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S.O.S. Pensiones

Lola Álvarez, Periodista
Lola Álvarez

En el 2015, según los datos del Ministerio de Empleo, las cotizaciones a la seguridad social volvieron a ser insuficientes para pagar las pensiones. Una vez más (y van…) el Gobierno tuvo que recurrir al denominado Fondo de Reserva de las Pensiones: un dinerito que el Estado guarda e invierte, y de cuyos beneficios saca para ir pagando las pensiones. Pues bien, esta “hucha” se encuentra bajo mínimos. Desde el año 2012 el Gobierno no sólo no ha ingresado un euro sino que se ha dedicado sólo a ir sacando. Las cifras hablan por sí solas: este fondo pasó de tener 66.851 millones, en el 2011,  a 32.845, a cierre del pasado mes de diciembre. En apenas cuatro años el fondo se ha reducido a la mitad. Por lo que los posibles beneficios que genera han caído de la misma manera y en modo alguno logra equilibrar las cifras.

La reducción de las cotizaciones que conlleva la sangría del paro, unida a la baja inflación, la precariedad laboral  y la reducción de los salarios, ha hecho que 2015 este Fondo cierre con un déficit que supera el 1% de nuestro PIB. Una cantidad de millones que da hasta vértigo enumerarlos. De mantenerse este ritmo, a la hucha solo le quedarán recursos para dos ejercicios más.

[blockquote style=»1″]Enredados en el disloque de los tiempos políticos que corren, pareciera que no quisiéramos creer lo que las cifras cantan, o mucho peor: que priorizamos otras cosas y olvidamos que somos un país de viejos.[/blockquote]

Cierto es que llegar a esta tremenda situación dependerá en gran medida de la evolución del mercado laboral (a más gente trabajando, más cotizaciones, más recaudación) y éste a su vez de que haya estabilidad económica no sólo en España sino también en el resto del mundo, que ya saben cómo anda: negros y serios nubarrones sobre China, caída del petróleo que no barrunta nada bueno en general y en Oriente Medio en particular, y una alta volatilidad de los mercados a lo que toca añadir la situación de impasse político que estamos atravesando. Por todo esto, la prevista mejora del empleo podría quedarse en papel mojado y, como consecuencia, las pensiones seguirán pendientes de un hilo.

Hace pocos días, al rebufo de los datos del ministerio, los principales medios se hicieron eco de la situación. Apenas le dedicaron un rincón en la sección de economía. Ninguno lo llevó a portada y, en mi opinión, el asunto lo ameritaba más que de sobra. Enredados en el disloque de los tiempos políticos que corren, pareciera que no quisiéramos creer lo que las cifras cantan, o mucho peor: que priorizamos otras cosas y olvidamos que somos un país de viejos.

El día en que se abra la caja de semejantes truenos, muchos se harán los nuevos y aquí arderá Troya.