Un año ya y nadie sabe nada del misterioso burofax del PP a la Fundación Cajasol (I)
Publicaremos el texto íntegro del famoso burofax donde un vicepresidente hace afirmaciones dignas de una investigación parlamentaria (o de la otra).
Esta semana, el día 28 a las once de la mañana, se cumplirá un año exacto de la entrada de un burofax en el Registro Oficial de la Consejería de Economía, Hacienda y Administración Pública en Torre Triana, la carísima (y polémica) obra de Francisco Javier Sáenz de Oiza.
Llegaba el documento a ese importante departamento de la Junta de Andalucía por vía segura, burófax con todos sus avíos, ya que es el propio titular de la consejería, en este caso era el ex rector de la Universidad de Sevilla Antonio Ramírez de Arellano, quien como consejero presidía el superpatronato de fundaciones que operan en el territorio andaluz heredado de las cajas de ahorro, bajo el nombre de Protectorado y Registro de Fundaciones. Es obligación de este organismo, que antes tuteló María Jesús Montero como consejera de Hacienda, fiscalizar el manejo económico de las fundaciones bancarias andaluzas, las heredadas de las desparecidas cajas de ahorro, sus dineros, inversiones y funcionamiento. No es justo comprobar como al amparo de unas instituciones aparentemente públicas, una espesa niebla se ciña a la hora de conocer su gestión con la transparencia debida. En este caso de Cajasol andan cortitos de claridad y entre las bambalinas se intuye lo que más bien parece un ‘mercado persa’ que diría Susana de favores personales y políticos como se verá. La colocación de familiares o amigos, con buenos sueldos a costa de la Fundación, es quizás el pecado más venial de los denunciados desde dentro de la propia entidad que un día no muy lejano se tragó otra fundación patrimonialmente mucho más rica. Con ninguna colocación de personal se da puntada sin hilo en este escenario, todas tienen un por qué y un mire Ud. por dónde.
Como fondo a todo este asunto, buscando y buscando, hallaremos el conjunto de males, rayando la corrupción política (y seguramente de la otra), que rodean ese submundo de las fundaciones semi/bancarias que nadie parece controlar.
Muchas veces son auténticos brazos económicos de determinadas operaciones políticas, empresariales, de sindicatos de intereses o simplemente personales. O los miembros del Protectorado de Fundaciones en Hacienda mantienen una actividad muy discreta, sin que sus trabajos salten a la opinión pública como sería lo lógico o por el contrario podemos pensar que pasan olímpicamente del cumplimento de sus obligaciones de control de las fundaciones bancarias andaluzas.
El documento iba dirigido a Antonio Ramírez de Arellano y anduvo perdido meses por extraños recovecos de la macro Consejería. El propio Arellano reconoció que el burofax enviado por un alto cargo de la Fundación Cajasol se había quedado atrancado o extraviado en la Secretaria General Técnica, por cierto, ocupada entonces por un ejecutivo, Fernando Casas Pascual, que ha seguido con vara de mando con el bipartito, cuota naranja al frente de IDEA. Casas Pascual tiene con fama de ser un buen funcionario de la administración y es un viejo conocido del Sr Pulido por los pasillos de Cajasol.
Durante el verano del 18 el burofax que remitía y firmaba el vicepresidente de la Fundación Cajasol, Marcos Contreras (cuota del PP), llega pidiendo amparo al Protectorado ante la supuesta ocultación de información vital e importante desde diversos puntos de vista. Por ejemplo, la gestión del patrimonio de la entidad, lo que queda de la herencia del expolio de las cajas andaluzas, actualmente dirigida y controlada con escasa transparencia según expresa por escrito el número dos de la entidad en su denuncia de hace doce meses.
Pasó el verano del 18, llegó el otoño y también un inesperado adelanto electoral porque a Susana le salió ‘delarma’, sin oler como soplaba el viento a favor de su odiado enemigo Pedro Sánchez. En el documento denuncia firmado por Marcos Contreras se solicitaba una serie de documentación que avalase el día a día de la gestión de Antonio Pulido Gutiérrez y sus más cercanos colaboradores en la Fundación y en los satélites que rodean los restos del imperio que un día fue de El Monte y la Caja San Fernando. Le pedía al Protectorado esa documentación vital y clarificadora porque Antonio Pulido se había negado a facilitarla.
Ni que decir tiene que Arellano nunca contestó al burofax, protagonizando un cutre mareo de perdiz con medias verdades y ciertas dosis de zafiedad. Él se mantuvo fiel a la linea oficial de la era Susana con respecto a Pulido. ‘Ese es un asunto personal de Susana’.
Marcos Contreras se movió ante la Junta contando en todos sus pasos con la opinión del PP, el partido que le había puesto en Cajasol y en concreto el entorno del propio Moreno Bonilla, pero también lo hizo para activar su botón del pánico para el caso de que el ‘Caso Cajasol’ estallase tras previsibles auditorias de por medio, obligatorias en base a la información que el aportaba. Además, sus responsabilidades jurídicas como miembro del Patronato de Cajasol, también llegaron a pesar e inquietar a Contreras que, denunciándolas por escrito ante el Protectorado, quedaba automáticamente descontaminado y fuera de los posibles tejes y manejes denunciados, todos ellos por contrastar aún documentalmente.
En esta misma página podrán leer en la siguiente entrega, mañana martes, por vez primera, el contenido íntegro del famoso burofax y cada lector puede sacar sus propias conclusiones respecto a lo que pueda estar pasando en una entidad teóricamente de todos. Al menos esa parece que era la situación hace un año, ayer mismo.