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Rajoy se queda

Juanma Vidal2
Juanma Vidal*

Tras ver la comparecencia del presidente Mariano Rajoy ante el juez de la Audiencia Nacional, emulando a Neruda, podría escribir el blog más triste esta noche. Siguiendo con la licencia podría decirle que «me gusta cuando calla porque está como ausente, distante y doloroso, como si hubiera muerto. Una palabra entonces, una sonrisa, bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto» porque en el fondo es nuestro presidente, aunque no asuma su responsabilidad…“salvo alguna cosa”.

Su presencia, a la vera de los jueces, anomalía consentida para evitarle el tribunal fotográfico de posar delante de los encausados, amén de evitar un perfecto tiro de cámara en su entrada y salida para eludir la pena del telediario, ha resultado de todo infructuosa para quien esperaba grandes titulares tras el calvario para el primer presidente en activo que debe recorrer esa senda tortuosa, ese cadalso judicial.

En todo momento ha cumplido el guion ensayado junto a sus asesores legales, que le han marcado lo que debía decir, lo que debía de ocultar y cómo debía ejecutarlo para resultar creíble pero, sobre todo, verosímil. Tan solo ha sido increpado en dos ocasiones por Su Señoría por leves comentarios altisonantes y fuera de lugar, más propios de una taberna arrabalera que de un alto tribunal.

Eran muchos los que querían someterle a tamaño trasiego, pero al final su gozo en su pozo ha quedado ahogado en una anécdota con la que jalonar una aburrida semana veraniega en la que solo se habla de soberanismo, secesionismo, independentismo y Neymar.

Hilando un tema con otro, habría que decir que, después de esta presencia ante la Audiencia Nacional, Rajoy se queda. Primero porque su mayoría minoritaria le permite mantenerse, a pesar de sus diatribas, la corrupción de su partido y sus disparates, gracias al calor humano que le otorga su sosias Albert Rivera, que está en primero de Mariano Rajoy y aspira un día a sentarse a la derecha del Padre. 

 

En un país serio todos habríamos creído la palabra del presidente a pies juntillas, pero en España ya estamos hartos de mentiras, de infamias, de bravuconerías, de chaladuras, de excesos.

 

Pero con quien más se queda es con los españoles, que hemos asistido a un desfile de inculpados que le señalaban directamente como responsable de la trama criminal en la que se ha asumido su partido y de la que él se ha mostrado ignorante para evitar el peso de la ley, pero no así de su torpeza a la hora de dirigir un partido, que más parecía un salón del Oeste que una agrupación política.

Se ha escudado en que él no manejaba la pasta y ha negado haber recibido ningún sobre con dinero. Como tantas pruebas han sido destruidas ex profeso solo quedaría el testimonio de unos y otros, y entre una manada de presuntos chorizos y un líder político ignorante de los entresijos de su partido, pues parece obvio quedarse con “el segundo, ya tal”.

 En un país serio todos habríamos creído la palabra del presidente a pies juntillas, pero en España ya estamos hartos de mentiras, de infamias, de bravuconerías, de chaladuras, de excesos, y ya no nos creemos que “el tren o el lobo se vaya a llevar a las ovejas”, porque han abusado sobremanera de ésta y otras artimañas. Querríamos verdad, pero hemos de aceptar su postverdad.

El crédito del presidente, como de otros miembros de su partido, es finito, algunos incluso lo han agotado, y solo les queda esparcir excrementos sobre los demás con ayuda del ventilador para sembrar la duda. Gracias a eso se mantienen en el poder, pues el miedo es un condicionante máximo para intimidar a los votantes a la hora de ejercer su derecho al voto y al veto.

Quizá no le veamos en otra igual, pero si esperábamos un gesto de grandeza por su parte, reconociendo las imputaciones que otros habían sembrado previamente, nos hemos quedado igual que al principio, por cuanto hay a quien echarle la culpa en caso de necesidad para salvar los muebles. Este señor ya no es el presidente que nos merecemos. Solo su desgaste propio nos garantiza un recambio a vuelta de un par de años. Esperemos que no se quede más tiempo.

 

*Juan Manuel Vidal es Periodista y Community Manager

@VidalJuanma