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Todos callan menos Teresa, que debería

Benito Fdez 2
Benito Fernández

Debe de ser porque el foco de la atención mediática está centrado en las interminables negociaciones para formar ese Gobierno que nunca llega por más empeño que le ponga Pedro Sánchez, pero el caso es que aquí, en Andalucía, se ha impuesto desde hace unas semanas el silencio de los corderos.

Apartada Susana Díaz de motu propio, autoexcluída de la lucha interna por el poder en su partido en espera de ese Congreso que pondrá las cosas en su sitio, nadie suelta prenda para no ser cogido en cualquier renuncio: Los socialistas callan para evitar que la crisis latente pase a mayores; los populares también callan porque tienen mucho que callar y cada vez que habla alguno es para meter la pata; a los muchachos de Ciudadanos se les ha quedado cara de tontos con ese papel mojado en el que se pueden convertir sus acuerdos con Sánchez; y los de Podemos, que no se suelen callar ni debajo de agua, han optado por no remover mucho el patio para no abrir aún más la brecha surgida entre Iglesias y Errejón que pone al descubierto que ese bloque monolítico del ideario progresista no es tan monolítico como aparenta cuando el líder se convierte en un dictador a la venezolana y cercena la cabeza de todos aquellos que no comparten sus ideas.

El caso es que por aquí abajo, al sur de Despeñaperros, se ha impuesto la ley del silencio. Callan ante el juez los altos cargos imputados, perdón, investigados, en el fraude de los EREs, calla la Junta de Andalucía a la hora de facilitarle al Parlamento la documentación de los falsos cursos de formación,  calla el ex alcalde de Punta Umbría, Gonzalo Rodríguez Nevado, ante la Comisión de investigación parlamentaria cuando le preguntan cómo financió con las subvenciones de esos cursos una tonelada de aceite, mantelerías, casi cien kilos de pescado y otros tantos de carne y 1.800 euros en bebidas alcohólicas que surtía el restaurante de su propiedad, callan los consejeros del Ejecutivo porque no tienen nada que decir de su fallido año de gestión, calla Susana en espera de que le llegue su momento de dar el salto a Madrid, calla Juanma Moreno, el líder el PP-A, porque está mejor callado que soltando las chorradas que acostumbra a decir en sus habituales comparecencias y ruedas de prensa de los fines de semana, calla Juan Marín el hombre de Albert Rivera en Andalucía, porque teme que su jefe le obligue a romper el chollo del pacto con Susana si Sánchez rompe en Madrid el acuerdo con Ciudadanos para firmar finalmente con Podemos, y para una que habla debería quedarse mudita. Tendría que callarse un poco más la secretaria general de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez antes de comparar al cafre del camarada jiennense Andrés Bódalo, condenado por agresión, con el poeta Miguel Hernández. Todos ellos callan mientras el país se ha convertido en una jaula de grillos que nos quita el sueño a todos los ciudadanos. Y, visto lo visto, están mejorcito callados que metiendo palo en candela. Decía el gran Pablo Neruda aquello de “me gustas cuando callas porque estás como ausente” y ausentes están en estos momentos todos los líderes políticos andaluces en espera de lo que hagan sus jefes en Madrid.

Los socialistas callan para evitar que la crisis latente pase a mayores; los populares también callan porque tienen mucho que callar y cada vez que habla alguno es para meter la pata; a los muchachos de Ciudadanos se les ha quedado cara de tontos…

Ello da una idea de lo poco que pintamos en estos momentos. Ahora quienes parten el bacalao de la política española son madrileños, barceloneses o gallegos y los andaluces hace tiempo que hemos pasado a un segundo plano. Estamos de capa caída y, si exceptuamos a Susana Díaz cuyo futuro aún está por desvelar, hasta comprobar si se decide a dar el salto a Madrid y plantarle cara a Sánchez el resto de líderes andaluces son un cero a la izquierda, unos mindundis colocados a dedo que pintan poco o nada en las decisiones que adoptan las ejecutivas nacionales. No me extraña por lo tanto sus clamorosos silencios a la hora de  aportar fórmulas capaces de revitalizar sus respectivos partidos políticos. Habrá que esperar que surja una nueva generación, similar a la de Felipe González, Alfonso Guerra, Julios Anguita o Javier Arenas, que refleje el peso específico que esta comunidad debería tener en el panorama político nacional. Mientras tanto, ya saben, ajo y agua y tragar con lo que nos venga de más allá de Despeñaperros.

P.D.-A todos aquellos lectores que seguían mis artículos en mi página de Andalucía Crítica les doy la bienvenida a esta nueva web que acertadamente dirige Pepe Fernández. En ella podrán continuar leyendo mis puntos de vista sobre la política andaluza y sobre los diversos aspectos que marcan nuestra sociedad. Y, si el jefe lo permite, trataré de ampliar mi colaboración en el Confidencial Andaluz duplicando el número de colaboraciones semanales. Bienvenidos todos a este nuevo soporte digital que espero soporte lo máximo posible las presiones y las vicisitudes que rodean a casi todos los medios de comunicación.