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#SusanaPapers

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Pepe Torrente

Cuando los chicos de la Junta de Andalucía deciden aventar aquello que les pueda comprometer en la Tierra (o no), no encuentran mejor decisión que la de quemar los documentos que posiblemente más les estorban en el ático de sus fullerías. No ven otro camino que aquel que les llevó a su viernes de ceniza, en edición especial contra incendios y espías anti régimen. Aunque estemos ya en tiempo de Pascua de Resurrección, esperando el domingo de Pentecostés.

Quemar lo que presuntamente molesta, ávidos de fuego para no dejar pista ni huella sobre la que montar su propio escándalo, es una vergonzante forma de quitar la prueba, no ya del presunto delito, sino de la ubicación infiel en el largo trámite de informes y aprobaciones inocuas o inservibles. Es el tiempo de construir excusas, de evadir la culpa al espacio infinito a través del humo que evapora la huella de la impía mácula.  #PanamaPapers les ha alertado. 

En el descampado, allí donde más se viera, sin ánimo alguno de ser mal visto, la yesca prendió los papeles, y el humo hará imposible al buscador más avezado dar con ellos.

El fuego, que sirviera la inspiración de Falla para urgir al tiempo y al aire en compañía del agua, unido al ritmo impresionante de su zíngara danza, celeste y ocre de formas tales, forma hoy parte protagonista entre el deslinde político y la responsabilidad in vigilando de infieles documentos que repletan de porqués esta burocracia que nos atribula tanto. Somos todos mortales y pagadores del convite, de esta llama purificadora, pues para tal fin hemos puesto los impuestos al servicio de la purificación del régimen, el que nos limpia de impurezas los archivos y las archivas.

En el descampado, allí donde más se viera, sin ánimo alguno de ser mal visto, la yesca prendió los papeles, y el humo hará imposible al buscador más avezado dar con ellos; ni al pirata más rey del gremio, el más hábil en el arte de hackear, encontrar la firma del expediente marcado, esa que los pusiera de colorados como las tejas de su chamizo. Qué más da si los ven, si el anagrama oficial del vehículo les da el salvoconducto de su eterna gracia. Si son de la Junta de Andalucía, no puede ser malo. Inoculados como nos tienen, acostumbrados a hacer y deshacer, a inventar ERE´s y cursos de formación ficticios, a trenzar remolinos con el aire de sus soplos, que más les iba a dar quemar al aire libre, que hacerlo en la cueva de sus razones.

Nadie va a pensar que el fuego pueda ser malinterpretado. Aquí nadie puede malinterpretar a la Junta, está prohibido desde que el PSOE llena de ditirambos el ocio de la duda. Quien use dudas, aquí, se someterá a la disciplinada voz del silencio informativo, nada más osar o atreverse. Y así vamos, unos quemando lo que les estorba, otros esperando que no sean ellos los próximos en ser quemados. Andalucía, la nuestra. Andasulía, que diría don Manuel, el del bombo y el platillo.