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Puertas a las Campos

Clara Guzman
Clara Guzmán

_ Mamá, déjame ver el debate de investidura, anda.

_ ¿Esa farsa? No, hija, con lo a gusto que estoy yo viendo el programa de las Campos…
_ Pero si ya lo has visto más de cien veces…
_ No, con esta, si me dejas, setenta y nueve. Estoy tomando notas porque le voy a dar un vuelco a la casa. Mañana viene tu hermano con uno de esos amigos que tiene sensibles a la belleza y no la va a conocer ni la madre que la parió, como dijo Alfonso Guerra de España cuando ganaron los socialistas.
_ Pero, ¿qué dices, mamá, por favor? Que tú eres una señora de Los Remedios de toda la vida y las Campos son unas horteras de tomo y lomo.
_No, hija, no. María Teresa es ideal, me encanta, una mujer de mundo a la que le pirran los zapatos, una viajera nata, vamos; una lideresa, con su salto de cama rosa y sirviéndose el café como si hubiera estado toda la vida en Ochoa. La hortera será en todo caso la hija. Eso suele pasar. Hay madres bombones que luego tienen vástagos que son unos churros. Claro que Terelu tiene su gracia cuando dice eso de que no está gorda, está blanda. Fíjate, yo siempre había dicho que lo mío era retención de líquidos… Pero comprendo a María Teresa porque somos de la misma quinta.
_ Mamá, que tú eres mayor, no me jo…
_Ochocientos treinta y cuatro días más que ella. Somos de la quinta. Una quinta son once años, que lo he leído yo en algún sitio y si sabes sumar estoy en regla. El problema va a estar en los cuartos de baño. Aquí hay más que en Villa Meona de la Preysler. Doce habitaciones y quince cuartos de baño, hay que ver el “glamur” que tienen ahora los retretes. Antes era una ordinariez exhibirlos y hoy es un signo de distinción. Tu padre dice que esa gente también padece de la próstata y de incontinencia urinaria, pero tu padre con tal de destruirme los mitos…Y no me mires así y vete a hacer una poquita de meditación, hija. La necesitas.
_Vamos que no hay manera de ponerles puertas a las Campos…
_ Y encima está con un hombre más joven, con bigote y con pasado. El pasado en una reina está de más, pero en un hombre lo realza, le da misterio y sensualidad. Y si encima es un pasado pluscuamperfecto, ni te cuento.
_ Te dejo. Me voy con papá a ver el debate.
_ Imposible. Tu padre está viendo “Amanece, que no es poco”. Es su hora.
_ Pero, ¿papá, además de surrealista, también se ha vuelto loco?
_ ¿Loco? No, hija, en todo caso, cuerdo. Tu padre cada vez que hay una emergencia nacional tira de Cuerda, de José Luis Cuerda. Y lleva viendo su película todos los días desde que el gobierno está en funciones. Tu padre siempre ha sido muy alegórico.
_ Mamá, por favor, me estáis preocupando, porque, sinceramente, tú estás abducida por María Teresa Campos. No le veo otra explicación.
_ ¿Abducida, dices? ¡Anda, ya, Terelu, hija!