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Sobre Ramón Espinar y los manteros

Me fascinar Espinar y lo digo en serio. Me gustan los políticos que se lían y la lían.

Me fascinar Ramón Espinar y lo digo en serio. Me gustan los políticos que se lían y la lían. Está ya, en mi opinión, a un paso de lo que llaman histéricos organizacionales. Una figura dentro de los partidos, que los ves leales y tal, pero llevados por su entusiasmo irreflexivo te dejan sin votantes. ¿Y qué es un partido sin votantes? Exacto, UPyD y si siguen así, pronto lo será Podemos.

Lo último suyo ha sido el tuit sobre el mantero muerto: “Hoy es un día triste en España. No hemos estado a la altura de los Derechos Humanos. Hemos fracasado como democracia. Que la tierra le sea leve”.

Vamos, una cosa así no se improvisa. Lo tienes que tener ahí, guardado en borrador, esperando tu momento. Lo has pensado, corregido, y lo ves perfecto. El final deja la emoción dramática en alto con eso de la tierra leve. Un poso de tristeza esperanzada, religioso incluso. Confiando en la resurrección, porque de lo contrario la tierra no iba a ser leve en absoluto. La frase ha sido muy repetida, pero cuando guardó el borrador era seminueva.

El tuit, ya digo, era perfecto. Al incluirse en ese nosotros que hemos fracasado, nos hace un favor. El texto te lo deja claro. Se autoinculpa con todos, pero por su bondad, él no ha fracasado, tal vez sea el último de los justos.

Por eso estoy seguro de que  lo tenía guardado. Algún día podría ser útil y, de repente, lo fue. La historia era completa: marginalidad en contraste con el lujo – Nada ilustra tan bien el final de la clase trabajadora que la gente teniendo que comprar falsificaciones de lujo. Hasta aquí llegó nuestro orgullo obrero, el de aquellos que en mi infancia iban a trabajar con el buzo azul sin cinturones imitación D&G. Lo veía porque vivía al ladito mismo de una fábrica de tornillos – Lo dicho, marginalidad, emigración, raza, y el perejil de esta salsa, posible brutalidad policial.

En definitiva, que no ocurrió así y un tuit tan majo arrojado a los cerdos, en este caso quienes lo comentamos.

El momento es ahora, se dijo. Pero como no tiene suerte en la vida, la realidad era otra y, encima filmada por un espontaneo. En definitiva, que no ocurrió así y un tuit tan majo arrojado a los cerdos, en este caso quienes lo comentamos.

No cundió el nerviosismo, no obstante. Había alternativas. Una hubiera sido reconocer el error. Un tuit tipo “Lo siento, me he equivocado”. Imposible, se adelantó el rey emérito. Ya solo faltaba ser considerado monárquico y que le dé un patatús a Alberto Garzón.

Lo mejor, en línea con la nueva política, era recordar que no hemos venido aquí a aceptar la realidad, sino a cambiarla. Como afirmaba Laclau –el de la razón populista- cuando distinguía entre lo social y lo político: “Las cosas podrían haber sido de otra manera ¿por qué no pueden serlo aún?” Pues a ello. La culpa del fallecimiento lo tenía el capitalismo, así en general.

Para transformar el dolor en acción y cambiar la realidad surgió una iniciativa: despenalizar el top manta, dejando lo que sea que se quiera hacer a la decisión de los ayuntamientos. Con un límite, eso sí, por debajo de 400 €. Por desgracia, recuerda a la cantidad que en el acervo popular separa el hurto del robo. ¿Están llamando raterillos a los manteros? Ya tenemos otro lío en perspectiva.

Encima, si pone la tele o lee twitter se encontrará la nueva tendencia: el político insurrecto enfrentado al sistema, sistema del que forma parte porque gobierna.

Hace poco, ósea ayer, porque mi memoria es muy de proximidad, vi este caso: madre a la que se niega el subsidio por desempleo porque no tiene cargas familiares. El hijo alegado como tal supera el 75% de salario mínimo de ingresos. Cobra 430€ brutos – que se queda en unos 350- trabajando de dependiente y podría recibir 150 más del padre, que de todas formas no se lo pasa. Pues bien, con eso van a vivir.

Claro, el muchacho vende productos dentro de una tienda que paga impuestos y a él se le retiene, poco, pero contribuye a sostener pensiones. No hace falta preocuparse por esa familia. Si al chaval le da un infarto no quemaremos contenedores, está ya demasiado metido en el sistema. Encima, si pone la tele o lee twitter se encontrará la nueva tendencia: el político insurrecto enfrentado al sistema, sistema del que forma parte porque gobierna. Para que luego digan que ya lo hemos visto todo.