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Tras el 20D: Sentido y sensibilidad

Con los fraccionados resultados, llega el momento de que los partidos admitan cesiones y concesiones. Eso, o estaremos en campaña de nuevo en tres meses

Ramón Ramos / Opinión.- Confieso que yo en esta campaña me he equivocado mucho. Creía –por ejemplo– que se hablaría bastante de Cataluña y de ese ,que es uno de los grandes problemas al que se enfrenta política española, apenas –¿a propósito?– sí se ha hablado. También pensé que Ciudadanos crecía a velocidad de crucero y parece que la campaña se le ha hecho muy larga. Y barruntaba que Podemos se había estancado y, sin embargo, se empezaba a percibir de nuevo su pujanza…

Así que a esta hora, con el escrutinio recurriendo a la foto finish, la primera palabra que me viene a la mente tiene poco de original: pacto. Que es la que sobrevuela esta noche electoral en todas las sedes políticas de la nación. Una palabra y un verbo que ha sido poco conjugado en la política española. A la fuerza ahorcan y con la irrupción de dos nuevas fuerzas, pujantes, en el mapa político, a los grandes partidos tradicionales no les queda otra que acostumbrarse a este panorama de estreno.

Pactar, que obliga en primer lugar al PP, vencedor de forma pírrica, pero ganador con la más escuálida cifra de escaños en la historia reciente. Bien hará, por tanto, al tiempo que se apresta a abrir diálogo con las fuerzas más afines que le permitan formar gobierno, en mirar hacia dentro y reflexionar seriamente con la suficiente humildad que le permita revisar formas y decisiones que le han llevado a esta copiosa huida de votos. No todo lo tapa constituir la lista más votada. Al tiempo, ese guardián de las esencias con el que gusta mirarse al espejo y que lleva en su ADN tendrá que ser arrumbado en la nueva época porque le traerá más inconvenientes que ventajas a la negociación.

[blockquote style=»1″]Todo está abierto y todo empieza ahora. Por ello, la esperanza es que todos, desde la derecha a la izquierda, desde el más votado a la cuarta fuerza, se doten de paciencia infinita, admitan cesiones y concesiones, sean capaces de mirarse y situarse en el lugar de los demás.[/blockquote]

El PSOE ha salvado la segunda posición. Un respiro leve, porque su caída en votos y escaños también es apreciable. No haber sido adelantado por Podemos calma de momento las ambiciones internas de algún ambicioso/a, pero es poco consuelo: si, en las circunstancias de desgaste del partido en el poder que arrojan las urnas de este 20-D, la principal fuerza de oposición no es capaz de recoger ese descontento tangible, este PSOE hoy por hoy tiene poco futuro. Precisa, en todo caso, de otro periodo de reflexión que –entre otras muchas cosas– no reaccione con alborozo en Andalucía cuando mantiene la brecha de su ventaja sobre el PP sin advertir que elecciones con elecciones la brecha que crecía era la del apoyo ciudadano, con una cifra de votos paulatinamente menguante. Y este 20-D, también.

Entran en el Congreso dos fuerzas suficientemente conocidas en una música a la que tendrán que ponerle letra. Que es donde la política se hace real. Es cierto que ya se han topado en otras cámaras y en ayuntamientos con la realidad y en esta campaña ha sido palpable el ejercicio de moderación en Podemos. Por otra parte, el número de escaños con los que se presentará Ciudadanos en la mesa de negociación no se dibuja tan potente como para desenterrar aquella vieja amenaza de apoyar a cualquier candidato del PP que no sea Rajoy.

Todo está abierto y todo empieza ahora. Por ello, la esperanza es que todos, desde la derecha a la izquierda, desde el más votado a la cuarta fuerza, se doten de paciencia infinita, admitan cesiones y concesiones, sean capaces de mirarse y situarse en el lugar de los demás. Sentido y sensibilidad. Sentido, para comprender el mensaje nítido de los ciudadanos que obliga a dialogar y pactar. Sensibilidad, para ceder incluso en posturas que en campaña se consideraron inmutables. De ellos depende que en tres meses no estemos otra vez en campaña.