Carles Puigdemont

La actividad letrada de Boye llega a inmigrantes, muertos y vivos, en lugares muy alejados de Bruselas, Alemania y Córcega, donde los abogados no percibimos honorarios.

Más que mandarlo a la trena / Para que purgue su falta / Yo le haría desfilar / Junto a las Fuerzas Armadas.

Mal rueda la maquinaria del Tribunal Supremo y del servicio jurídico del Estado. Rematadamente mal. Abochorna.

Exilio del gobierno del Estado el que protagonizó ayer un ministro con entorchados de vicepresidente.

Y, mientras tanto, el sanchismo y ERC prosiguen negociando lo innegociable, para investir a Sánchez como presidente del Gobierno.

La situación está tan bloqueada que no merecería ser comentada, si no fuera porque se avecina una nueva tormenta catalana.

Puigdemont y sus seguidores democratas harían bien en recitarse a diario que no vale en Europa ‘Quod principi placuit legis habet vigorem’.

Quien se salta la Ley o incita a otros hacerlo no es un demócrata y debe ser procesado por ello.

Don Pablo es hoy la más corajuda y genuina representación del estado de derecho.

Una nueva exhibición de la ya célebre democracia sucesoria a la catalana (Pujol designó a Mas; éste a Puigdemont; y éste, a su vez, a Torra).