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Puntadas sin hilo

Emilio Lucas / Opinión.- Ayer, en el rato que vi del debate, que me pareció infumable (quizás tanta publicidad previa hicieron que tuviera unas elevadas expectativas sobre el mismo), me quedé con la boca abierta oyendo a Pablo Iglesias decir, supongo que para apoyar un referéndum sobre la autonomía de Cataluña, que en Andalucía se había celebrado en 1977 un referéndum para decidir sobre la autodeterminación.
Muchos almerienses, sin ser profesores de universidad en materia política, sin haber estudiado Ciencias Políticas, o incluso sin haber estudiado carrera alguna sabemos que eso no es así. Que, efectivamente, hubo un referéndum, pero que fue en 1980, pero fue para ratificar la iniciativa de acogerse al art. 151 de la Constitución para constituirse en Autonomía, y que en todas las provincias andaluzas ganó el sí, EXCEPTO en Almería, que no quería estar en Andalucía por razones que el tiempo ha hecho obvias. Lo único que hubo en 1977 fueron una serie de manifestaciones en algunas ciudades en favor de la autonomía. El que quiera informarse sobre el tema, puede acudir, por ejemplo, a la web del Parlamento de Andalucía.
En definitiva, que el referéndum de 1980, lejos de ser un canto a la libertad y la autodeterminación, fue todo lo contrario, un instrumento por el que se obligó a una provincia a estar en una Comunidad Autónoma en la que no quería estar. Y aquí seguimos. Porque sería mucho más cierto decir desde Almería que “Catalunya ens roba”, y no sólo Cataluña, que decir desde Barcelona que España les roba.
Porque lo cierto es que a esta pobre provincia la tienen totalmente aislada, sin infraestructuras, sin inversiones significativas, sin apoyar al empresariado, olvidada de la mano de Dios, y aún así ha logrado ser puntera en campos como la agricultura (intensiva en el Poniente, extensiva en el Levante) o la industria de la piedra, y ser la provincia que más exporta en Andalucía, recibiendo migajas de unos presupuestos que alimenta más que otras provincias mejor tratadas por la Junta y el Estado.
Porque, en parte, las Olimpiadas de 1992, el AVE a Barcelona, el Puerto de Barcelona, el aeropuerto del Prat y tantas otras inversiones estatales en Cataluña, las ha pagado Almería, que sí que recibe menos de lo que da, desde hace décadas.
[blockquote style=»1″]No, Pablo Iglesias no da puntada sin hilo, como tampoco creo que lo de decir HouseWaterWatchCooper en vez de PriceWaterhouseCooper fuese fortuito (por cierto, ya hay una página web de la pseudoconsultora inventada por Iglesias, no sabemos si por su entorno o por rivales).[/blockquote]
 
Volviendo al tema que nos ocupa, el del “patinazo” del debate, podríamos pensar que el candidato de Podemos andaba mal informado, pero, sinceramente, lo dudo mucho. Ese partido es un proyecto de laboratorio en el que todo está medido, y Pablo Iglesias no es, precisamente, alguien que deje nada al azar. Me niego a creer que con su formación, específica en este campo, desconociese la realidad, y también que fuese un error, porque entonces supongo lo habría enmendado. No, Pablo Iglesias no da puntada sin hilo, como tampoco creo que lo de decir HouseWaterWatchCooper en vez de PriceWaterhouseCooper fuese fortuito (por cierto, ya hay una página web de la pseudoconsultora inventada por Iglesias, no sabemos si por su entorno o por rivales).
 
En lo del referendum de Andalucía, me temo, Pablo Iglesias pecó de soberbia y suficiencia, e intentó colar gato por liebre, creyendo (con acierto, pues sólo a uno de los presentadores le “chilló” el dato, no así a la objetiva Ana Pastor, que espero dedique uno de sus famosos factcheck al asunto) que sus rivales y los moderadores no tendrían ni pajolera sobre el tema, y que los dejaría balbuceantes ante tan magna muestra de sapiencia, sin que pudieran replicar a su demoledor argumento. Porque lo que pasa en el debate, se queda en el debate, y de poco va a servir que hoy yo cuente en mi humilde columna que el Sr. Iglesias mintió.
En todo caso, Sr. Iglesias, por coherencia debería o bien aclarar que ayer se equivocó y mezcló mochas con cornudas, o retirarse de la carrera electoral, porque, según usted dijo, España no merece un Presidente que le mienta. Y usted ayer, o se equivocó mucho, o nos intentó mentir a todos los españoles. Y, ya sabe, uno es dueño de sus silencios, pero preso de sus palabras.