El cabeza de lista para las Cortes Generales de ERC, Gabriel Rufián, retratado en sus intervenciones durante la campaña
Regina Farré / Opinión.- Tengo miedo de escribir algo que los lectores de este confidencial puedan tachar de insólito, surrealista o desbaratado, pero les aseguro que nada más lejos de mis intenciones. Es la pura realidad. Todo comenzó con un joven que tiene hoy la edad de Cristo y nació en Santa Coloma de Gramanet, zona donde las haya de voto emigrante. Según este personaje, sus abuelos nacieron en Jaén y Granada y sus padres militaron en tiempos de Franco en una organización llamada Bandera Roja, que llegó a tener cierta relevancia en Barcelona y Sevilla. Nuestro protagonista se llama Gabriel Rufián –no me lo invento– y en apenas un año ha pasado de formar parte de una plataforma humilde de castellanoparlantes independentistas llamada Suma –auspiciada por Esquerra Republicana de Catalunya–, a encabezar la lista de ERC a las Cortes Generales en las elecciones del 20-N.
Ignoro el proceso que pudo llevar a este personaje que se presenta como independiente a estas elecciones de la mano de un partido que se define como republicano e independentista. Sólo puedo hablar de las cosas que afirma en campaña electoral. Por ejemplo, en un debate organizado por La Vanguardia llegó a afirmar que él no era independentista, para decir a continuación que, sin Convergencia, el conocido como procés hacia el secesionismo era imposible, y rematar con que este último partido no tiene nada que ver con la corrupción, exceptuando el caso de los Pujol, por ejemplo. Se olvidó que Pujol ha sido presidente y padre del nacionalismo catalán durante más de treinta años y que Mas es su heredero, el suyo y el de toda la responsabilidad política que se desprenda de sus actuaciones.
[blockquote style=»1″]Este joven considera que la Constitución española es fascista y como consecuencia los padres que elaboraron la Carta Magna, como Miquel Roca o Jordi Solé Tura, fundador del partido de sus padres, también.[/blockquote]
En un mini-mini-meeting de campaña en un barrio obrero de Barcelona, zona donde ERC nunca se ha comido un rosco, este señor utilizó la misma frase, solo que cambiando el término “política” por “revolución” para adjudicársela a dos escritores tan distintos como Oscar Wilde y Eduardo Galeano. En el caso de Wilde dijo textualmente “escritor conocido por muchas cosas, admirable por todas ellas”. ¿No suena eso a no tener ni p*** idea de quién fue Wilde?
En otra ocasión, en un debate electoral en El Periódico, a la pregunta de si el independentismo ha frenado la frontera lingüística, Rufián responde: «El independentismo ha superado los ‘anti’, ha trascendido a cualquier tipo de diferencia personal». No se si habla por él, señor en el paro que si sale elegido en las elecciones del 20-N estará más contento que si le hubiera tocado el sueldo de Nescafé.
Podría llenar páginas y páginas de despropósitos, pero hay uno que me parece especialmente sangrante. Este joven considera que la Constitución española es fascista y como consecuencia los padres que elaboraron la Carta Magna, como Miquel Roca o Jordi Solé Tura, fundador del partido de sus padres, también. Que puede llevarle a decir cosas como que es una fórmula freudiana de “matar al padre y de paso a la madre”, pura y dura ignorancia, o repetir cosas que dicen otros iletrados de su ámbito político…
Y otra cosa, ¿cómo pueden partidos que apuestan por la independencia presentarse a las elecciones españolas? Por lo menos la CUP es coherente y decidió no concurrir a unos comicios de un país que no reconocen. Sí lo han hecho los republicanos de Rufián y el partido de Más, que sigue deshojando la margarita de la presidencia a la Generalitat.
Según la Real Academia de la Lengua la palabra “rufián” significa persona sin honor, perversa, despreciable. Me da pena que este candidato tenga que ir por el mundo con semejante apellido.