar” los celos, o hacer campañas donde se afirma un disparate tan escandaloso como que “la violencia machista y el amor romántico van de la mano”. Ya luego, dentro del desarrollo, nos explican varios mitos como “el mito de la exclusividad”: este mito enuncia que si estás enamorado o enamorado de tu pareja no deben atraerte otras personas. Bueno, la mayoría de nosotros preferimos que si vivimos en pareja nos sean fieles y no se acuesten con otros, pero nadie mentalmente sano puede creer que no miramos a otras personas que nos atraen físicamente. De verdad, ¿es necesario a estas alturas idiotizar estas dinámicas del complejo mecanismo del amor que todas y cada persona va aprendiendo y adaptando según sus necesidades, experiencias y apetencias?

No quisiera terminar sin ilustrar este festival con un párrafo de Coral Herrera, Doctora en Humanidades, con énfasis en la teoría de género:
“Sin ti no soy nada”, o “Haz conmigo lo que quieras”: el sadismo y el masoquismo son unas herramientas muy divertidas para el placer en el juego sexual, pero no deberían ser usadas como armas para la vida real. En el día a día no tenemos necesidad ninguna de renunciar a nuestro poder para dárselo a otra persona como prueba de amor infinito….

 

*Marcial Vázquez es Politólogo.