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Susana Díaz medita la decisión

Pepe Fdez
Pepe Fernández*

La presidenta andaluza deshoja la margarita. Ella quiere que acabe en sí, pero a veces se asusta y quiere que sea no. Mucha responsabilidad ante los dioses del socialismo, que diría el Sr. Lambán. Un quiero y no puedo que tensiona en estos días a Susana Díaz a la que, dicen, se le ha visto lucir a ratos su carácter más irascible. Sabe que de su decisión depende la estabilidad y supervivencia del socialismo andaluz, el mismo que controla la Junta desde el año 1982 con Escuredo, incluso desde antes en la etapa preautonómica con Fdez-Viagas. Como sabe también la lideresa que, en estos momentos, se estima que un 40% del partido no están con sus tesis en la batalla interna socialista. Del sí de Susana dependerá en gran medida el futuro del PSOE de Andalucia. Ese sin vivir por cómo desnudar a un santo para vestir a otro, la tiene atrancada en la que parecía una calculada estrategia.

“Susana aún no ha decidido en firme el paso que finalmente dará, una propuesta que lleva meses oyendo, madurando y modelando. Es cierto que el proceso no está siendo como ella hubiese deseado y es lógico que se tome el tiempo necesario para evaluar los pros y contras de tan arriesgado salto, que los tiene, sobre todo visto desde Andalucía”.

Lo cuenta alguien bastante cercano a la presidenta de la Junta que, desde luego, no reconoce públicamente lo que otros socialistas andaluces vienen comentando desde que empezó la trifulca. Que Susana querría llegar a la secretaria general del PSOE por aclamación y en silla gestatoria como candidata, tal y como sucedió en las primarias que la catapultaron al liderazgo del socialismo andaluz tras la dimisión de Pepe Griñán. Y hubo un momento, tras el 20-D, que eso hubiese sido posible hacerlo a nivel federal pero Susana no estuvo dispuesta y reculó. Ya no podrá ser así. Sobre la mesa del debate para primarias de los militantes socialistas ya hay dos nombres, Patxi Lopez que lo anunció hace dos semanas y, desde este pasado sábado, el del Pedro Sánchez que bajó a Sevilla para anunciarlo y, de paso, dando el pistoletazo a la campaña de las primarias.

 

Si quiere ir a la cabecera o quedarse en la cola, una desafortunada muletilla de la presidenta que, desde el subconsciente, sitúa a Andalucía donde siempre ha estado, en la cola de tantas cosas.

 

La presión sobre la tercera en discordia, la actual presidenta andaluza, aumenta y por mucho que ella despache a los micrófonos asfálticos con el pujolista “ahora no toca”, sabe que no podrá retrasar demasiado tiempo el decirle a sus compañeros y compañeras de partido qué quiere hacer con su vida. Si quiere ir a por la cabecera o quedarse en la cola, una desafortunada muletilla de la presidenta que, desde el subconsciente, sitúa a Andalucía donde siempre ha estado, en la cola de tantas cosas.

Resulta muy llamativo comprobar el ritmo vertiginoso de éste devastador terremoto en el interior del PSOE, con epicentro en Sevilla, nada más terminar el pasado verano. Mientras que en el entorno más cercano a Díaz hay en estos días caras y semblantes de duda, preocupación y algunos algo acelerados como el Portavoz de la Junta, los líderes provinciales del partido, fieles a la lideresa, están convencidos de que Susana Díaz presentará batalla. Lógico, necesitan creer que eso será así porque la mayoría sabe que el futuro de cada uno de ellos está ligado al de La Jefa de Sevilla y creen que si ella tiene más poder, ellos también lo tendrán como miembros fundadores del susanismo en el que llevan instalados unos pocos años. Particularmente en aquellas provincias – la mayoría- donde la resistencia contra el oficialismo crece, adquieren fuerza y relevancia dentro del partido; y especialmente en las incontrolables Casas del Pueblo virtuales en que se han convertido las redes sociales desde octubre. Todo mientras los asesores en redes de la presidenta han aconsejado» vender gestión» y en ello están desde hace semanas, foto/tuit que te crió sobre inauguraciones y actos muy variados. Una estrategia que persigue taparle la boca a esa oposición que acusa a la presidenta de tener olvidado el día a día de los problemas andaluces, volcada como está en “duelos al sol con Pedro Sánchez” en palabras de Loles López desde el PP andaluz.

Aunque la oposición tiene la obligación de exagerar en estos casos, sí llama poderosamente la atención que aquella Susana Díaz que se plantaba en la puerta de la caseta de feria del PSOE a arreglar un conflicto con trabajadores municipales, ahora no haya cogido el toro de la sanidad granadina por los cuernos y encabezado la delegación negociadora para que los granadinos tengan sus dos hospitales completos. Una actitud de Susana Díaz demasiado distante del motín social granadino que tiene contra las cuerdas al propio PSOE en aquella capital.

 

Que pierda votos el PSOE-A, elección tras elección, es algo de lo que no se presume.

 

En la oposición interna de las provincias a la linea de Susana se mezclan ingredientes muy variados, letales y peligrosos para los intereses políticos actuales y futuros de Susana quien, evidentemente, los conoce perfectamente. Si algo ha hecho fuerte a Díaz ante el socialismo español es haber logrado vender la imagen de unidad en la poderosa agrupación andaluza, la que gana elecciones desde hace 35 años. Que pierda votos el PSOE-A, elección tras elección, es algo de lo que no se presume.

El primer ingrediente, sin duda el más importante, es el malestar general muy extendido por el sesgo derechista del partido, dando carta de naturaleza a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, gracias a la famosa abstención a la que, por disciplina de partido, su sumó in extremis Patxi López y por la que Sánchez dimitió y se fue a su casa. A eso hay que sumar a los integrantes andaluces del club de cabreados con Susana, la mayoría cuadros con más  prestigio  social que político, que  han sido jubilados por el aparato de Díaz, condenándoles al olvido oficial y a algunos con patadita incluida en el trasero. Ex consejeros de la Junta, ex secretarios generales, ex parlamentarios, cada uno con su mochila de razones, están agitándole las aguas del partido donde más puede dolerle a Susana, en las agrupaciones provinciales. Personas, por cierto, a las que es muy difícil engañar con la propaganda oficial porque conocen muy bien las cocinas del partido y dan fe en artículos demoledores en las rss. Sin olvidar a la legión de socialistas “investigados” por la Justicia en los casos de corrupción, la mayoría están muy dolidos por cómo el partido les ha tirado a la cuneta, dejándoles solos a merced de la instructora Alaya y los fiscales Anti Corrupción.

 

Es, salvando las distancias y las urnas, el mismo espíritu que impregnaba a aquellos gobernadores civiles de Franco que eran y ejercían a la vez como Jefes Provinciales del Movimiento.

 

Junto a los socialistas que se consideran no contaminados, de izquierdas de toda la vida y los cabreados con Susana hay que añadir a otro grupo que, dependiendo de cada plaza, han padecido en los procesos internos orgánicos el  “efecto Susana”. Esto es, el aparato y su líder vicario mandan por encima de las voces de la militancia. Ponen y quitan a quien consideran, valorando más lealtades personales que la capacidad política de los elegidos para el puesto que haya que cubrir y desempeñar. No debe olvidarse que es tradición en el PSOE andaluz desde tiempo inmemorial que los secretarios generales provinciales tienen derecho de veto en el caso de los nombramientos de delegados de la Junta, de tal forma que el reparto de decenas y decenas de puestos y cargos grandes, medianos y pequeños es el instrumento principal para dirigir el partido en cada provincia. Es, salvando las distancias y las urnas, el mismo espíritu que impregnaba a aquellos gobernadores civiles de Franco que eran y ejercían a la vez como Jefes Provinciales del Movimiento, el partido único de entonces.

Este sector de militantes maltratados por los aparatos con el ordeno y mando han visto cómo se reproducía el pasado 1 de octubre en Ferraz, pero a lo bestia y en todo su esplendor, lo que muchos han padecido a menor escala en sus respectivas agrupaciones.

 

¿Podría Susana Díaz ganar la Moncloa para el PSOE habiendo perdido Andalucía frente al PP y sus hoy socios Ciudadanos? 

 

En ese saco del no andaluz a Susana cabe incluir también a aquellos que consideran que su marcha a Madrid puede suponer el principio del fin del socialismo gobernando Andalucía. Los sondeos, incluido el Egopa, tan cercano al poder, dibujan que continua la caída de apoyos al PSOE y vaticinan un avance del PP que, con la muleta de Ciudadanos, podrían lograr el hito histórico de darle la Junta por vez primera a la derecha en Andalucía. ¿Podría Susana Díaz ganar la Moncloa para el PSOE habiendo perdido Andalucia frente al PP y sus hoy socios Ciudadanos?

Con este panorama es lógico y comprensible que Susana Díaz agote hasta el último minuto para anunciar su decisión final. Su corazón, alimentado desde la ambición personal, le pide seguir en la batalla hasta el final, pero su mente le dicta que analice los arriesgados inconvenientes para el futuro del socialismo andaluz y de paso para ella misma. Por Andalucía han empezado grandes desgracias políticas para muchos líderes de la política española. La primera fue Adolfo Suárez tras el referéndum del 28F.

Hace bien en tomarse todo el tiempo para meditar la Sra Díaz. Y es lógico que sopese los argumentos en contra que se le amontonan junto a los que la incitan a entrar en el cuerpo a cuerpo contra Patxi y Pedro. El argumento  que más le inquieta es imaginar al PSOE andaluz divido,  en la oposición y para un tiempo largo. Y sin el respaldo electoral de Andalucía el PSOE, ya sea con Susana, Patxi o Pedro, difícilmente recuperará el gobierno de España.

 

*Pepe Fernández es Periodista. Editor y Director de Confidencial Andaluz