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Entre todos la creamos y ella sola se endiosó

Benito Fdez 2
Benito Fernández*

Me hacen gracia todos aquellos que ahora se rasgan las vestiduras por lo que está ocurriendo en Cataluña. Porque da la casualidad de que muchos de ellos han colaborado, y mucho, en alentar la tensa e irreversible situación en la que nos encontramos. Y no vale mirar para otro lado. Todos, desde el franquismo a la UCD, pasando por el PP, PSOE, IU, CiU, ERC, PNV, incluso hasta los nuevos partidos llegados en la última década como Podemos o Ciudadanos, se han esforzado en mayor o menor medida en alimentar ese monstruo independentista y cateto que amenaza con devorar de un bocado cinco siglos de historia común.

 

Resulta evidente que el auge progresivo del nacionalismo catalán o el vasco en los últimos años se debe, sobre todo, a la dejación de funciones que el Estado de las autonomías ha hecho con la Educación o la Sanidad. Ha sido ese uno de los grandes errores del Estado autonómico que puso en marcha la UCD con las deseada descentralización. Una cosa era ceder competencias estatales en materias menores como Agricultura, Ordenación del Territorio, Cultura, Vivienda o tributos locales, y otra muy distinta renunciar a la formación de nuestra juventud, dejando en manos de nacionalismos endogámicos, catetos y excluyentes el futuro de este país todavía llamado España. Que su tarjeta sanitaria del Servicio Andaluz de Salud no le sirva más allá de Despeñaperros para que le receten medicinas como si ir a Madrid o a Bercelona fuese acudir al extranjero es una incongruencia que clama al cielo. Siendo ésto malo, lo más grave y lo que puede marcar el futuro de España es el asunto de la Educación.

En estos momentos en los que internet ha derribado los muros fronterizos, acotar la educación y la cultura en límites geográficos muchas veces inventados es un sinsentido y, por qué no, una absoluta gilipollez más propia de ombliguismos decimonónicos.

 

No hay que irse muy lejos para comprobar el grado de degradación en que ha caído el nivel educacional de nuestros hijos en las dos últimas décadas. Vean los libros de sus tiernos infantes, pregúntenles cuestiones de cultura general, de literatura, de arte, de historia, de geografía que se salgan de las fronteras de Andalucía y comprobarán la total ignoranciá en la que están sumidos. Y eso ha ocurrido y ocurre en las diecisiete comunidades autónomas que conforman el Estado español. Y no sólo eso, que ya de por sí es grave, lo peor es la manipulación de los hechos, la degradación, tergiversación y deformación interesada de fundamentales acontecimientos históricos con los que se les lava el cerebro a las nuevas generaciones con el fin de acomodarlas a los ridículos proyectos nacionalistas que mantienen sus autoridades políticas para mantener unos privilegios que se han ganado engañando al personal.

 

Su hijo, andaluz, es posible que sepa mucho de Abderramán I, de García Lorca o de Blas Infante, pero desconoce quien fue Jaime I el Conquistador o Salvador Dali, al igual que un niño catalán se conocerá al dedillo la biografía de Tarradellas, Companys o Antoni Gaudí, pero le sonará a chino que le hablen de Trajano, de los hermanos Machado, de Pizarro o de Hernán Cortés. Lo mismo les ocurre a los alumnos gallegos, asturianos, cántabros, aragonenes, valencianos, madrileños, castellanos, riojanos, vascos, murcianos o extremeños. Sus culturas se limitan a unas imaginarias y artificiales fronteras ideológicas que hace tan solo medio siglo no existían. En estos momentos en los que internet ha derribado los muros fronterizos, acotar la educación y la cultura en límites geográficos muchas veces inventados es un sinsentido y, por qué no, una absoluta gilipollez más propia de ombliguismos decimonónicos.

 

Extienda este ejemplo a todas y cada una de las diecisiete comunidades autónomas españolas y verá como se ha conformado ese mosaico de ignorancia en el que las teselas bailan solas e indenpendientes al son de execrables intereses políticos y económicos. Esa limitación cultural más que pensada y llevada a cabo por cierta clase política para beneficiar sus propios intereses es la que está cercenando de raíz y acotando hasta límites increíbles la identidad de todo un pueblo, el español, cuya dilatada y envidiada historia ha sido ejemplo para muchos países del mundo.

La semilla sembrada, permitida por todos y alimentada con odios inventados ha brotado con fuerza y no hay herbicida que la controle.

 

El grave problema al que nos enfrentamos todos aquellos que consideramos como una idiotez los nacionalismos excluyentes es que el proceso de manipualación educativa llevado a cabo por muchas autonomías en los últimos treinta años es practicamente irreversible. La semilla sembrada, permitida por todos y alimentada con odios inventados ha brotado con fuerza y no hay herbicida que la controle. Haría falta un gran pacto de los principales partidos para reconducir una situación que tiene pocas posibilidades de marcha atrás. Y cuidado porque esta misma semilla podria también crecer no sólo en las comunidades que Pedro Sánchez califica como históricas, sino en todas y cada una de las regiones de España conduciéndonos a un cantonalismo demencial y trasnochado que los españoles ya sufrimos durante la I y la II Repúblicas. Un cantonalismo que, desde luego, no se combate con pamplinas como la de no consumir productos de otras regiones y marcas que apoyen los nacionalismos de uno u otro signo. En una sociedad global como la nuestra, esas medidas, por más demagógicas que sean, no conducen a nada. Así que si les gusta, siga dándoles Cola-Cao, a sus niños y déjese de vengativas e impropias historias que circulan por internet.

 

 *Benito Fernández es Periodista.

@maxurgavo