La localidad almeriense de Albox sigue sumida en una crisis política motivada por la delictiva actuación del exalcalde socialista Rogelio Mena y gestionada por la dirección provincial del PSOE de Almería.
Rogelio Mena Segura, además de ser alcalde de Albox, era uno de los puntales del socialismo almeriense.
Fue portavoz en la Diputación y Secretario de Ideas y Programas de la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE-A, propuesto por José Luis Sánchez Teruel a Susana Díaz en el congreso regional de Granada. Paralelamente a su carrera política, Mena ha sido sindicalista de UGT donde ha llegado a dirigir uno de los sectoriales del metal.
La última decisión relevante que han tomado los tribunales en Granada consiste en la anulación legal del pleno municipal donde se procedió a la elección de nueva alcaldesa que sustituyó a Mena, votada por el equipo de concejales que permanecieron junto a Rogelio Mena tras su condena e inhabilitación, dándose de baja todos ellos en el PSOE.
Claro que esas bajas, una pantomima autorizada por el Secretario General del partido en Almería, se les ha vuelto en contra. Y aún permaneciendo embozados en la disciplina política del PSOE, los concejales de Albox del equipo de gobierno (hoy ilegal) formalmente firmaron la baja del partido. No sabían que el no integrar oficialmente el grupo por el que fueron elegidos les convertía en algo raro desde el punto de vista jurídico. Y, desde luego, si posibilidades de elegir o ser elegidos. Pero ellos, convencidos de que Mena iba a quedar absuelto por los tribunales, les dijeron desde Almería que iba a ser algo temporal, de tal forma que todo iba a resultar un paripé para engañar a la opinión publica, a la prensa, pero especialmente a la dirección regional socialista en la lejana Sevilla liderada por Susana Díaz.
La decisión del TSJA , conocida en estos días, viene a poner nuevamente sobre el tapete el caso de Albox, uno de los conflictos políticos ( y de corrupción) que Susana Díaz ha ido siguiendo desde sus inicios aunque no haya acertado en las medidas adoptadas a la vista de los resultados judiciales y politicos.
Cuando el PP de Albox denunció al entonces alcalde socialista porque no les entregaba una documentación reiteradamente solicitada y los tribunales imputaron a Mena, la presidenta de la Junta definió el problema como “una pelea de pueblo por dos o tres papeles”. Parece que no sabía en esos momentos la presidenta que lo que interesaba no eran unos papeles en sí, sino su contenido que, según la oposición, desvelarían una trama de corrupción organizada en la localidad y bajo mando socialista.
Digno de una novela de Chirves
En esta historia, según se ha ido conociendo, hallarán concentrados todos los ingredientes de la más absoluta desvergüenza política de un puñado de personajes que, al amparo del puño y la rosa, han estado haciendo mangas y capirotes con el presupuesto público que han controlado. En la actualidad la Justicia sigue investigando muchos de esos casos ya que, al final, se pudo demostrar que las sospechas de la oposición tenían credibilidad para jueces y fiscales. Al final los documentos tan celosamente ocultados por Mena a la oposición acabaron apareciendo, constantandose una evidente falsificación de documentos públicos, algo que acabará determinado el juez que mantiene imputados a un puñado de personas entre funcionarios, empresarios y políticos.
Desde falsificar concursos de adjudicación de obras millonarias para los amigos o familiares a escandalizar al pueblo don Rogelio echándose una novia en Madrid, viajando constantemente con cargo al Ayuntamiento, para finalmente fichar a la nueva compañera como asesora municipal, pagándole 3.500 euros mensuales, más las dietas de desplazamiento desde Madrid y alojamiento en Albox.
Todo ello sucede mientras que el alcalde sindicalista recortaba la plantilla municipal para aligerar el gasto, despidos por cierto que ha ido perdiendo uno a uno en las instancias judiciales laborales.
Ratificada la sentencia condenatoria contra Mena por la Audiencia provincial de Almería, todo se precipitó en Albox. De tal forma que la dirección provincial del PSOE, a través de Adela Segura, Secretaria de Política Municipal con funciones arrebatadas a Organización, ideó un enjuage recurriendo a los compañeros que, formalmente, ya no militaban en el PSOE pero seguían siendo de la familia. De hecho la exmujer de Rogelio Mena era la nueva Secretaria General de la agrupación local de Albox.
Todo quedaba en casa. Fue cuando el partido recupera aparentemente la alcaldía, como si nada hubiese pasado. Y sucede en un pleno plagado de irregularidades que la oposición denuncia ante los tribunales. Fe tal la tensión en aquel acto institucional que del mismo salió muy tocada la Secretaria Municipal, persona que se había distinguido en los últimos años como fiel cumplidora de la Ley, con enfrentamientos muy notables con el alcalde condenado.
En resumen. El PP ha ganado las elecciones del 26J también en Albox; el ayuntamiento tiene que volver a celebrar pleno y ajustar la nueva elección a la Ley y el PSOE ha empezado a perder influencia en una comarca que históricamente controló. Mientras, la Justicia, indaga sobre el contenido de los “dos o tres papeles” que minimizó en su día Susana Díaz. A la presidenta y máxima dirigente del PSOE-A le ha faltado el coraje político para atajar, desde el principio, una sangría en la zona de incalculables consecuencias electorales.
Si algo ha tenido que aprender Susana Díaz de lo que le ha pasado a su partido en Albox, ha sido confirmar el motivo por el que el PSOE no gana nunca en Almería. La estructura del partido no funciona, prima el clientelismo barato y cutre, el premio al que aplaude y castigo al que vale porque es capaz de pensar por sí mismo. Y a muchos de los que aplauden se les tolera y protege cuando son pillados con las manos en la caja de los ciudadanos. Ese es el lodo generados por los “tres papeles” de Albox.
La presidenta de la Junta nunca podrá negarme que desde el principio supo el trasfondo de lo que ocultaban esos dos o tres papeles en Albox. Tuvo, por tanto, tiempo más que suficiente para informarse a fondo y actuar. Por lo que parece su error ha consistido en hacer caso – ¿por estrategia política? – a la versión que le ha trasladado en estos años José Luis Sánchez Teruel, más o menos lo mismo que le sucedió con la agrupación de Carboneras apoyando no demoler el Algarrobico frente a su decisión de derribarlo y restaurar la zona.
Pero en el fondo de todo no convendría olvidar un detalle fundamental para comprender qué le sucede al PSOE de Almería. Increíble pero muy simple: sigue funcionando igual que cuando lideraba el partido Martín Soler. En muchos casos permanecen las actitudes y comportamientos y en otros el llamado “martinismo” sigue incrustado hasta el tuétano de la administración periférica de la Junta en la provincia. La única diferencia detectable es la que existe entre el exalcalde de Chirivel, Sánchez Teruel y Martín Soler, un hombre, recordemos, que llegó a estar en la terna para sustituir a Manuel Chaves a propuesta del partido, frente a Mar Moreno (Zapatero y Zarrías) y Pepe Griñán candidato del presidente y secretario general del PSOE-A que se iba a Madrid.