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Santa y madrastra Iglesia

Pepe Fernández/ El Sismógrafo.- El párroco de la iglesia de San Eutropio, enclavada en Paradas (Sevilla), ha denegado a un vecino del municipio ejercer como padrino en el bautizo de su sobrina, al tratarse de un joven que mantiene «abiertamente» una relación homosexual, según ha denunciado el joven en cuestión y ha confirmado a Europa Press el párroco.

Con esta noticia desayunamos ayer los andaluces. La localidad de Paradas ya no estará solo vinculada al quíntuple asesinato de Los Galindos, se ha convertido en noticia chusca gracias a su párroco don Francisco Javier que, por lo que parece, sigue viviendo en las cavernas.

Sino no se le entiende al proclamar que, prohibiendo el padrinazgo, está cumpliendo con el mandato de la Santa Madre Iglesia que prohibe el amor entre personas del mismo sexo. Este cura no ve los telediarios, ni debe tener perfil de Fcb, ni Twitter. Este gachó no se ha enterado que en Roma, los cardenales, cambiaron al Papa hace tiempo y cuyo nombre es el de Francisco, jesuita, y parece que algunas cosas ya ha dicho suficientemente claras al respecto de los homosexuales y la Iglesia.

Pero lo preocupante no es el caso del cura de Paradas. El problema se agranda cuando se comprueba la habilidad de la Iglesia para taponar, informativamente al menos, aquellos asuntos que les resultan incómodos. Grandes escándalos sociales que quedan, en pocos meses, relegados al recuerdo de que aquí nunca pasa nada. Además, tras la marcha por la vía express del cardenal Amigo, la Iglesia en Andalucía se ha quedado descabezada, sin líder carismático (o no) pero que al menos de la cara en nombre de todos para unificar el mensaje con la nueva doctrina que emana desde Roma.

Miren para la Diócesis de Granada y verán lo que está sucediendo con la red de curas denunciados por supuestas prácticas con menores. O al cura condenado en Córdoba por acosar a una menor quien, tras salir de la cárcel, ha vuelto al Cabildo cordobés como bibliotecario.

Por no hablar del extraño y tibio comportamiento del Arzobispo de Sevilla, Asenjo Peregrina, a raíz del estallido en junio pasado del Caso Criado, afectando nada más y nada menos que a la legendaria y respetada Pasión y a su Hermano Mayor.

Y de pronto, entre col y col, lechuga. Un día te enteras de que a un transexual se le prohíbe participar de los Oficios religiosos en la provincia de Cádiz  y otro que tal cura ha dicho tal o cual barbaridad desde el púlpito dominical, en su particular yihad, como si fuese un imán radical.

No acabo de creerme que, con lo avanzados que siempre han sido los miembros de la Iglesia Católica, no estén a la última vía internet y reciban en tiempo real, como el resto de los mortales, las señales inequívocas de que la Santa Madre Iglesia está dejando de ser Santa y madrastra Iglesia para mucha gente. Mantener curas ermitaños, anclados en el siglo pasado y, por tanto, indisciplinados con el heredero del pescador, es un camino suicida. De ahí que el Papa Francisco tenga cada día más seguidores en Twitter y aquí las iglesias cada vez más vacías, salvo en los entierros y en las pocas bodas que aún se celebran por el rito católico.

Pepe Fernández
editor@confidencialandaluz.com