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Susana Díaz, un AVE de ida y vuelta

La líderesa del socialismo andaluz, sigue agazapada ante lo que le pueda ocurrir a Sánchez en las urnas el 20-D

Opinión / JUANMA VIDAL.- “Todos somos contingentes, pero tú eres necesario”. Esta proclama, lanzada por un vecino a su alcalde y extraída de la delirante película Amanece que no es poco de José Luis Cuerda, debe haberla clamado con desigual gracia más de un socialista al paso de Susana Díaz y puede que le haya impelido a soñar por encima de sus posibilidades.

Desde que entró en el PSOE, con 17 años, esta licenciada en derecho, trianera, bética, católica y reciente madre primeriza, ha estado montada en un carrusel que le ha llevado de Sevilla a Madrid y vuelta a empezar sin parar. Vale que empezara vendiendo cosméticos a domicilio, que sus primeros devaneos fueran en las juventudes socialistas de Sevilla  y que sus primeros cargos de responsabilidad fueran en el Ayuntamiento de la capital hispalense y en el Parlamento Andaluz.

Pero pronto aterrizó en Madrid, como en un presagio aún impensable, yendo a parar ora al Congreso, ora al Senado, sitos en la capital. Luego retornaría a la ciudad del Guadalquivir, primero como consejera de Presidencia e Igualdad, y actualmente como presidenta de todos los andaluces y secretaria general de la federación andaluza de su partido, el PSOE.

Pero desde que fuera aupada a la presidencia de la Junta y del PSOE-A en 2013, sus idas y venidas en el AVE se han acelerado, bien motu propio, bien por las voces de consejeros áulicos que la conminaban, no solo a dar un salto físico a la capital, sino todo un salto de fe en sí misma, la que ha faltado en su partido desde el fin del felipismo.

Desde el buen resultado del PSOE-A en las Europeas de 2014, pareció adoptar una actitud un tanto mesiánica, reclamando su lugar a la derecha del padre, un Rubalcaba consumido y en retirada. Casi esperaba la aclamación de los 1000 delegados en un “cónclave de unidad” que nunca llegó, porque las primarias, que tan poca gracia le hacen porque “debilitan al partido”, se interpusieron en su camino, por mor de un díscolo Eduardo Madina que incitaba a la masa socialista a concurrir en las urnas para elegir al “heredero/a”.

Que sí, que no, que caiga un chaparrón o salga el sol por Antequera. Un run run de nueve varones socialistas de importantes federaciones le confería cierta solvencia para dar un paso al frente. Algunos, como el riojano Cesar Luena, actual secretario de organización del PSOE y entonces solo del PSR, llegó a decir que Díaz ofrecía “fortaleza y unidad y encarnaría un nuevo liderazgo que aportase credibilidad y legitimidad”. Imaginamos que ahora solo lo dirá de Sánchez.

Pero a primeros de junio de 2014 daba marcha atrás, quizá por exceso de frenada de sus aspiraciones, que parecían catapultarla “hasta el infinito y más allá”, que cantaba el sheriff en los Carnavales de Cádiz de 2011. Pero apelaciones a la épica atribuían la decisión a su compromiso con Andalucía y con el PSOE-A para quedarse en San Telmo. ¡Nunca antes los cocodrilos habían derramado más lagrimones que con esta versión, pero fue la oficial y nos cuadramos! 

La “hija del fontanero”, como se ha reconocido con orgullo, volvió a escuchar voces de ultratumba reclamando que tomase el rumbo de la nave porque el imberbe mozo no parecía tener los arrestos necesarios para desbancar a la Derecha.

De la terna, donde también concurrieron Madina y el perseverante Pérez Tapias, salió un casi desconocido Pedro Sánchez, un joven candidato atractivo para la parroquia socialista, pero con un discurso indeterminado en medio del chaparrón que estaba cayendo en Ferraz primero por la retracción de su electorado, pero sobre todo por la irrupción de Podemos, partido de corte progresista y con origen en los movimientos sociales. Sánchez apenas había nacido y ya le estaba creciendo un rebelde a su izquierda que le restaba apoyos.

La “hija del fontanero”, como se ha reconocido con orgullo, volvió a escuchar voces de ultratumba reclamando que tomase el rumbo de la nave porque el imberbe mozo no parecía tener los arrestos necesarios para desbancar a la derecha.

El primer examen eran las locales y regionales del 25-M, pero antes Susana Díaz volvía a declinar cualquier invitación a postularse como cabeza visible del PSOE en su Comité Federal de finales de marzo pasado, lo que daba el fuelle necesario a Sánchez para pasar con nota la doble cita electoral gracias a la recuperación de algunos feudos significativos por la vía de los pactos con Ciudadanos y/o Podemos, amén de ganarse la oportunidad de llegar como primer candidato a las Generales.

Cómo estaría de aliviado que reconoció en una entrevista a El Mundo el 30 de marzo sentirse respaldado por Díaz, afirmando que no perdería un segundo en temas internos (luchas intestinas) y que “la dedicación, empeño y compromiso de ella era con Andalucía”, por lo que no la veía “ni como rival” a corto plazo, ni “como una china en el zapato”.

La ruptura del pacto con IU precipitó las elecciones a la Junta. Sin embargo, la exigua victoria del PSOE-A el 22 de marzo, nuevamente por el efecto Podemos, unido a la imputación en el caso de los ERE de Chaves y Griñán, dos históricos ex de todo, y padres putativos de la trianera, podría haber restado enteros del marcador de Díaz para optar a comandar Ferraz, donde ya reina, aunque honoríficamente, otra histórica del PSOE-A, Micaela Navarro, e incluso hasta la propia Díaz es presidenta del Consejo de Política Federal.

Pese a ello, muchos duros de la Bética socialista le siguen teniendo ganas a Sánchez, con quien han tenido muchos desencuentros, y afilan sus hachas para decapitarle por si no derroca al PP en Navidades. En cambio reconocen que, en caso de salir victorioso, la fuerza de su federación permitiría pactos internos y hasta altos puestos de relevancia. Visto así, Sánchez se lo juega todo a una carta. No hay comodines, salvo que éste se guarde algún otro as en la manga más deslumbrante que el de Irene Lozano, que ha irritado a muchos de dentro.

La crisis soberanista catalana despertó el ansia de acuerdos de Rajoy, que raudo convocó a Sánchez a una reunión por la unidad, pero éste acudió sin avisar a su Comité Federal, respondiendo al secretismo que le exigieron. Ello despertó las suspicacias de muchos barones y de la baronesa andaluza, que a veces quiere ser la niña en el bautizo, la novia en la boda y hasta la muerta en el entierro con tal de figurar en primer término, cuando por ahora solo es primera en su Ejecutivo, pero con permiso de Ciudadanos, que no se olvide.

Decía Antonio Molina que “el futuro es muy oscuro trabajando en el carbón”, pero no es menos sombrío el de los socialistas en general y el de Sánchez en particular el 20-D, pues como dé un traspié inoportuno en votos o no sepa alcanzar pactos de conveniencia llegado el caso para liderar el país, “la hija del  fontanero”, en su perenne AVE de ida y vuelta, le cortará algo más que el flujo de agua.