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Sí es país para viejos

Benito Fdez 2
Benito Fernández

Como muchos de ustedes saben acabo de jubilarme, bueno, prejubilarme porque aún me quedan dos años para cumplir los 65 reglamentarios. Pese a ello no me considero un viejo, Sigo teniendo mis facultades físicas no demasiado mermadas y mi mente continúa abierta a todos los campos e ideologías mucho más aún que cuando tenía veinte años y los prejuicios todavía marcaban mi forma de ser y comportarme. Digo todo esto porque algunos muchachos de Podemos, tras el reciente varapalo electoral del 26-J, han lanzado diversos mensajes en las redes sociales del más puro estilo fascista, nazi o stalinista condenando a muerte a “los viejos” que no les han votado y que han optado por apoyar otras opciones políticas menos aventureras y arriegadas.

Es verdad que sus dirigentes (Iglesias, Errejón, Echenique y compañía) no han secundado estas iniciativas en internet pero lo malo que tienen twitter y facebook es que sacan a la luz pública lo peor de cada casa y en esa casa común de Podemos, las mareas, los en común, los perros flautas vascos y catalanes y el Partido Comunista, habría que hacer una limpieza cuanto antes porque están entrando demasiada mugre y puede llegar un momento en que esos cafres consigan algún día un puesto directivo o de gobierno y puedan pensar que sus racistas teorías se pueden llevar a cabo sin que nadie se les oponga. Y es que si tenemos en cuenta que la pirámide de la sociedad española, con cada vez manos nacimientos y menos defunciones, va encaminada a pasos agigantados a que haya cada vez más viejos y menos jóvenes, no parece que las tesis que defienden esos gilipollas twitteros sean las mejores para asegurar el triunfo su partido de cara a un futuro a corto y medio plazo.

Todo parece indicar que la presidenta andaluza y secretaria general del PSOE-A ha dado directrices en su Ejecutiva para que le vayan preparando el terreno a lo que va a defender en el próximo Comité Director en el que le darán instrucciones a su candidato a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, para llegar a algún acuerdo de gobernabilidad con el PP.

Que conste que me parece muy bien que la juventud española se haya implicado activamente en la política creando fuerzas más o menos revolucionarias que sacudan la tranquilidad de los partidos clásicos apoltronados en un bipartidismo que no ha sabido responder a las necesidades sociales creadas por una crisis en la que los ricos se han hecho más ricos y los pobres más pobres. Todos hemos sido jóvenes y casi todos hemos tenido la ilusión de poder cambiar la sociedad luchando contra las injusticias. Pero, como dijo, Bernard Shaw, “la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo” y una vez pasado el sarampión ideológico, nadie quiere arriesgar su futuro y el de su familia en aventuras que nadie sabe en qué pueden acabar. También alguien dijo aquello de que “con veinte años se piensa con el corazón y con cuarenta con la cabeza” y esta vez ha imperado en las urnas el voto con cabeza sobre la papeleta de la corazonada. Y una frase más, ésta de Perich “La gente joven, decía el humorista, está convencida de que posée la verdad. Desgraciadamente, cuando logra imponerla ya ni son jóvenes ni es verdad”.

En España, donde las mayorías y los gobiernos las dan cinco millones de votos de centro que oscilan a la izquierda o a la derecha pero que prefieren lo malo conocido que lo peor por conocer, no gustan estas apuestas maximalistas y extremistas que pueden llevar al país a la ruína. El miedo al fantasma de la guerra civil sigue sobrevolando esta sociedad, los campos, las ciudades y los pueblos de España ochenta años después. Y sí, efectivamente ha sido el miedo a lo desconocido y a los viejos postulados marxistas leninistas, a las colas de racionamiento de Venezuela, a los cortes de luz de Cuba, a la miseria de los antiguos paises del Este, a las dictaduras teocráticas de Irán, lo que ha echado para atrás a muchos supuestos electores de Podemos que los habían apoyado en las municipales, en las autonómicas y, sobre todo, en las encuestas.

Con todo habrá que estar atento a lo que pueda ocurrir en los próximos meses porque soy de los que piensan que el panorama surgido el 26 de junio no ha acabado de aclarar nuestro futuro y el fantasma de unas nuevas elecciones generales antes de que finalice el presente año sigue aún presente hasta que populares y socialistas no renuncien a sus inamovibles postulados y pongan el interés general por encima de impresentables partidismos que no conducen a nada. La pregunta es ¿qué parte del resultado del 26 de junio es el que no han entendido nuestros políticos?
Todo parece indicar que la presidenta andaluza y secretaria general del PSOE-A ha dado directrices en su Ejecutiva para que le vayan preparando el terreno a lo que va a defender en el próximo Comité Director en el que le darán instrucciones a su candidato a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, para llegar a algún acuerdo de gobernabilidad con el PP. Parece que la abstención del PSOE o al menos de parte de sus diputados en la segunda vuelta de la investidura de Mariano Rajoy es la solución menos traumática para los socialistas. Ya veremos si Susana consigue convencer a sus compañeros para que dejen gobernar a la lista más votada. Habrá que seguir esperando unos cuantos días.