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¿Qué ha pasado en Abengoa?

Historia de un enigma: claves para descifrar un hecho de gran relevancia socioeconómica para Andalucía

Redacción C.A. / Gonzalo Gragera.- Nadie sabe muy bien qué ha sucedido y pocos quieren hablar del tema por su complejidad. Hablamos de Abengoa, de la preocupante situación que la empresa ha vivido –está viviendo– esta semana. De ella dependen miles de puestos de trabajo en Andalucía. Inversores, acreedores, toda una telaraña empresarial y financiera. Capital propio y ajeno que hacen aguas en la tragedia. Pero, ¿por qué se ha dado esta coyuntura? En Confidencial Andaluz les contamos los motivos.

La historia de Abengoa es la historia del endeudamiento. Su modelo se ha basado principalmente en una garantía de financiación por parte de los bancos cuando el dinero no está encima de la mesa. Con esa credibilidad, con ese respaldo de la banca, se consigue un riesgo reducido, a la par que un negocio redondo. Ganas sin arriesgar. Confías y construyes proyectos con un considerable nivel de deuda. De este modo, la situación de vulnerabilidad aumenta. 

Un detalle que no podemos olvidar: la reforma de la ley energética española en 2010, cuando el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidió acabar con las primas a las renovables para controlar el déficit de tarifa. La diferencia entre los ingresos que las empresas eléctricas españolas perciben por los pagos de los consumidores y los costes que la normativa reconoce por suministrar electricidad. La deuda por el déficit de tarifa eléctrica en España superó la cifra de 30.000 millones en 2014.

benjumea y el rey inaugurando palmas altas foto manuel olmedo
El 23 de septiembre, en Palmas Altas, Felipe Benjumea tocó el cielo y saludó al Rey. M. Olmedo

Aun así, no es esta la única causa, hay muchas más, debemos tener en cuenta que Abengoa opera no sólo en España. Hay una fuerte dependencia de la financiación externa. Cualquier circunstancia que haga temblar la confianza de todos es causa de demolición. A todo ello, se suma la negativa de Gestamp para inyectar 350 millones de euros. Un hecho que contribuye sin piedad al naufragio de Abengoa. 

Abengoa contacta con un fondo de inversión árabe a través de la Casa Real de Arabia Saudí. En este interesante punto entra una persona, contratada por Abengoa, que es quien logra contactar con la Casa Real de Arabia Saudí –aprovechando quizá las buenas relaciones de la familia Benjumea con la Casa Real Española– para tramitar la operación.

Falta de liquidez

Sucede, contra todo pronóstico, que no obtienes la rentabilidad prevista y no puedes devolver el préstamo al banco: cae el castillo de naipes, en este caso llamado Abengoa. Falta de liquidez. ¿Qué hacemos ahora? Tres vías:

  1. Pedir un préstamo.
  2. Emitir obligaciones.
  3. Ampliación de capital.

Abengoa amplía capital. Por consiguiente, la corporación pierde el control mayoritario en ese proceso de ampliación. Ahora bien, si una empresa amplía, saca al mercado ese aumenta y no se compra, esa empresa está muerta. No tiene credibilidad.

Para evitar esto, se alían con los bancos, pues son el canal de distribución que mejor recorre el sistema financiero. Pero en este punto de alianza con los bancos, Santander (1.558 millones), CaixaBank (570), Banco Sabadell (387),  Banco Popular (334), Bankinter (210), Unicaja (55), Kutxa (50), BBVA (4) y Bankia (570), Banco Nacional de Desenvolvimiento (755 millones), HSBC (660) Crédit Agricole (457) comienza un juego de comisiones que se escapa a nuestro control.

Abengoa contacta con un fondo de inversión árabe a través de la Casa Real de Arabia Saudí. En este interesante punto entra una persona, contratada por Abengoa, que es quien logra contactar con la Casa Real de Arabia Saudí –aprovechando quizá las buenas relaciones de la familia Benjumea con la Casa Real Española– para tramitar la operación. Dicha persona, cuyo nombre desconocemos, es despedida previo pago de una cuantiosa indemnización. No duró más de un mes en su puesto. Desconocemos, de momento, el nombre de esta incógnita. En cualquier caso, el fondo de inversión árabe no contempló con buenos ojos el arriesgar su dinero en una empresa que no inspira confianza y credibilidad. Por tanto, la operación se va al garete generando una situación jurídica que se resume a continuación.

Situación jurídica actual de Abengoa

El deudor, Abengoa, ha solicitado el preconcurso, cuyo definición y desarrollo lo encontramos en el art. 5 bis de la Ley Concursal. Cuando hablamos de preconcurso, no hablamos de un procedimiento judicial, sino de un periodo previo en que se formaliza una solicitud que hace el deudor, en este caso Abengoa, por estar inmerso en una situación de insolvencia. Antes de presentar el procedimiento judicial denominado concurso se intenta llegar a un acuerdo con los acreedores en un plazo máximo de tres meses. Si al cuarto mes no hay acuerdo, se solicita el concurso, cuyas características son complejas y numerosas.

El discurso de la clase política

Desde que se desató la alarma en Abengoa el pasado miércoles, muchos son los políticos, desde todos los vértices del prisma de las ideologías, que han manifestado su opinión acerca de la solicitud de preconcurso y sus consecuencias. En todos los discursos encontramos un denominador común: la preocupación de la clase política por un hecho que afecta a la sociedad. Sin embargo, esta preocupación tiene un contenido distinto según qué partido pronuncie la consigna. Muchas de estas preocupaciones, cuando se visten de argumentos, son, quizá, previsibles. Os las contamos.

Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, ha insistido este jueves en una respuesta clara por parte de las entidades financieras, deducimos que con la pretensión de salvar el desastre. Como si eso fuese tan fácil; como si no lo hubiesen intentado, pensamos. “No pueden fallar”, ha comentado. En el Ayuntamiento de Sevilla, el tema Abengoa tratado con prioridad y urgencia en el pleno, Juan Espadas declaraba: “Hay que llegar a un acuerdo para la viabilidad de la compañía. Abengoa es una empresa referencia en Sevilla y con muchos puestos de trabajo en juego”. Por otra parte, su socio, Daniel González Rojas, de Izquierda Unida, apuntaba: “Compartimos la aplicación del artículo 128 de la Constitución”.

En las estratosferas de la política nacional, Fátima Báñez, ministra de Empleo, ha comunicado a los medios la colaboración del Gobierno de España y los bancos y la actitud proactiva de estos. Por ahora, creemos, vemos, sin demasiado resultado. A las circunstancias nos atenemos. Por otra parte, Pedro Sánchez, líder de los socialistas, exigía al Gobierno que, a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO), de avales públicos y de financiación europea, se asegure “una salida, seguridad y estabilidad” a la empresa y a sus trabajadores. Por último, Pablo Iglesias –Podemos–, Alberto Garzón –Izquierda Unida– y Albert Rivera –Ciudadanos– contribuyeron con una idea que, si en los primeros nos parece coherente con su pensamiento, en el tercero nos asombra. Hablamos de la nacionalización de Abengoa y una solución de la banca privada a esta crisis financiera y empresarial sin precedentes.

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           El barquinazo de Abengoa / Abengoa llega a la política     por Pepe Fernández / Abengoa, como el Titanic, solo botes para los de arriba  por Gregorio Verdugo.