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Sin papeles

Clara Guzman
Clara Guzmán

Hay que ver la que se ha liado, porque cada día estamos más intransigentes, con esa cantinela de que el marido de Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, no tiene papeles. O sea, que es un tieso, como dice ella en román paladino, que es más fino. Es más fino lo de román paladino, quiero decir. El santo esposo de doña Susana es lo que toda la vida de Dios en las casas de orden y concierto se denominaba un sin papeles. Es decir, cuando el novio de la niña no traía los papeles debajo del brazo, como era preceptivo, para que los padres dieran el visto bueno ante la señal inequívoca de que la iban a “colocar” con todos los avíos. Los papeles podían ser desde registrador de la propiedad a teniente de Infantería, pasando por ingeniero de Caminos, Canales y Puertos o abogado del Estado. El escalafón iba bajando o subiendo en función de las habilidades de la interfecta para apuntar alto o afinar la puntería, que, como habrán deducido, son de las expresiones más machistas que se despachan. Pero eso era antes; ahora, Eres o no Eres. Esa es la cuestión.

Por eso me extraña que nadie haya salido a defender la integridad moral de nuestra presidenta de Andalucía al haberse casado con un sin papeles, que luego, lo que son las cosas, y sin comer marisco en público, saldría en los papeles, circunstancia que realmente está a la orden del día.

Servidora, que es una romántica – fíjense si seré romántica que soy periodista-, considera que una mujer que contrae nupcias con un hombre al que califica de tieso, de IBM (ya saben, y veme a por papel, y veme a por tabaco…) rezuma ética por todos los poros de su piel.  Una mujer que no echó cuentas del tanto tienes tanto vales es una mujer revolucionaria, valiente, íntegra y, ya puestos, socialista. Aparte de que su historia es muy Corín, como dicen los entendidos en la materia amatoria,  en referencia a los amores insobornables. Corín es por Corín Tellado, la reina de la novela rosa, con una mijita de sopesado verde. A mí me parece que hay que felicitar a Susana Díaz porque es una transgresora. Según han contado las crónicas en estos días de pertinaz “susanismo”, su padre no quería que se casara con el muchacho en cuestión, porque los padres, como usted sabe perfectamente, siempre queremos lo mejor para los hijos. Los padres, señora, somos así de subjetivos. Pero ella, Ere que Ere, prefirió el clásico contigo pan y cebolla, aunque con los años la cebolla fuera caramelizada.

Me gusta esta historia atípica, porque se sale de lo típico, de ser señor de en lugar del manido señora de. Además, si el muchacho es limpio, está bien considerado y lo gana medio qué, ¿qué problema hay? ¿Que es mileurista? Oiga, hoy en día ser mileurista es darte con un canto en los dientes. Respecto de la formación, parece que ha estado o está en ello, cultivándose, vaya, pero además no creo que desentone en las reuniones de su esposa. La facundia de los políticos se quedó en Facundo Cabral para los veteranos y en no veas lo que me cunde cada día para los advenedizos. ¿Que los papeles en los que sale son comprometidos?  Usted perdone, la comprometida es Susana Díaz, que se casó con un sin papeles.