The news is by your side.

Sánchez y el CIS

Javier_Menezo
Javier Menezo*

Como dice Slavoj Zizek, en general la gente ya sabe. Sabe que los políticos mienten o que los poderosos no lo son por una virtud propia, pero hemos actuado como si esas ficciones fueran verdaderas. Ahora cuesta disimular. Las grandes certidumbres se tornan frágiles. Leer la última encuesta del CIS, por ejemplo, sólo es caminar por lo que ya sabemos.

La historia electoral española tenía una regla: los votantes castigan a los gobernantes por las malas épocas económicas y les premian por las buenas. El presidente Rajoy compareció un día como testigo en un caso de financiación ilegal de su partido, y al siguiente para comentar los datos de la EPA, la encuesta de Población activa. La norma se cumpliría. Sin embargo, llega la siguiente encuesta, la del CIS, y tiene a Sánchez en el salón de casa, como quien dice. A estas alturas, Rajoy, no es capaz de entender que ya no basta la economía, que la sociedad exige regeneración democrática.

La izquierda también tiene su mochila de certidumbres añejas: la socialdemocracia europea está moribunda; los electores son de centro; los militantes son más radicales que los votantes. Todas ellas relacionadas entre sí crearon un relato: la elección de Sánchez sería un error. Lo sabían los que lo decían y sabían que era así porque ellos lo decían.

Si, una socialdemocracia europea agoniza, pero es la de la tercera vía. La de Blair, la de Zapatero, la que se alió con los conservadores en Holanda o Alemania, la que defendió la política como el arte de lo posible. Frente a ella se abre paso un socialismo cuyo éxito dependerá de defender justo lo contrario: la política como arte de lo imposible, el que pretende ser capaz de producir nuevas posibilidades.

Con esa socialdemocracia siglo XX, se va la idea del elector centrista. La izquierda debía buscar ese elector, girar hacia el centro, donde radica un votante situado en la mayoría de los asuntos en el punto medio de las escalas. ¿Es Ud. partidario de la castración a los agresores sexuales? ¿Cuál es ahí el punto medio? Se lo dejo a su consideración.

 

El CIS, con la cautela que requiere una encuesta cuando las elecciones no están cerca, refleja algo lógico: sólo pueden volver quienes se han ido, o por edad, no tuvieron ni tiempo de irse.

 

El viaje en busca del elector del centro, solo sirvió para reforzar los valores de la derecha y difuminar los de la izquierda. La consecuencia fue más crisis de la socialdemocracia, y la forma propuesta para superarla era girar un poco más al centro. El PSOE de la gestora, con sus dos ponencias andaba en ello, aunque ahora sea de mal gusto recordarlo.

El CIS, con la cautela que requiere una encuesta cuando las elecciones no están cerca, refleja algo lógico: sólo pueden volver quienes se han ido, o por edad, no tuvieron ni tiempo de irse. En ese regreso, primero lo hacen los que se quedaron más cerca, en la abstención. Si es así, habrá que ver por donde se fueron. Si lo hicieron por la puerta de la izquierda no tiene sentido apostarse frente a la puerta del centro a ver si llegan por ahí.

Susana Díaz debería atender estos detalles. Como a Rajoy no le va a bastar que en verano se contraten más camareros, ni tampoco identificar su acento con el de toda Andalucía. Piense en esto: Pedro Sánchez no existe. Hay un señor con ese nombre. Pero en realidad no existe. Es una denominación colectiva. El centro y la izquierda del partido, arrinconados en el viaje al centro que también era a la irrelevancia, conminados a callar por el “interés del partido” y obviados en la toma de decisiones, comprendieron que el momento de lo imposible había llegado.

 

El presidente Griñán, que nunca fue un hombre muy de partido -y al que le perdía la soberbia, no la ignorancia- las separó en 2011. Suyo es, pues, el mérito de que el PSOE siga gobernando la Comunidad.

 

Si Susana Díaz lo piensa descubrirá que si, que nos hicimos unas risas con lo de quitar el aire cuando iba a hablar Sánchez en el cierre del Congreso socialista andaluz, para que el calor infernal creara charcos en su camisa y se viera en la tele. Pero ya ve, lo que es sólido se descubre endeble. En las elecciones, tradicionalmente, el PSOE en España ha necesitado de la fortaleza de la filial andaluza. Para ello solían convocarse juntas nacionales y autonómicas. El presidente Griñán, que nunca fue un hombre muy de partido -y al que le perdía la soberbia, no la ignorancia- las separó en 2011. Suyo es, pues, el mérito de que el PSOE siga gobernando la Comunidad.

En las elecciones del 26J, Díaz se dejó guiar por este síndrome de la mano caliente. Un jugador encesta varias veces y todos creen que va a volver a acertar porque lo que está ocurriendo ahora va a seguir ocurriendo en el futuro. Hasta que no encesta. Se multiplicó en Andalucía y recomendó a Sánchez que no apareciera. Suyo sería el mérito de mantener aquí la fortaleza y ya tenía algo más para exigir su dimisión. No encestó, dos de los tres escaños perdidos fueron en Andalucía.  Ahora, encima, el CIS. Saben el temor de Díaz: la siguiente cita electoral es en Andalucía y puede ser ella la que necesite del tirón de él. Si va a ser así, ¿para que le quitas el aire?

 

*Javier Menezo es Abogado. Letrado del SEPE (INEM). Militante de base del PSOE

@javimenezo