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El Rey, Susana, Sánchez y el bloque constitucional

 

Juan Antonio Molina
Juan Antonio Molina*

El problema catalán, que no deja de ser un epifenómeno de una crisis general del Estado de la Transición, ha causado un estallido de los entresijos más definitorios del régimen monárquico, desgarrando el atrezo que lo mantenía en una balsámica amabilidad democrática. La agresiva beligerancia de Felipe VI en la crisis soberanista, orillando su papel arbitral como jefe del Estado y, por tanto, su condición de rey de todos, también de los nacionalistas catalanes, significó la exigencia, por parte del monarca, al margen de cualquier apelación al diálogo y la mediación, del cierre de filas de los partidos dinásticos en torno a la activación del artículo 155, pero este cierre de filas supone dejar fuera de la Constitución a todos los demás. Ello ha introducido una línea divisoria en la sociedad española respecto a la Constitución y respecto a la Monarquía, lo cual supone un desgaste para la narrativa de la Constitución y la Monarquía de todos. El diagnóstico es concluyente: el régimen de la Transición, como otrora la Restauración canovista, ha llegado al límite de su capacidad de asimilación, o lo que es lo mismo, de su nivel democrático de funcionamiento.

La movilización soberanista catalana, planteada quizá con excesiva ingenuidad por sus responsables, ha supuesto un movimiento de masas de bastante densidad que ha optado por la ruptura, no con España, sino con el Estado nacido del postfranquismo en claro retroceso en cuanto a su legibilidad como sistema abierto al pluralismo político, social y territorial. La “ley mordaza”, el hundimiento del mundo del trabajo, los salarios de hambre, la criminalización del malestar ciudadano, han marcado tensiones graves en contextos ajenos al territorial, pero que se compadecen todos con la incapacidad del régimen para asumir cualquier tipo de profundización democrática sin que sienta peligrar su propia vertebración oligárquica y los intereses de las minorías económicas y estamentales a los que alzaprima como universales, es decir, como generales del Estado.

 

Sin embargo, hoy la realidad es la del bloque constitucional y la bunkerización del régimen, lo que hace muy complicado el cambio político, que es el ADN de la izquierda. Es el peor mensaje que puede lanzar el PSOE: que hay cosas que son políticamente inevitables.

 

Para ello, el formato de la vida pública se sustenta en lo que Zizek califica de parapolítica, que es el intento de despolitizar la política, eliminando el antagonismo ciñéndose a unas reglas restrictivas que permitan evitar que el debate llegue a ser verdaderamente político. Es lo que facilita la “razón de Estado” y el bloque constitucional, retornar a la alternancia sin posibilidad de alternativa real a la hegemonía ideológica de la derecha. Un conservadurismo que está reeditando para la ocasión el doctrinarismo patriótico españolista junto al neoliberalismo catecúmeno que no sólo pretende españolizar Cataluña sino también a España. Desterrando el conflicto social, político y territorial y el formato polémico en la actividad pública de lo opinable y lo posible, el mensaje dado por el rey y el bloque constitucional es claro: fuera de él todo acabará siendo punible o, al menos, imposible.

Esta dinástica Große Koalition no tendría cierta credibilidad sin el concurso del PSOE. Susana Díaz era la encargada, con el apoyo de la derecha y su aparataje mediático, de situar el socialismo hispano en el bloque constitucional en los términos de renuncia ideológica necesaria, de lo que la presidenta de la Junta de Andalucía dio pruebas más que suficientes. Sin embargo, la militancia se organizó espontáneamente con el propósito de que el Partido Socialista reconstruyera su identidad de izquierdas, buscara el acercamiento a otros partidos progresistas y se opusiera de forma radical al ejecutivo de Rajoy. Sin embargo, hoy la realidad es la del bloque constitucional y la bunkerización del régimen, lo que hace muy complicado el cambio político, que es el ADN de la izquierda. Es el peor mensaje que puede lanzar el PSOE: que hay cosas que son políticamente inevitables.

 

*Juan Antonio Molina es Periodista y Escritor.

@Molgom