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Se abre el debate: seis propuestas para el futuro de Canal Sur

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Joaquín Távora *

Ahora que, dada la escasez de noticias propia del verano, se ha vuelto a hablar de la RTVA por parte de gobierno y oposición, quisiera aportar algunas ideas que los trabajadores de Canal Sur llevamos años reivindicando. Ideas fruto de la experiencia y el conocimiento de quienes trabajamos en la radio y televisión de Andalucía y deseamos prestar un servicio público de calidad.

Canal Sur ha sido un medio de referencia para la sociedad andaluza y ha jugado un importante papel en la pretendida vertebración del territorio. Hubo un tiempo en el que allá donde aparecía un equipo de Canal Sur se abrían las puertas de todas las casas pues todos querían «salir» y verse reflejado en «la nuestra». Hoy ya no es así. En parte por el descrédito general de los medios y en parte porque quienes dirigen Canal Sur no están sabiendo amoldarse a una sociedad que va muy por delante de estos gestores. Sin ir más lejos, el informe que elaboró la Cámara de Cuentas sobre RTVA con datos del 2012, evidenciaba la falta de méritos y concurrencia en el acceso a puestos de alta dirección. La actual dirección debe tener grandes amigos en el Consejo de Gobierno hasta el extremo de que los presupuestos de la Junta les permite cobrar por encima de la presidenta, Susana Díaz. Asegura el gobierno que rebajar estas retribuciones supondría la “fuga de talentos” al sector privado; un argumento nada social que hiere la sensibilidad de cualquier ciudadano de a pie. Ésta puede ser una de las causas más relevantes del deterioro del ente pero no la única.

La actual dirección debe tener grandes amigos en el Consejo de Gobierno hasta el extremo de que los presupuestos de la Junta les permite cobrar por encima de la presidenta, Susana Díaz.

Quienes han gestionado la RTVA a lo largo de sus 28 años de historia (muchos de los actuales directivos llevan décadas ocupando cargos) han ido vaciando de contenido cultural, juvenil, infantil, científico divulgativo o informativo, la programación de esta cadena pública. Hasta el punto de que la actual audiencia se ciñe, casi exclusivamente, al ámbito rural y a usuarios de edad cada vez más avanzada. Tampoco han valorado el buen hacer y la profesionalidad de los trabajadores y han optado por externalizar cada vez mayor porcentaje de programación hacia el mal llamado «tejido audiovisual»; productoras privadas que, salvo honrosas excepciones, dependen sólo y exclusivamente de la transferencia de dinero público, sin tan siquiera mantener un nivel de empleo acorde con lo que reciben. Muchas de estas productoras han sido creadas con el único objeto de producir para Canal Sur y otras son ramificaciones de las multinacionales del audiovisual. Es decir, que la creación independiente o vinculada a la economía social escaso protagonismo tiene en ese «tejido». Además, esta privatización encubierta y constante, relega programas de altísima calidad, realizados con medios propios, a horarios imposibles y marginales.

Para acabar de describir la agónica situación a la que han llevado a esta cadena pública, habría que citar a los más de 250 trabajadores menos que tiene, la falta de inversión tecnológica o la caída del mercado publicitario durante la crisis. Una situación preocupante que necesita el compromiso de quienes defienden el carácter público y universal de la comunicación.

Hasta el punto de que la actual audiencia se ciñe, casi exclusivamente, al ámbito rural y a usuarios de edad cada vez más avanzada.

En este sentido urge abordar la renovación de la dirección y el Consejo de Administración por varios motivos. Primero porque es una anomalía democrática que exista un subdirector en funciones durante más de tres años cuando la ley de la RTVA, y el propio Estatuto de Autonomía, exigen que esta figura sea elegida por el Pleno del Parlamento. No menos anómalo es que la composición del Consejo de Administración de la RTVA corresponda al resultado de las elecciones autonómicas de 2008 y lleve en prórroga más de dos años. Esta precaria realidad ha paralizado cualquier proyecto de futuro.

Pero urge también que el debate salga del exclusivo ámbito parlamentario y se extienda a organizaciones sociales, sindicales, de usuarios; que la sociedad civil intervenga y defina qué radiotelevisión quiere. Y es fundamental este aspecto pues nuestro Estatuto de Autonomía también garantiza el Derecho de Acceso de la ciudadanía a los medios públicos. Derecho que hasta ahora, no sólo no se ha implementado ni regulado sino que se vulnera constantemente.

La objetiva caída de audiencia de Canal Sur, por más que directivos y gobierno quieran achacarla a la multiplicación de canales de la TDT, tiene su origen en el desapego de la ciudadanía hacia una programación, en especial en la televisión, que reproduce todos los tópicos casposos que los andaluces hemos combatido. El Pueblo andaluz conquistó su autonomía en la calle, sobre los pilares de la igualdad, la solidaridad o la diversidad cultural del territorio y sobre estos mismos pilares debería programar la cadena. Sería deseable que en el futuro podamos ver en la RTVA un referente de los valores identitarios y colectivos que compartimos como nacionalidad histórica, más allá de la mera propaganda gubernamental o del bucle de presentadores omnipresentes, toreros y batas de cola con el que casi nadie se identifica. Recuperar la calle y la agenda o iniciativa ciudadana.

Sería deseable que en el futuro podamos ver en la RTVA un referente de los valores identitarios y colectivos que compartimos como nacionalidad histórica, más allá de la mera propaganda gubernamental o del bucle de presentadores omnipresentes, toreros y batas de cola con el que casi nadie se identifica.

Pero Canal Sur tiene también muchas cosas buenas. Buenos programas destinados a nuestro campo o a nuestro mar, a nuestra cultura, a la información y a la divulgación de contenidos sociales. Programas que en televisión están siendo relegados, cuando no ocultados, en horarios imposibles para quienes desean recibir información de servicio público. Este potencial formativo, que se realiza generalmente con recursos humanos y técnicos propios, es la base sobre la que los trabajadores queremos desarrollar nuestro cometido como empleados públicos. Además, la RTVA es la única empresa audiovisual andaluza con capacidad para llevar información a todos los rincones de Andalucía, desde la costa hasta la sierra y pasando por la comunidad emigrada, independientemente de la rentabilidad económica o comercial. En definitiva es la única capaz de garantizar el pleno acceso a la comunicación de todas las personas.

Las trabajadoras y trabajadores de Canal Sur hemos realizados multitud de propuestas para garantizar el futuro del servicio y de nuestros puestos de trabajo. Propuestas que jamás han sido bien recibidas ni por las distintas direcciones ni por el ejecutivo andaluz. Detrás de cada propuesta, protesta o movilización que hemos realizado estaba, además de la defensa de los derechos laborales, la defensa de lo público.

En virtud de lo expuesto se podrían plantear varias medidas que, además de suponer un balón de oxigeno para la radiotelevisión pública, devolvería ésta al centro de interés de los usuarios.

  • La financiación de la RTVA tiene que ser estable para garantizar su titularidad pública y alejar el fantasma de la privatización o la jibarización. La gestión debe ir encaminada a producir más y mejor, con medios humanos y técnicos propios.
  • Las programaciones de radio, tele y web deben dar servicio a todos los segmentos de edad, sectores socioculturales y a todos los territorios. El pluralismo social y político debe estar presente transversalmente en todos los contenidos. Hay que recuperar la programación netamente infantil y juvenil para fidelizar usuarios en el futuro y apostar por nuevas vías de difusión.
  • Urge regular el Derecho de Acceso de colectivos y personas así como generar una agenda informativa y de comunicación alejada de los centros de poder y cercana a la ciudadanía.
  • Uno de los grandes valores de Canal Sur son sus centros territoriales, que deben estar en primer plano en la producción y la información con una programación de cercanía. La descentralización de la comunidad pasa por dar cobertura a la extensa red de eventos culturales de todo tipo que hay a lo largo y ancho de Andalucía.
  • Hay que recortar el coste del Consejo de Administración y del personal directivo, aplicando las limitaciones salariales que rigen en el resto de la administración andaluza. En el caso del Consejo, habría que apostar por aquella reducción que aligere al máximo la pesada estructura de este órgano: Una persona por grupo parlamentario con el voto ponderado a su representación, dando entrada a la representación de los trabajadores. Ésta es sin duda la más acorde con la actual situación económica.
  • Hay que proteger las condiciones laborales y los derechos de la plantilla para potenciar la independencia y la creatividad. Racionalizar la asignación de los complementos salariales que unilateralmente la dirección reparte y redistribuir de forma justa y eficaz la masa salarial.

Estas propuestas son fruto de un debate profundo que comenzó, allá por el año 2014, con la jornada “Canal Sur tiene futuro: Otra RTVA es posible”, en la que participaron profesionales del sector y representantes políticos. Son medidas lógicas, fáciles y hasta económicas, que tendrían muy buena acogida entre quienes trabajamos diariamente en este servicio público. Pero lo más importante es que devolvería Canal Sur a la ciudadanía andaluza.

 

  • Joaquín Távora Smenjaud es trabajador de Canal Sur y delegado de personal por Comisiones Obreras
    @joaquintavora