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¿Y si a Susana se le rebelara un secretario provincial?

Pepe Fdez
Pepe Fernández*

¿Se imaginan lo que ocurriría si un secretario provincial del PSOE andaluz se despachara, de forma reiterada cual mosca cojonera, con declaraciones contrarias a lo dispuesto por Susana Díaz como Secretaría General del PSOE-A?

Ya puestos a imaginar, pensemos a título de ejemplo en una última declaración que cuestionase, un poner, el pacto PSOE-A-Ciudadanos en la hoguera política en la que se ha convertido el impuesto de sucesiones. Un pacto, recordemos, que le ha permitido a la presidenta presumir de ser la primera comunidad que despeja su futuro en materia presupuestaria al contar con la gente de Rivera en Andalucía. Todo ello, le ha faltado explicar, tras desayunarse media docena de sapos antes de firmar, tragándose con ello todo lo dicho en favor del impuesto, que estará en vigor hasta el 31 de diciembre. Un acuerdo al que se podría haber llegado hace muchos meses, evitando desde luego un desgaste brutal del socialismo entre las clases medias andaluzas. Y al que hay que añadir, ahora, el descontento en sectores más izquierdistas que preguntan qué servicios públicos se verán afectados con obligados recortes al no ingresar 250 millones que no llegarán a partir del año que viene procedentes de las herencias de los andaluces.

No hay que estar muy puesto en cuestiones políticas para responder a la pregunta inicial sobre una indisciplina al frente de una agrupación provincial. Si la cuestión fuese estrictamente personal del discordante, la dirección de la calle San Vicente ordenaría la apertura inmediata de un expediente disciplinario cuyo resultado final, por otra parte, sería previsible dada la marca de la casa. Si por el contrario la Sra. Díaz y su mano derecha en el partido, Juan Cornejo, detectasen que se trataba de una opinión compartida por un sector importante de la militancia de esa provincia –sedición lo llamarían–  entonces sin dudarlo pondrían en marcha una gestora para liquidar a la dirección provincial insumisa.

 

Parece meridianamente claro que la dirección regional socialista no iba a tolerar ninguna rebelión ni indisciplina en su feudo andaluz, de ahí que no se entienda muy bien que es lo que busca Susana Díaz en su constante y permanente enfrentamiento con su Secretario General.

 

La trayectoria política y sobre todo orgánica de la dirigente andaluza, por otra parte, avalan una praxis de mano dura e inflexible que, habitualmente pasa por una planificada y coordinada dimisión de la mitad más uno de los miembros de una ejecutiva, sea la que sea, para el posterior nombramiento de una gestora. Fue el método empleado para cargarse a Pedro Sánchez o, hace unos años, a Diego Asensio en Almería la propia Susana de parte de Pepe Griñán, por citar solo dos ejemplos concretos.

Parece meridianamente claro que la dirección regional socialista no iba a tolerar ninguna rebelión ni indisciplina en su feudo andaluz, de ahí que no se entienda muy bien que es lo que busca Susana Díaz en su constante y permanente enfrentamiento con su Secretario General y con la dirección federal del partido, legalmente elegida en el 39º Congreso. ¿Un choque de trenes quizás?

Aunque la tensión entre la federación andaluza y Ferraz ha sido una constante desde que Sánchez ganó por goleada las primarias en mayo, lo que viene sucediendo en las últimas semanas con el incendio catalán de por medio, nos está mostrando una bicefalia oficiosa al frente del PSOE o lo que es peor, dos psoes, el andaluz y el resto. Y algo aún más demoledor desde el punto de vista electoral, trasladar a la opinión pública dos concepciones distintas para afrontar desde el primer partido de la oposición tan delicado momento para España.

Fíjense bien que la Sra. Díaz opina últimamente más sobre cuestiones estatales que sobre los problemas de Andalucía, que no son pocos. Basta con mirar la incomunicación de años de la Andalucía oriental, Granada, Almería y Jaén, por citar un vergonzoso aislamiento que a día de hoy continúa; concretamente con Granada literalmente incomunicada por tren.

En este artículo, firmado por Rafael Martín de Agar, militante socialista de Alcalá de Guadaira, que ha llegado a ocupar importantes puestos de responsabilidad en los sucesivos gobiernos de la Junta de Andalucía, expone con detalle un memorial de agravios y supuestas infracciones o desaires que, según el autor, legitiman a la dirección federal para actuar disciplinariamente contra los responsables orgánicos del PSOE-A. Primer ejemplo.

 

Y no menos grave, en el ámbito andaluz – escribe Martín de Agar- es el hecho de que, en los encuentros que organiza la cadena Ser y la Fundación Cajasol (a cada uno de los cuales asiste el máximo dirigente regional y el referente estatal que aquél designe), la Secretaría General, Susana Díaz, a diferencia de todos los demás partidos, ha designado a Rafael Escuredo, en vez de a nuestro Secretario General Pedro Sánchez. Cabe señalar que Podemos ha designado a Pablo Iglesias, Izquierda Unida a Alberto Garzón, Ciudadanos a Albert Rivera, y el Partido Popular, probablemente, a Soraya Sáenz de Santa María. Esto significa un evidente desprecio hacia nuestro Partido y hacia nuestro máximo dirigente, el Secretario General, una falta de respeto y un desaire y, consecuentemente, una pésima imagen pública de nuestro Partido”.

 

 

Pero lo que más ha llamado la atención de muchos militantes socialistas, Martín de Agar entre ellos, son las interferencias de la presidenta autonómica en la crisis catalana y destaca que “algunos de sus dirigentes apoyan sin matices que, mediante el artículo 155 de la Constitución, el gobierno de Rajoy desapodere de competencias a otro gobierno como es el de la Generalitat de Catalunya, sin atender a los criterios de nuestros órganos federales, y en un asunto tan delicado y de ámbito estatal”.

Lo que está sucediendo con el PSOE andaluz, a juicio de muchos socialistas críticos, puede tener efectos muy negativos entre un electorado al que no le gustan las guerras internas de partido ni las deslealtades, vulgo puñaladas traperas entre compañeros y compañeras.  

Dice Agar que “se están produciendo las deslealtades anunciadas, y atisbadas, en el reciente congreso andaluz del PSOE, lo que está suponiendo un incremento de la desafección y desapego de nuestros tradicionales votantes, que no pueden dar crédito a estas actitudes; esto explica que no se hagan encuestas con intención de voto en Andalucía, dados los previsibles datos de las mismas”.

Efectivamente, los tradicionales sondeos de la Universidad de Granada, parece que duermen el sueño de los justos este año. En el último Egopa Invierno 2017, la estimación electoral presentada era esta:

 

Si hoy se celebrasen elecciones al Parlamento de Andalucía, el PSOE volvería a ser el partido más votado. En concreto, con una participación estimada del 62,8%, el PSOE recibiría el 28,6% de los sufragios válidos, frente al 26,2% que conseguiría el PP. Por su parte, PODEMOS, CIUDADANOS e IU recibirían el 17%, el 12,1% y el 5,7% de los apoyos, respectivamente”.

 

Al susanismo, estas críticas, parece que les resbalan y no se vislumbra un cambio de tendencia a corto plazo. Más bien todo lo contrario; no descartemos que en cuanto pase la tormenta en el Principado se produzcan las respuestas de Ferraz que por ahora “no cae en provocaciones de Susana, porque está en otras cosas, parece que más importantes para España que los egos y ambiciones personales de algunos o algunas”, afirman mordiéndose la lengua.

Es más, los hay quienes creen que la cordura reina de verdad en el PSOE-A y no en Ferraz, tal y como valora uno de los lectores del artículo de Agar en Confidencial Andaluz:

 

Que mamarrachada del quince, oiga. Cuando Pedro Sánchez o cualquier miembro de su ejecutiva gane unas lecciones, que baje a pedir explicaciones. Es la sensatez del PSOE-A le falta en la calle Ferraz, y la mala baba que rezuma esta carta, premio a la estulticia política lo que desborda la sede federal del PSOE”.

 

Para este militante socialista no parece que el haber ganado Sánchez unas primarias con contundencia y, posteriormente, el 39 Congreso Federal sean suficientes atributos democráticos para exigir, por lo menos, sentido común en una organización federada importante como la andaluza.

Fuentes susanistas consultadas restan importancia a estas disensiones en público y defienden “el derecho y la obligación” de la presidenta andaluza a pronunciarse sobre aquellos asuntos que afecten, directa o indirectamente a los andaluces. Y, de paso, recuerdan que fue Pedro Sánchez, a la hora de repartir el poder en el partido, quien dio la primera señal sobre una integración imposible y, por tanto, no deseada por el nuevo SG. También desmienten que los diputados andaluces que no secundaron la disciplina de voto la pasada semana en el Congreso junto a Soraya Rodríguez – Gregorio Cámara, Antonio Pradas y José Juan Díaz Trillo– no actuaron “bajo ninguna directriz desde Sevilla”.

La única conclusión a todo esto es que Pedro Sánchez tiene mucha más paciencia que Susana Díaz y aguanta los golpes como si no los recibiera. La pregunta es ¿hasta cuándo?

 

*Pepe Fernández es Periodista. Editor de Confidencial Andaluz.

@Pepe_Fdez