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Sal gorda

Si son mujeres, se vuelven agustinas de Aragón versión lolailo y si son hombres les da por atiborrarse de comer y por irse con suripantas o pilinguis costeás.

 

_¿Has visto cómo cambian los políticos cuando están arriba?

_¿Arriba de dónde, María del Carmen?

_Arriba de todos nosotros, para empezar.

_¿Subidos en la tribuna, dices tú?

_Eso.

_Se ponen a hablar y ¡hala! sal gorda.

_Las gordas siempre salen a relucir, hija.

_Es el mayor insulto que se le puede decir a una mujer.

_Más que las cuatro letras.

_Eso era antes. Ahora te dicen gorda y es como si hubieran ofendido a toda tu parentela.

_Pero, vamos, yo no iba por ahí, niña.

_¿Por dónde ibas tú?

_Chiquilla, por lo ordinarios que se ponen.

_Como has dicho sal gorda.

_Pero todo seguido, sin coma, María Auxiliadora.

_Por lo visto, las comas son muy importantes, que lo he leído yo en el Falsebú.

_Una coma te cambia la vida.

_Y comer te da la vida.

_Y si es una mariscada…

_Eso no se lo puede permitir el común de los mortales.

_Sólo si son los mandamases de un sindicato o de un partido.

_Mira, los políticos cuando se apoltronan se quieren poner finos y lo que se vuelven son vulgares.

_Hay algunos que ya vienen vulgares de fábrica; o sea, que se recuestan en su vulgaridad…

_Si son mujeres, se vuelven agustinas de Aragón versión lolailo y si son hombres les da por atiborrarse de comer y por irse con suripantas o pilinguis costeás

_Costeás por todos nosotros, claro

_Mujer, ¿no son políticos?

_Pero ahora las suripantas se llaman “Sugar baby”.

_¿Como los babis que llevábamos en el colegio?

_Sí, pero el baby es para otro menester. Lo dicen en inglés para ser políticamente correctos.

_¡Jesús!

_¡Jesús, la María Jesús Montero!

_¡Hija, le sacó los otros días las uñas a un senador del PP de Ceuta!

_Vamos, como la Celia Villalobos y la Maleni. ¡Uy!, la Maleni Álvarez era de armas tomar.

_Y encima todas son andaluzas.

_Mujer, porque somos más expresivas.

_No nos podemos comparar con las catalanas o las madrileñas.

_Ellas son más de hechos que de aspavientos.

-La Rita Maestre, un poner, enseñó las domingas en la capilla de la Universidad.

_Lo que yo te diga. A nosotras se nos va la fuerza por la boca.

_Y otras dan el do de pecho.

_Aquí somos mucho de chillar, pero después nos la meten doblá.

-Porque somos más débiles.

_Pues una cosa te voy a decir, a mí no me gustaría enfadarme con la Montero.

_Y menos ahora que es ministra de Hacienda y te puede poner un impuesto por desacato. Y además por decreto ley.

_Claro, que tampoco querría ser el chófer de la Villalobos…